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Así es el gran ‘hotel de las princesas’ de Disneyland Paris que abrirá en enero (primeras fotos)


La última huella del mundo real es un control de seguridad como el de los aeropuertos. Está a la salida de los hoteles, justo a la entrada del parque. Es un efecto secundario (más medidas de seguridad) del atentado a la sala Bataclan, en 2015. Ahí es el punto donde la mente cambia de escenario, y donde miles de personas, niños y adultos, se colocan una diadema con las orejas de Mickey o Minnie Mouse. Es, aparentemente, gente normal que en algún momento de su vida se gastó veinte o treinta euros en un complemento que, en realidad, es el principio de un cambio de personalidad.

Navidad es temporada alta en Disneyland Paris, que este año, como el resto de la empresa, celebra el centenario desde que Walt Disney y su hermano Roy fundaron The Disney Brothers. El principio de un mundo ficticio pero al mismo tiempo contante y sonante, sobre todo en estos días de guirnaldas y ‘jingle bells’, cuando hay tantos fans en las atracciones como en las tiendas. Unos minutos delante de las cajas sirven para ver el poder de los sueños… y su precio.

En la última película de Disney, ‘Wish’, se cuenta la historia de Asha, una joven de 17 años que vive con su abuelo y su madre en un lugar donde los deseos se vuelven realidad. Ocurre en el reino mágico de Rosas, pero ese hipotético lugar podría ser este parque temático situado a 25 kilómetros de París. Muchas familias que ahorran durante meses o años para viajar con sus hijos y, durante un día, ponerse las orejas de Minnie así lo creen. No son las mismas personas que mañana estarán en la oficina. Por un día disfrutan de la transformación.

La temporada de Navidad en Disney, que se prolonga hasta el 7 de enero, es el tiempo donde el parque se parece más a sí mismo, o a la imagen que el ‘mundo Disney’ quiere dar de sí mismo. Son esos días en que todos los que deambulan de atracción en atracción quieren / queremos ser un poco mejores. En lenguaje de los guionistas de ‘Wish’, ‘el lugar donde ocurren cosas maravillosas’.

Los diseñadores de los espectáculos de Disney imaginaron una nueva cabalgata -puede verse cada día- con cinco carrozas que miden más de seis metros de alto y pesan entre doce y quince toneladas. Para crear esa cabalgata de felicidad virtual (o muy real) crearon finalmente 380 trajes únicos, 3.000 piezas de vestuario, 700 pares de zapatos y 90 accesorios para el cabello. En total, se han utilizado, bordado y adornado unos ocho kilómetros de tela especialmente para este proyecto en el que han trabajado doscientas personas durante dos años.

En Main Street suena ‘Shine a Light’, y miles de familias que aplauden y ríen un lunes cualquiera que no es fiesta ni en Francia ni en España creen de verdad que ‘Brilla una luz’. Por un momento cae nieve (la sentimos real, aunque sepamos que es artificial).

El parque, en efecto, luce estos días aún más adornado con 15.000 bolas de Navidad, 80 abetos, entre ellos uno de 24 metros de altura y 25 toneladas de peso del que cuelgan mil objetos de decoración. Definitivamente, la Navidad es el momento en que el mundo irreal, que empezó después de pasar los arcos de seguridad, parece más verdadero.

Imagen secundaria 1 - El hotel ha experimentado una renovación completa en el que cada detalle está pensado y razonado. En la foto superior, las vistas al parque y el castillo de la Bella Durmiente desde The Castle Club. Sobre estas líneas, Thomas Muller, responsable de Walt Disney Imagineering Paris Design & Show Quality, en Frozen Suite. A la derecha, uno de los pasillos del hotel.
Imagen secundaria 2 - El hotel ha experimentado una renovación completa en el que cada detalle está pensado y razonado. En la foto superior, las vistas al parque y el castillo de la Bella Durmiente desde The Castle Club. Sobre estas líneas, Thomas Muller, responsable de Walt Disney Imagineering Paris Design & Show Quality, en Frozen Suite. A la derecha, uno de los pasillos del hotel.
Renovación completa
El hotel ha experimentado una renovación completa en el que cada detalle está pensado y razonado. En la foto superior, las vistas al parque y el castillo de la Bella Durmiente desde The Castle Club. Sobre estas líneas, Thomas Muller, responsable de Walt Disney Imagineering Paris Design & Show Quality, en Frozen Suite. A la derecha, uno de los pasillos del hotel.
JFA

En 2022, Disneyland Paris celebró sus treinta años. Alrededor de esa cifra redonda se han ido inaugurando nuevos espectáculos (es excelente el musical de media hora donde se resume la historia de ‘El rey León’, en un inmenso teatro) y nuevas atracciones, sobre todo en la zona de los Studios: la Spider-Man W.E.B. Adventure, donde duelen las manos de tanto lanzar tela de araña contra los malvados que quieren apoderarse de la ciudad (duelen realmente), o Avengers Assemble: Flight Force, una montaña rusa en la que hay que salvar el mundo de una amenaza intergaláctica (a estas alturas, muchas horas y veinte mil pasos después de salir del hotel, también parece una aventura plausible).

Primera visita al Disneyland Hotel

Sin embargo, la empresa (la que hace números) está ahora centrada en dar los últimos detalles al hotel símbolo del parque, Disneyland Hotel, ‘el lugar donde viven las princesas’, un subtítulo que ha hecho fortuna en las conversaciones y en las redes sociales. Es ese gran edificio situado en la entrada al que todos los turistas miran como un objeto de deseo. Reabrirá al público en 25 de enero después de cinco años de reimaginarlo (el equipo que ha desarrollado la tarea se llama Walt Disney Imagineering) y reconstruirlo, de hacerlo más lujoso y más exclusivo.

Este lunes, un grupo de periodistas lo visitó por primera vez, todavía con el polvo de las obras en los pasillos y con las habitaciones sin rematar. Falta un mes para que todo esté limpio y reluciente en este palacio de los sueños, que, según cuentan sus creadores, rinde homenaje a monumentos como el castillo de Versalles o al de Neuschwanstein. Entonces se llenarán las 487 habitaciones y suites, todas decoradas con detalles que quieren alimentar la inmersión total de las familias que aquí se alojen en el ‘mundo Disney’. No es solo una celebración ni un ‘tour de force’ (dado que estamos en París), sino realmente una inmersión, afirman nuestros guías, Thomas Muller, responsable de Walt Disney Imagineering Paris Design & Show Quality, y Majbritt Iaconis, la directora del hotel, que ya estuvo al frente del Ritz y del Mandarin Oriental de París.

Imagen principal - Tras cinco años desde el comienzo del proyecto, el Disneyland Hotel abrirá sus puertas el 25 de enero. En la foto superior, la Rotonda, una zona de paso hacia las habitaciones y de descanso para los huéspedes. Sobre estas líneas, a la izquierda, el lobby, con una enorme lámpara de araña. Tiene 6 metros de altura por 4 de ancho y pesa 1.200 Kg. A la derecha, la entrada al baño de la suite de Cenicienta.
Imagen secundaria 1 - Tras cinco años desde el comienzo del proyecto, el Disneyland Hotel abrirá sus puertas el 25 de enero. En la foto superior, la Rotonda, una zona de paso hacia las habitaciones y de descanso para los huéspedes. Sobre estas líneas, a la izquierda, el lobby, con una enorme lámpara de araña. Tiene 6 metros de altura por 4 de ancho y pesa 1.200 Kg. A la derecha, la entrada al baño de la suite de Cenicienta.
Imagen secundaria 2 - Tras cinco años desde el comienzo del proyecto, el Disneyland Hotel abrirá sus puertas el 25 de enero. En la foto superior, la Rotonda, una zona de paso hacia las habitaciones y de descanso para los huéspedes. Sobre estas líneas, a la izquierda, el lobby, con una enorme lámpara de araña. Tiene 6 metros de altura por 4 de ancho y pesa 1.200 Kg. A la derecha, la entrada al baño de la suite de Cenicienta.
El hotel se inaugurará el 25 de mayo
Tras cinco años desde el comienzo del proyecto, el Disneyland Hotel abrirá sus puertas el 25 de enero. En la foto superior, la Rotonda, una zona de paso hacia las habitaciones y de descanso para los huéspedes. Sobre estas líneas, a la izquierda, el lobby, con una enorme lámpara de araña. Tiene 6 metros de altura por 4 de ancho y pesa 1.200 Kg. A la derecha, la entrada al baño de la suite de Cenicienta.
JFA

En realidad, Disneyland Hotel, tras su renovación, es un nuevo cinco estrellas en París, con una zona VIP dentro de este mundo exclusivo llamada The Castle Club, un hotel dentro del hotel con asesor privado, ‘check in’ exclusivo y vistas al castillo de la Bella Durmiente. Y los personajes que convivirán con los clientes. Y los detalles meticulosamente pensados, con un ‘relato’ que los fans identifican inmediatamente.

En la visita, los periodistas pasan por el nuevo vestíbulo, inspirado en las bibliotecas de los castillos franceses y presidido por una enorme lámpara de cristal realizada por artesanos de Bohemia (4.500 piezas, seis metros de alto y 1.200 kg de peso) que representa el Castillo de la Bella Durmiente, y descubren algunas de las suites que pronto se convertirán en objeto de deseo de los fans. La de la Bella Durmiente, que nos traslada a una época medieval; la de Frozen, de 90 m2; la de la Bella y la Bestia, con su mítica chimenea, o la de Cenicienta, con un vestido que hace de puerta del cuarto de baño. En todas hay obras de arte únicas, espejos evocadores y la última tecnología en luces o en la televisión, aparentemente oculta tras un espejo.

Los personajes Disney aún no están en el hotel. Por ahora es el turno de los operarios (la vida real), que se afanan en llegar a tiempo al día de la inauguración. Las reservas, eso sí, ya están abiertas. Una habitación para dos personas, con dos días en el parque, empieza en los 1.070 euros. Es el precio de sentirse en un cuento de príncipes y princesas.



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