Al final de la escapada las fugitivas no se topan con un muro, sino con un horizonte que se abisma, infinito, pétreo, exhibicionista como solo la naturaleza puede ser, una invitación a dejar todo lo malo atrás. Creen que es el Gran Cañón , y en realidad no lo es, pero el cincel sí es el mismo. «Vale, Louise, escucha. No nos dejemos coger…».—¿Qué quieres decir con eso?—Sigamos adelante.—¿A qué te refieres?(Thelma señala el sobrecogedor paisaje con el mentón) «¡Vamos!».—¿Estás segura?—Sí.Ese beso final en la boca antes de pisar a fondo el acelerador del Ford Thunderbird del 66 es el beso de todos. No vemos a las amigas estrellarse en el precipicio; las vemos volar libres. La escena fue filmada en Fossil Point, cerca de Dead Horse Point, puerta de entrada a Canyonlands , un extraordinario parque nacional que cumple ahora 60 años. Gran parte de ‘Thelma y Louise’ (1991), el clásico de Ridley Scott, fue rodado en los paisajes abiertos, desérticos y salvajes de Utah, en el entorno de Canyonlands y Arches (su espacio natural casi gemelo). De hecho, existe una ruta por carretera a través de los escenarios icónicos de la película.Noticia Relacionada GÖBEKLI TEPE reportaje Si Así construyó el ser humano su primer templo hace 11.500 años J. F. Alonso En el sureste de Turquía, pueblos nómadas levantaron columnas con gran valor simbólicoEsta tierra de incontables cañones modelada por el río Colorado (que desde su nacimiento en las Rocosas no deja de crear prodigios, como el meandro de Horseshoe Bend y el famosísimo Gran Cañón ) regala al visitante, pequeño y pasmado, algunas de las cicatrices más monumentales del Oeste americano, con sus mesas azuladas, agujas, arcos, aletas de roca roja, acantilados, cráteres, laberintos y ‘buttes’ –esas colinas aisladas de pronunciadas laderas que tantas veces filmó John Ford en sus wésterns, sobre todo en Monument Valley–, decorados de una tierra antigua que te roban el alma, que se quedan para siempre con una parte de ti. No es malo el intercambio, ya que uno experimenta en estos lugares un satisfactorio sentimiento de pertenencia, y ya nunca se va. Como dejó escrito el naturalista y explorador John Muir , el primer ecologista moderno, artífice de la salvación del Oeste para las generaciones futuras, «los ríos no fluyen más allá, sino a través de nosotros, estremeciendo, hormigueando, haciendo vibrar cada fibra y célula de la sustancia de nuestros cuerpos, haciéndolos deslizarse y cantar».Museos naturalesLa meseta del Colorado alberga la mayor concentración de parques nacionales de Estados Unidos. El río, antes de darse celebridad en Arizona con el Gran Cañón, cruza el estado de Utah y esculpe, con ayuda de sus tributarios, las impresionantes rasgaduras de Canyonlands, donde la sucesión de desfiladeros se pierde hasta la línea del horizonte. Paisaje erosionado, irreal, que remite a un tiempo sin nosotros, con fuerzas gigantescas e incontrolables campando a sus anchas, riéndose del tiempo, porque disponen de una eternidad para pintar ese lienzo, para hacer esos profundos arañazos en la tierra. Canyonlands –creado el 12 de septiembre de 1964– forma, junto a Yosemite , Yellowstone , el Gran Cañón, Acadia y tantos otros espacios naturales imponentes el elenco de los particulares museos del Prado y del Louvre, las catedrales góticas de la vieja Europa, las pirámides del aún más viejo Egipto o la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida chinas con los que la joven América puede competir en maravillas con el resto del mundo.«De todos los caminos que tomas en la vida, asegúrate de que algunos sean de tierra». Siguiendo este consejo del sabio Muir llegamos al mirador de Grand View Point Overlook, en el sector de Island in the Sky , donde es posible reinterpretar el concepto del espacio. Es ahí donde el río Green se encuentra con el Colorado después de haber hecho su parte. Esta mesa de cima plana situada a casi 2.000 metros de altura cae precipitadamente por todos lados, brindando unas vistas fascinantes. Las montañas Henry se enmarcan en el oeste, y las de La Sal (que alcanzan los 3.870 metros) se levantan en el este. A nuestros pies, aquí y allá, los cañones parecen la huella de los dedos de una mano dejada por un titán en un tiempo fuera de nuestra comprensión. Mesa ArchUna característica no menor de estos parajes es su escaso tráfico humano si lo comparamos con los atestados miradores del Gran Cañón –si bien es cierto que en todas partes hay caminos no trillados y horas que no son punta–. El lugar que suele estar más concurrido en Canyonlands es Mesa Arch , protagonista de tantos fondos de escritorio. El amanecer es una buena apuesta: el arco brilla con un rojo intenso y, a través de él, como si fuera el marco de un cuadro, los pináculos y ‘buttes’ nos regalan una de las fotografías de nuestro viaje.Al sur, visible en lontananza desde el citado Grand View Point Overlook, se extiende The Maze , un gigantesco laberinto de escarpados, profundos y coloridos cañones, algunos de ellos completamente inaccesibles, una reserva de auténtica naturaleza salvaje, paraíso para ‘trekkers’ donde no conviene aventurarse frívolamente. Es preceptivo recorrer sus rocosos caminos en vehículos 4×4 fiables y, a ser posible, con conductores experimentados: la oferta de rutas guiadas en Moab, la localidad lanzadera para los cercanos parques nacionales, es abundante. Por cierto aquí tiene su sede la comisión de cine más antigua del mundo, The Moab to Monument Valley Film Commission , que cumple 75 años en 2024 y ha supervisado la producción de muchas películas filmadas en la zona.Arriba, la descarnada tierra de cañones que se extiende en el sector Island in the Sky. Abajo, uno de los miradores naturales de Dead Horse Point M. A. B.El tercer distrito de Canyonlands, The Needles , situado en la esquina sureste, proporciona una experiencia completamente nueva al visitante, hasta el punto que podría pensar que está en un parque nacional diferente. Recibe su nombre por las agujas de arenisca naranja y blanca esculpidas por el viento, el hielo y la lluvia que surgen del suelo del desierto. Recuerdan a los famosos ‘hoodoos’ o chimeneas de hadas del Bryce Canyon , otro fascinante espacio natural de Utah. Parecen las agujas que hacen los niños en la playa dejando caer la arena húmeda poco a poco con el puño cerrado, pero estas pueden alcanzar la altura de un edificio de 10 plantas. Las rutas de senderismo ofrecen diversas posibilidades, desde ‘loops’ para todos los públicos hasta largas caminatas de un día e, incluso, experiencias nocturnas. Las recomendaciones sobre ropa, calzado, aprovisionamiento de agua y alimento y previsión meteorológica (poca broma con las tormentas) no son triviales, y en caso de duda siempre habrá un amable ‘ranger’ en el centro de visitantes al que pedir consejo.A la caída del sol el tinte de la arquitectura de Canyonlands se enciende hacia tonos más rojizos y los contrafuertes y arbotantes elevan su magia. Desde sus caminos y miradores hemos sido apenas un parpadeo dentro de una edad geológica. Observando ese poema granítico recordamos, una vez más, la voz de John Muir, a su vez poeta y vagabundo: «La naturaleza siempre está trabajando , construyendo y derribando, creando y destruyendo, manteniendo todo girando y fluyendo, sin permitir descanso, sino en movimiento rítmico, persiguiendo todo en una canción interminable de una forma hermosa a otra».Algunos de los cañones son inaccesibles M. A. B.Pistas1. Moab , situado 374 kilómetros al sureste de Salt Lake City, la capital de Utah, es el punto de referencia para visitar los distintos sectores de Canyonlands y de Arches (sería imperdonable no hacer este combo). Toda la información, aquí.2. La tarifa de ingreso a Canyonlands es de 30$ por vehículo privado para 7 días. Si planea conocer más parques (apunten estos nombres: Arches, Zion, Capitol Reef, Bryce Canyon, Grand Canyon) para completar los prodigios de la meseta del Colorado compensa pagar 80$ por un pase anual. 3. Los centros de visitantes de los parques nacionales de EE.UU. son imprescindibles para organizar nuestra agenda. Los ‘rangers’ son pacientes y amables y nos darán los mejores consejos. Hay folletos, mapas, libros y tiendas de recuerdos. 4. Los más aventureros tienen numerosas tentaciones : escalada en roca, descenso de cañones… 5. Para recorrer en el estado en Utah los escenarios donde se rodó ‘Thelma&Louise’ , la película de Ridley Scott, eche un vistazo a esta web, donde proponen una ruta tributo.
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