Argentina y Colombia chocan este domingo por la noche en el Hard Rock Stadium de Miami (02.00 horas, TV3). Lo harán con la fuerza de dos trenes desatados. La final de la controvertida Copa América encuentra a dos selecciones que desde los años 90 del siglo pasado acumulan una rivalidad especial. El conjunto que dirige Lionel Scaloni llegó a estas instancias después de derrotar a Canadá por 2-0. Colombia, dirigida por Néstor Lorenzo, quien fue compañero de Diego Maradona en la final del Mundial de 1990 que Argentina perdió en Italia frente a Alemania, dejó atrás al Uruguay de Marcelo Bielsa en un partido con un epílogo escandaloso. El entrenador de la celeste denunció agresiones contra sus jugadores y el mal estado de los terrenos de juego en todos los estadios, además de disparar contra los organizadores del certamen.
El cierre violento del partido entre Colombia y Uruguay, con jugadores e hinchas propinándose golpes en las tribunas del estadio de Charlotte, genera cierta inquietud en Miami. El temor a una repetición de esas escenas se siente alrededor de las selecciones. Los precios de las entradas para ver el partido han tenido una subida estratosférica en el circuito de reventa. Algunos han llegado a pagar unos 2200 dólares para ser testigos del encuentro.
Argentina se enfrentó a Colombia en 15 oportunidades en este campeonato. Venció siete veces, perdió tres y empató cinco. El último cruce fue picante. Se definió por penaltis. Emiliano “Dibu” Martínez se transformó en héroe y Messi se peleó sin pudores con su excompañero en Barcelona, Yerry Mina. El historial de partidos en general es abrumadoramente favorable para los argentinos: de 74 partidos ganó 56 y perdió apenas seis. Pero una de esas derrotas todavía duele al punto de que cambió los términos de la rivalidad futbolística.
Ocurrió el 5 de setiembre de 1993. Aquella tarde, los cafeteros aplastaron al combinado albiceleste nada menos que en Buenos Aires por 5-0. “Olé, olé”, coreaba la platea local. No fue una celebración sino un modo de humillar a los jugadores, entre ellos Diego “Cholo” Simeone, por haber permitido semejante desastre deportivo. Argentina no solo vio comprometida la posibilidad de ir al Mundial de Estados Unidos, sino que tuvo que recurrir a Maradona para pelear la repesca ante Australia.
Messi está “viejo”
Desde aquella victoria, para los colombianos siempre es posible repetir la hazaña frente a un equipo que se presume de entrada como favorito. Adolfo ‘Tren’ Valencia fue uno de los protagonistas de la goleada que ha dejado una herida indeleble en el orgullo argentino. “Colombia es favorito”, dijo. “Tenemos un equipo que está invicto y que ha venido jugando bien”. Valencia reconoció que es indispensable no perder de vista lo que pueda hacer Messi dentro del campo. Sin embargo, “ya no es el de 23 años. Ha perdido velocidad y fuerza, igual que (Ángel) Di María”. Por lo tanto, el conjunto que dirige Lorenzo se encuentra en “ventaja” porque cuenta con mayor despliegue físico.
Los especialistas consideran que la suerte de Argentina no solo está atada a los chispazos letales de su estrella sino a la capacidad para hacer valer los atributos que le permitieron ganar el Mundial 2022: la presión al rival, las transiciones y las salidas veloces para el contragolpe. Messi ha tenido altibajos e intentó regular su esfuerzo. Jefferson Lerma lo seguirá por cada rincón del terreno. Se ha mostrado como un especialista en los duelos personales. El exBarcelona dijo en las vísperas que se siente mejor físicamente y que llega bien a esta instancia definitiva. “Los rivales que juegan contra Argentina te plantean otro tipo de partidos, muchos buscan el empate y ver qué pasa en los penales, donde no siempre gana el mejor”.
Desafíos y precauciones
El portero argentino Martinez volverá a ser vital. No solo durante el tiempo de juego reglamentario sino ante una eventual definición por penaltis. Scaloni debe resolver si Di María juega de entrada o se inclina por Nicolás González, de la Fiorentina. La ausencia del lateral derecho colombiano, Daniel Muñoz, de muy buen desempeño en Copa América, puede inclinar la balanza para ubicar al Fideo, de 36 años, sobre la banda izquierda. Julián Álvarez, del Manchester City, le ganaría la titularidad a Lautaro Martínez, del Inter. Ambos han tenido un buen papel a lo largo del certamen.
Scaloni tiene una preocupación añadida en esta final: qué hacer con James Rodríguez, considerado por la prensa como el mejor jugador de esta Copa América. Ha anotado un gol y ha dado seis asistencias que terminaron en dianas. Aunque no tiene lugar en San Pablo, su actual equipo, Lorenzo le dio la responsabilidad de la capitanía y el exfutbolista del Real Madrid respondió con liderazgo y calidad. Argentina no realiza marcas personales. Caerá sobre la espalda de Enzo Fernández controlar al jugador más distintivo de Colombia.
Lorenzo, formado en la escuela de Carlos Bilardo, el entrenador campeón del mundo en 1986 y subcampeón en 1990, le otorga especial importancia a las jugadas preparadas. Cinco de los 12 goles convertidos llegaron a través de ellas. Además, Colombia es fuerte en el juego aéreo y puede complicar a los defensores argentinos. Scaloni tiene una preocupación mayor: cómo frenar a Luis Díaz. Ni Gonzalo Montiel ni Nahuel Molina se destacan por sus cualidades para controlar jugadores explosivos y con gran capacidad para el regate. El extremo del Liverpool puede abrir la lata en cualquier momento, y mucho más si encuentra espacios abiertos.
La selección argentina, que ganó 15 títulos regionales, ha mostrado a cuentagotas el funcionamiento que le permitió consagrarse en Qatar dos años atrás. En el Hard Rock Stadium de Miami tendrá la oportunidad de hacer valer su maquinaria, siempre que lo permita Colombia, que apenas ha ganado una sola vez la Copa. Las expectativas y los anhelos son tan grandes que Radio Caracol de Bogotá se preguntó si James Rodríguez no sería merecedor del Balón de Oro si los “cafeteros” cumplen finalmente su sueño.