Con el verano a la vuelta de la esquina, muchas se apresuran a hacer dietas, muchas de ellas sin evidencia científica, para perder esos kilos de más. Aunque no siempre con el objetivo de adelgazar, sino de, simplemente, mejorar la alimentación. Y las hay de muchos tipos, algunas sin ningún tipo de evidencia científica detrás, pero otras cuyos beneficios se estudian e investigan.
Una de ellas es la dieta atlántica del sur de Europa (SEAD, por sus siglas en inglés). Se trata de una forma de alimentación propia de Galicia y el norte de Portugal, que se ha ido adaptando a lo largo de los siglos a las condiciones geográficas y meteorológicas de estas zonas.
Pues bien, un estudio reciente, publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology y liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), CIBERESP e IMDEA Alimentación, ha revelado que la dieta atlántica se asocia con una menor mortalidad en España, República Checa, Polonia y Reino Unido.
Los beneficios saludables de este tipo de dieta ya habían sido analizados en estudios previos de los mismos autores. En esos trabajos ya se había mostrado como las personas que seguían una dieta atlántica presentaban mejores indicadores de riesgo cardiovascular y un riesgo reducido de infarto de miocardio y mortalidad.
- “Sin embargo, estas investigaciones se habían centrado exclusivamente en poblaciones españolas, generando dudas sobre su aplicabilidad a otros contextos”, señalan los investigadores.
Así, el nuevo estudio buscaba verificar si los beneficios de la dieta atlántica se extendían a otros países europeos. “Se trataba de ver, por un lado, si los individuos que tenían un patrón de alimentación más parecido a la dieta atlántica morían menos que los demás, y, por otro, si estos resultados eran similares en España y los demás países incluidos en el estudio”, detallan los autores.
¿De qué alimentos se compone la dieta atlántica?
Por su proximidad al Océano Atlántico, en estas zonas es muy habitual el consumo de pescado, especialmente bacalao, mientras que los pastos abundantes propician la ganadería y, con ella, el consumo de carne roja, embutidos de cerdo y lácteos.
Además, la dieta atlántica incluye también productos de la huerta, como patatas, verduras y legumbres, pilares de esta dieta, frecuentemente consumidos en caldos o en el tradicional caldo verde. El pan, generalmente integral, se elabora con centeno, maíz o trigo. Tradicionalmente, las comidas se acompañaban de vino.
Y aunque es propio de las áreas geográficas ya vistas, los investigadores señalan que este tipo de alimentación puede parecerse a los patrones alimentarios de algunos países de Europa central, oriental y occidental.
Un 15% menos de mortalidad
Para llegar a los resultados expuestos los investigadores recogieron los datos de 36.000 personas de cuatro cohortes europeas (ENRICA en España, HAPIEE en República Checa y Polonia, y Whitehall II en Reino Unido). Tras analizarlos se observó que aquellas personas cuya dieta “se alinea más estrechamente con la dieta atlántica presentan una mortalidad un 15% menor en comparación con quienes siguen patrones alimentarios muy distintos”.
Estos beneficios, observados tras más de 13 años de seguimiento, se deben principalmente a una reducción en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (19% menos) y cáncer (8% menos).
“Curiosamente, aunque los resultados fueron consistentes en las diferentes poblaciones de estudio, el país en el que la dieta atlántica reducía más la mortalidad no era España, sino Polonia”, apuntan los investigadores.
Beneficios similares al de otras dietas saludables
Además de las conclusiones ya vistas, el estudio también se ocupó de comparar la dieta atlántica con otros patrones dietéticos saludables, como la dieta DASH o el índice alternativo de alimentación saludable de la Universidad de Harvard. Pues la conclusión es que con cualquiera de ellas se reduce la mortalidad.
La importancia de este estudio radica en que se pueden desarrollar guías alimentarias basadas en el patrón dietético tradicional de Galicia y el norte de Portugal, y extender sus recomendaciones a otros países de Europa, cuya dieta tradicional tiene muchos puntos en común con la SEAD.