Domingo, el día de Dios. Domingo, la carrera que ama el bicampeón italiano de MotoGP. Domingo, el día en que ‘Pecco’ Bagnaia decide sacar todo su armamento y demostrar que es el candidato número uno al título mundial, de nuevo. El día del señor. Del señor campeón.
Pero tanto Binder, como Jorge Martín (Ducati, 3º), como Marc Márquez (Ducati) ¡cómo no!, como el mismísimo y atrevido genio de Mazarrón, Pedro Acosta (GasGas), demostraron ayer que tienen moto, manos, ganas, sabiduría y coraje para complicarle su gesta. Hubo, desde luego, poca carrera. Bagnaia, insisto, se escapó, reguló durante las 21 vueltas del GP, apretó de lo lindo en el noveno y décimo giro, donde le sacó medio segundo a Binder, y adiós muy buenas.
Lo demás fue, sobre todo, una demostración de máxima categoría de los dos muchachos que, separados por 11 años, parecen dispuestos a alegrarnos la vida a aquellos que amamos apasionadamente las motos, las carreras y a los tipos como ellos. MM93 cumplió lo prometido en la previa tras debutar con un soberbio quinto puesto: «Acabar mañana (es decir, hoy) entre los cinco primeros sería un grandioso resultado». Pues, sí, acabó cuarto.
Siempre se le vio dominando la situación, incluso cuando Acosta llegó como un cohete. Márquez aguantó tras el ‘tiburón’ consciente de que se quedaría sin ruedas. Y, cuando eso sucedió, al abrirse demasiado el murciano en una curva fácil y rápida de derechas, el catalán se coló y decidió ese duelo.