Los signos y síntomas causados por el cáncer de ovario son muy inespecíficos, y ese es el motivo por el cual, en la mayoría de los casos, se diagnostica en estadios avanzados.
Entre ellos se encuentran las molestias abdominales inespecíficas, la secreción vaginal, dolor o presión en el área pélvica, dolor abdominal o de espalda, sensación de hinchazón, molestias gástricas, pérdida de peso, cambios en los hábitos intestinales y una mayor frecuencia en el número de micciones.
Por otro lado, durante las revisiones ginecológicas, tras realizar una ecografía de la zona pélvica, también puede darse el caso de diagnosticar la presencia de un tumor ovárico en pacientes asintomáticas.
Ante la presencia de cualquiera de los síntomas descritos anteriormente, se debe acudir al médico. Pero probablemente, el mejor consejo es realizar revisiones ginecológicas rutinarias para poder detectarlo en estadios iniciales.
Según explica la Dra. Berta Díaz, ginecóloga responsable de la Unidad de Ginecología Oncológica en Women’s CD de Clínica Corachan, “la prueba confirmatoria del diagnóstico de cáncer de ovario es la biopsia del mismo, que solo puede realizarse mediante una intervención quirúrgica”.
No obstante –señala-, “cuando existe la sospecha de la presencia de un cáncer de ovario, debe realizarse una ecografía transvaginal, ya que es el método mediante el cual puede visualizarse claramente la presencia de ovarios aumentados de tamaño o tumorales.
Posteriormente, para evaluar su extensión, previo a la realización de la intervención quirúrgica, deben realizarse pruebas de imagen como son la tomografía computerizada o escáner y/o la resonancia magnética para poder evaluar todo el abdomen. La medición mediante una analítica en sangre de los marcadores tumorales, que son substancias que circulan en sangre normalmente y que pueden, aunque no siempre, hallarse elevadas en la presencia de cáncer de ovario, también puede ayudar a valorar el caso”.
El cáncer de ovario, en datos
En España se diagnostican unos 3.200 casos al año de cáncer de ovario, aproximadamente 5 casos por cada 100.000 habitantes. Se trata de una enfermedad poco frecuente, pero, por otro lado, por encontrase en la mayoría de los casos en estadios avanzados, presenta una mortalidad muy elevada.
La tasa de supervivencia depende de si la detección del tumor se realiza cuando este se encuentra localizado dentro del ovario o se ha propagado fuera de los ovarios de forma regional o de forma distante. Las tasas de supervivencia también dependen del tipo histológico del cáncer de ovario (tumor invasivo epitelial, del estroma o de células germinales).
Factores de riesgo y cáncer de ovario hereditario
Entre un 5 y un 10% de los casos de cáncer de ovario son hereditarios.
Los genes asociados al cáncer de ovario hereditario se llaman BRCA1, BRCA2, MMR, RAD51 Y BRIP1. Ser portador de la mutación no significa que se vaya a desarrollar la enfermedad, ya que existen otros factores además del hereditario que influyen en su desarrollo, como son la nuliparidad -ausencia de partos-, la endometriosis, la menarquía –primera menstruación- prematura y la menopausia tardía.
El cáncer hereditario de mama y ovario está relacionado principalmente con los genes BRCA1 Y BRCA2, siguen un patrón de herencia dominante autosómico, es decir, 1 copia del gen se hereda de la madre y la otra se hereda del padre.
Por lo tanto, una persona cuyo padre o cuya madre presenta una mutación, tiene una probabilidad del 50% de heredar esa mutación. El hermano, la hermana, el padre o la madre de una persona que tiene una mutación también tiene una probabilidad del 50 % de haber heredado la misma mutación.
En el caso de antecedentes de cáncer de ovario en la familia, “existen pruebas genéticas que se realizan mediante un análisis de sangre, que permiten averiguar si una mujer es portadora de una mutación de los genes BRCA1/2. No obstante, no se recomienda realizar esta prueba en la población general”, puntualiza la Dra. Díaz.
Existen algunos criterios clínicos para realizar estos test genéticos en sangre que el médico especialista en genética valora antes de realizar la prueba. Por ello, antes de realizar el análisis genético, es aconsejable realizar una visita con el médico especialista en genética.
Las pacientes que han padecido un cáncer de mama tienen un mayor riesgo de presentar también un cáncer de ovario, especialmente, si se trata de un caso de predisposición genética hereditaria debido a mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.
Sobre si influye o no haber tenido hijos, en el cáncer de ovario, la Dra. Berta Díaz argumenta que “durante el embarazo, el ovario permanece en reposo y por lo tanto, no ovula. Si consideramos que la causa del cáncer de ovario podría ser la ovulación repetida, el tener hijos puede ser un factor protector, mientras que las mujeres que nunca se han quedado embarazadas podrían tener mayor incidencia de cáncer de ovario.
De todas formas, existen muchos otros factores concomitantes que influyen en la aparición de este tipo de cáncer, aunque ninguno ha podido demostrarse con exactitud”.
Tratamiento
En los estadios iniciales, tal como declara la Dra. Berta Díaz, “el tratamiento de elección es la cirugía y consiste en la extirpación del tumor y en la mayoría de los casos, del ovario. Tras la confirmación de la existencia de células malignas, a veces en la misma intervención o en un segundo tiempo, se realiza una cirugía mucho más extensa para extirpar el otro ovario, el útero y ganglios de la pelvis y la aorta, así como el omento o epiplón. Según la extensión de la enfermedad puede o no darse quimioterapia”.
En cambio, en los estadios avanzados, en la mayoría de los casos, “se combina la cirugía y la quimioterapia, en diferente orden, según el caso”, precisa la ginecóloga de Clínica Corachan.
La gran mayoría de cánceres de ovario se diagnostican por encima de los 45 años, siendo la edad media de diagnóstico entre los 61 y los 63 años. En los estadios iniciales es poco frecuente que vuelva a repetirse. En cambio, alrededor de un 70% de las pacientes diagnosticadas con cáncer de ovario avanzado pueden tener una recurrencia.
El estado de propagación del tumor condiciona de forma negativa la supervivencia de la paciente y eso depende del momento de detección de la enfermedad. Para clasificar la enfermedad se utilizan los estadios que van de 1 a 4, siendo el 1 de mejor pronóstico y el 4 de peor pronóstico por hallarse mayor diseminación a distancia.