Su nombre oficial es Capital Pool, pero todo el mundo en Mérida lo conoce como el templo del Real Madrid. Un bar que tiene un gran número de mesas de billares, futbolines y dianas de dardos. Los seguidores madridistas se reúnen en este local de la céntrica calle Atarazanas siempre que su equipo disputa un encuentro. Aquí se vive el fútbol en mayúscula y se sienten los colores merengues. Un establecimiento que abrió hace 20 años y que regenta Pedro Díez (natural de Villafranca de los Barros). El Madrid provocó ayer el éxtasis de su hinchada emeritense al ganarle al Bayern de Múnich en la vuelta de semifinales de la Champions League. Los cánticos de color blanco y los pinchos de tortilla de patatas entonaron el ambiente en el arranque del partido hasta que el golazo de Davies enmudeció el bar.
Pero el Real Madrid, superior en el global, y la magia del Bernabéu emeritense empujaron hasta el final para invocar la épica madridista en la Champions. El doblete de Joselu (empate y desempate) sonaron con muchísima fuerza como si no hubiese un mañana. «Siempre que juega el Madrid pongo el himno y animamos como si estuviéramos dentro del Santiago Bernabéu», explicó el propietario a este diario.
Los nervios y la emoción reinaron entre los grupos de amigos que estuvieron presentes en las amplias instalaciones del Capital. Un espacio en el que la porra de fútbol y sus pizzas no pasan desapercibidos. Después del partido también hubo un tiempo para discernir sobre el gol anulado al Bayern de Múnich en el descuento. Un partido de lujo que agradeció Pedro. «Por mí tendría que haber un partido así todos los días», finalizó, mientras los aficionados se despidieron: «Ya soñamos con la decimoquinta orejona».