El Girona salió dispuesto a mandar con balón, como lleva haciendo toda la temporada, y su plan tuvo éxito desde el primer minuto. El Valencia, por su parte, trataba de resguardarse atrás ante uno de los equipos más verticales de LaLiga y cazar algún contragolpe, y también los tuvo. La diferencia de calidad de ambos sobre el verde era notable y el dominio rojiblanco empezó a traducirse en sustos para Giorgi Mamardashvili. El primero, eso sí, llegó desde un lanzamiento lejano de Tsygankov que se estrelló con el palo.
Pasado el ecuador del primer acto, el partido se volvió loco en cuestión de cuatro minutos con dos errores clamorosos, uno de Dobvyk y otro de Canós, que ya había tenido en sus botas la más clara del Valencia minutos antes, y con el primer gol que desequilibró el marcador. En el minuto 31, el ‘killer’ del Girona y actual segundo máximo goleador del campeonato falló una de las ocasiones más claras que ha tenido esta temporada, un mal rechace de Mamardashvili que solo pedía un pase a la red, pero su disparo sin marca se marchó desviado. Fue el primer aviso serio y el único. Al siguiente minuto marcó Sávio, muy activo, tras un gran centro de Tsygankov. El asistente ganó línea de fondo y sirvió un balón magnífico a su compañero que solo tuvo que empujarla. El capricho del fútbol le quiso brindar al Valencia la oportunidad de volver a nivelar la contienda, pero Canós cometió un error casi tan grave como el de Dovbyk. El control del de Nules fue bueno, pero su disparo, mordido, fue malo y se estrelló con el palo. Con el 0-1 y el Girona dominando con balón, jugadores a vestuarios.
Perdonó el Valencia
Tras el descanso, los de Baraja salieron con hambre de empate y lo tuvo a las primeras de cambio con un remate de Alberto Marí que se marchó alto. Perdonó el Valencia, incapaz de salir del bloqueo mental y de juego en el que atraviesa. Un bloqueao que afecta tanto en ataque como en defensa. El equipo no tiene gol y ha perdido la solidez defensiva de la que presumía en el primer y segundo tramo del curso. Y volvió a ponerse de manifiesto en el minuto 58 en el gol de Dovbyk. EL Girona lo hizo muy fácil, demasiado, y el ucraniano solo tuvo que empujar el balón casi sobre la línea de gol en una acción muy parecida a la del 0-1 de Sávio. Desde luego el Valencia no corrigió sus errore durante el partido.
Con el 0-2 y el paso de los minutos, el bloqueo se convirtió en desesperación y el conjunto blanquinegro entró en esa fase en la que todo sale mal. Tanto fue así que llegó el tercer tanto visitante y llegó en un gol en propia de Yarek. Tsygankov, que hizo lo que quiso durante todo el partido, ganó por enésima vez línea de fondo y su centro no encontró a un compañero pero sí la fortuna de que una camiseta blanca la introdujo en su portería. Con el 0-3 algunos de los que sí entraron a Mestalla comenzaron a abandonar el estadio. Aún iba a empeorar más la película con el cambio de Gayà aparentemente por molestias. El capitán había entrado en el 61 y tuvo que ser sustituido 10 minutos después tras hacerse daño.
En el tramo final, los de Baraja se volcaron para por lo menos salvar el orgullo y un penalti cometido sobre Thierry permitió a Pepelu marcar su séptimo gol del curso y maquillar el marcador. Aún dispuso de alguna tímida ocasión más el Valencia en las botas de André Almeida y Peter Federico, pero no era el día, como lleva sucediendo en las últimas jornadas, de cara al gol. Pitido final, 1-3 y una nueva derrota en un día en el que lo verdaderamente importante no ocurrió dentro de Mestalla, sino fuera, donde miles de valencianistas se quedaron protestando contra Peter Lim y su gestión. En lo futbolístico, mal sabor de boca para cerrar la temporada en casa.