Polonia celebra este 15 de agosto el Día de las Fuerzas Armadas, con el que el país conmemora la victoria sobre la Rusia soviética en la batalla de Varsovia que tuvo lugar en 1920. En la previa de la final de la Supercopa, que se adjudicó el Real Madrid contra el Atalanta, desfilaban los tanques a toda velocidad por las calles de la capital. Un detalle sobresalía en estas moles: la pequeña bandera de Ucrania que salía de la escotilla. Reivindica la alianza con un país vecino y proclama la enemistad con el otro. Esa enseña tenía más valor que el resto del conjunto del carro de combate. Una figura similar es la de Jude Bellingham en el Real Madrid.
Hasta cuatro rivales encima de Bellingham
Tras lo visto en el primero de los siete títulos por los que luchará el Real Madrid esta temporada, el inglés va a ser el jugador imprescindible del conjunto blanco. Más incluso que Vinicius, un artefacto capaz de incendiar a cualquier rival por su cuenta y que provee de asistencias a cualquiera que siga sus instrucciones visuales. Bellingham va un paso por delante. Es el punto que permite la rotación ofensiva de las fuerzas armadas blancas. Durante gran parte de la final, Gasperini le mantuvo a raya con hasta cuatro jugadores encima. Pero a la hora de juego una arrancada del ‘5’ del Real Madrid rompió el partido para servir el primer gol de Valverde.
Los datos de Bellingham demuestran su incalculable valor en un equipo que durante la primera hora oficial de la temporada fue un galimatías táctico: hizo más remates que nadie (4), la mitad entre palos; generó ocasiones como ningún otro (3); lideró el apartado de pases completados en el último tercio (16); fue el que más regates ejecutó (5) e intervino sobre el resto en el juego (75). Y todo esto en apenas media hora, para sacar al Real Madrid de los 11 pivotes del atolladero. El conjunto blanco echó de menos a Kroos en la base del fútbol, hasta que aprendió a crearlo de otra manera.
Ahí fue clave la intervención de Ancelotti, que durante la primera parte recibió una llamada de auxilio de Vinicius, el único que parecía entender las debilidades del Atalanta. El equipo italiano llegaba al duelo con un vestuario partido y casi incendia al Real Madrid al aprovechar sus graves problemas en la salida de balón, donde Courtois era el valor más efectivo con balones en largo. Hasta que apareció el mejor Bellingham. Lo hizo con una versión distinta a la que mostró en un inicio fulgurante de la pasada temporada en la que se desató como goleador. Un derroche ‘box-to-box’ que no tenía nada que ver con lo que se había visto de él en el Borussia Dortmund. Terminó la temporada con unos números que no conocía desde su etapa de juvenil, cuando jugaba de delantero: 21 goles y 13 asistencias.
Menos goles, más juego: el nuevo Bellingham
Esta temporada sus números menguarán, porque el invento de Ancelotti para suplir a Benzema con un mediocentro llegador ya no es necesario. Ahora existe un goleador nato e innato a la vez, como Mbappé, dispuesto a pulverizar cualquier registro, como ambicionó tras ganar su primer título con el Real Madrid: “Si hay que marcar 50 goles, lo haré”. Bellingham no era un delantero al uso ni ahora tiene que ser el sustituto de Kroos, lo que necesita Carletto de él es eso, que sea Bellingham. Un jugador que, como él mismo analizó en rueda de prensa tras proclamarse el MVP del partido, pueda orbitar por la medular.
“El entrenador confía en mí para diferentes posiciones. Cuando hace falta, puedo ir más arriba y, cuando lo necesito, venir y ayudar en la elaboración. Afortunadamente, siempre estaré involucrado en ayudar al equipo a ganar y eso es lo más importante para mí”, dijo con la medalla de ‘supercampeón’ en el cuello, con la que también compareció Carlo Ancelotti. El orgullo de ganar un título, sea cual sea, en una temporada de siete trofeos (Liga, Copa, Supercopas de España y de Europa, Champions, Mundial de Clubes y Copa Intercontinental).
Porque el Real Madrid solo sobrevivirá a esta maratón de más de 70 partidos si lo gana todo. Es así de sintomático, si mira atrás habrá cientos de rivales deseándole una mínima derrota que se convierta en una crisis existencial para un equipo que viene de conquistar una Liga de 38 partidos tras perder solo uno de ellos. Pero algunos todavía recuerdan esa derrota frente al Atlético, el único que fue capaz de amordazar a un equipo que sin Mbappé o Endrick solo patinó con su rival en la capital, en Liga y en Copa.
Liberado de las molestias del hombro
“No me importa dónde jugar. Tampoco era realmente un delantero el año pasado. He caído un poco a la izquierda y me he movido sobre esa demarcación. El fútbol fluye y depende del equipo al que te enfrentes. Sé que es más fácil marcar goles si estás más cerca, pero lo que me hace feliz es ayudar al equipo”, reivindicaba desde la solidaridad Bellingham. Por muy grande que sea la constelación del Real Madrid esta temporada, el valor fundamental será el del apoyo mutuo. Jugar con red, saber que un compañero puede venir a la ayuda en un momento de aprieto o que puede poner el pase que tú no eres capaz de ver.
Como era de esperar, la Supercopa de Europa demostró que el único rival del Real Madrid es sí mismo. Por eso el ingenio natural de Bellingham será la base del septuplete, la obra magna del mejor equipo del panorama actual. La mejor muestra de por qué el interior, mediocentro o lo que el partido requiera es el jugador imprescindible de este equipo se plasmó en el primer gol de Mbappé como madridista. El británico puso el balón un paso por delante de donde estaba el francés. Le dio el espacio necesario para un remate que el ‘9’ domina como nadie. Bellingham le regaló la foto más plástica al galo.
Ahora bien, ¿cuál es la principal amenaza para Bellingham? La de todos sus compañeros. Una lesión que le deje fuera de juego y condicione, como sucedió la pasada temporada, el dibujo y la gestión de Ancelotti. No hay que olvidar que durante la segunda vuelta de la pasada campaña el inglés bajó notablemente su rendimiento. Esto agrió su carácter en el campo y le metió en batallas arbitrales que nunca va a ganar. Por suerte para el Real Madrid, Bellingham, descansado, y liberado de las molestias en el hombro –“confío mucho en Pintus”– es el comandante en jefe de las fuerzas armadas de un conjunto llamado a marcar época.