Más de un millón de seguidores en X (Twitter) y 900.000 en Instagram. Hasta 83 fechas de su espectáculo ‘Punto para los locos’ por toda España con más de 50.000 espectadores (incluyendo los 12.000 del Wizink del 27 de diciembre) y todas las localidades vendidas en todas las ciudades. Ángel Martín se ha convertido en un ídolo de masas a favor de la salud mental y sus fans lo siguen allá donde va. Tímido, cohibido y siempre puntual. El cómico vuelve a las librerías por Navidad después de lograr más de medio millón de lectores con su primera publicación, ‘Por si las voces vuelven’, y colocarse número 1 en la categoría de ‘no ficción’ con su última obra, ‘Detrás del ruido‘, en poco más de dos semanas.
El humorista catalán sufrió un brote psicótico en 2017 por el que estuvo ingresado en el módulo de psiquiatría de un hospital durante 15 días. De esta experiencia, que él mismo compartió con sus seguidores en sus redes sociales, nació su primer libro, ‘Por si las voces vuelven’. Ahora estrena su segunda obra, ‘Detrás del ruido’, un escrito en el que responde a una de las preguntas que más le han hecho durante estos años: ¿cómo lo ha hecho para no recaer y que no se repita el brote?
“Es algo que puede parecer súper obvio a primera vista, pero yo no me planteé en ningún momento”, asegura en un encuentro con este medio antes de su firma de libros en Barcelona. “Solo escribo si tengo la sensación de que algo mío puede servirte de algo a ti“, apunta. A partir de esta cuestión, el cómico comenzó a hacer un trabajo de introspección, la única manera que concibe “para saber si estás yendo en dirección a donde quieres ir” o te estás guiando por la inercia.
Inseguridad profesional
Aunque ahora se ha convertido en un fenómeno de masas, la vuelta al trabajo tras el brote se le hizo cuesta arriba. “Básicamente tienes la sensación de que no vales para nada“, confiesa el barcelonés. “Yo no sabía hacer otra cosa que no fuera hacer comedia, pero salí del hospital con la sensación de que no iba a poder hacerlo nunca más”, asegura. Se tuvo que forzar para poder comer y pagar el alquiler. “Lo hacía desde la inseguridad más absoluta. Fue el peor momento de mi vida. Estar trabajando con la sensación de estar haciendo todo mal es absurdo”, recuerda.
Finalmente, Ángel logró recomponerse gracias a su público y tratar de ser más inteligente que el dolor. “El dolor y la vergüenza te dicen que va a ser imposible”, comenta, pero el pensamiento objetivo “te dice que la gente que va a las funciones no te conoce de nada, no sabe quién eres, no tiene ninguna obligación de reírse y ha pagado dinero por verte. Si no fuera divertido se irían”, reconoce.
Hipocresía al defender la salud mental
Aunque parece que se ha ganado conciencia a favor de la salud mental, el autor destapa la hipocresía que existe en la defensa de estos trastornos. “Somos maleducados con los nuestros. Decimos mucho que nadie está haciendo nada, pero cuando llegas a tu casa y alguien que vive contigo te dice que ha tenido un mal día, lo primero que le dices es que no te caliente la cabeza porque tú también has tenido un mal día”, expresa. “¡Pero si vienes de una manifestación a favor de cuidar la salud mental! ¿Qué me estás contando? Te he visto con pancartas diciendo que había que cuidar a los otros, pero luego llegas a tu casa y le desprecias de esa manera. Hostia, no. Prohibido volver a la manifestación. Hay que tratar de ser coherente”, apostilla el humorista.
El presentador también considera que hay diferencias respecto a la defensa de la salud mental entre las generaciones. La gente de más de 50 años se ha pasado mucho tiempo construyendo una forma de pensar y cambiarla es imposible. “Te enfrentas a lo que nadie quiere enfrentarse, que es aceptar que lo has estado haciendo mal y estabas equivocado“, manifiesta. Por tanto, la manera más fácil es no romper el patrón y “culpar al otro de que es flojo, mientras por dentro sientes que estás roto“.
La realidad detrás del ruido
‘Detrás del ruido’ comienza con una reflexión: “Aprende a distinguir lo que quieres de lo que necesitas“. “En mi caso, me doy cuenta que lo que necesito siempre es una emoción más profunda que lo que quiero”, expresa el presentador. El punto de partida hacia la reconstrucción, según Ángel, es “tratar de ser honesto con uno mismo“.
Sin embargo, no siempre es fácil eliminar todo el ruido. El escritor asegura que la soledad, lejos de los dispositivos electrónicos y las redes sociales, es la mejor forma de poner orden, encontrarte y ver lo que de verdad está pasando. “Cuando tú te levantas por la mañana, coges el móvil y miras redes, te aseguro que es como meterte una raya de coca. Es exactamente igual”, alerta. Detrás de ese ruido, el autor ha encontrado “una especie de carretera nueva, que no está hecha y la vas construyendo tú”. En ese camino, se ha descubierto a él mismo y ha entendido la intención y los motivos detrás de las cosas que hace.
Pero el libro no solo acompaña a aquellas personas que están atravesando un momento complicado, sino también a los que tienen alrededor a seres queridos que se enfrentan a situaciones complicadas. “Mucha gente dice: ‘Yo no sé cómo actuar cuando alguien está mal’. Mi pregunta es: ¿tú nunca has estado mal? Si lo has estado, sabes lo que te venía bien y lo que no. De momento, no hagas lo que sabes que a ti te venía muy mal“, argumenta Martín, que considera que nos deberíamos escuchar más y ponernos en el lugar del otro.
Ángel tiene libretas llenas de frases que se le van ocurriendo durante el día cuando se escucha. De una de ellas surgió este segundo libro. De momento, él ha podido encontrar el silencio detrás del ruido y asegura que ahora no le queda nada por explicar en futuros tomos. Eso sí, no descarta seguir encontrándose preguntas por el camino.