Ana Peleteiro volvió a confirmar en Glasgow su condición de implacable competidora. Uno de los grandes seguros de vida del deporte español. En su regreso a una gran cita catorce meses después de haber sido madre la gallega conquistó la primera medalla española en el Mundial en pista cubierta al conseguir la tercera posición en la final de triple salto con una marca de 14,75 metros que además del bronce supone un nuevo récord de España bajo techo y, sobre todo, le concede el pasaporte directo para los Juegos Olímpicos de París que se disputan el próximo verano. Peleteiro llegaba a Escocia con dos objetivos muy concretos y se marcha con ambos debajo del brazo.
La gallega confirmó una vez más que hay pocos valores más seguros en el atletismo español que ella. Quedan ya muy lejos aquellos años en los que la juventud y los cambios en su preparación la alejaban de la regularidad y de las marcas que tenía en sus piernas. Cuando unió sus pasos a los de Iván Pedroso en Guadalajara todo acabó por ordenarse y Peleteiro se transformó por completo.
En esta ocasión existían ciertas dudas sobre su rendimiento después de apartarse de la competición tras los Juegos de Tokyo en 2021 (donde fue bronce) tras su decisión de ser madre. Hace catorce meses nació Lúa, fruto de su relación con el también triplista Benjamín Campaoré, y comenzó un trabajo progresivo para volver a las pistas. Tras meses de intenso trabajo alcanzó un óptimo momento de forma pero faltaba el examen siempre complejo de la alta competición. Y en Glasgow –una pista que conoce bien y donde ya ha protagonizado grandes actuaciones como en el Europeo de 2018 en el que consiguió el oro– volvió a brillar. En la final no tardó en irse en el segundo intento a los 14,67 metros superando de forma amplia su mejor marca de este año que estaba en los 14,32 metros conseguidos en el Campeonato de España de Ourense. Pero el resto del concurso siguió por el mismo camino. Hizo un nulo larguísimo, otro salto de 14,65 y en el quinto intento se fue hasta los 14,75 que suponen la segunda mejor marca de su vida después de aquellos 14,87 logrados en los Juegos Olímpicos. Era la prueba definitiva de que la gallega está en el punto en el que lo dejó hace dos años y medio cuando dio un paso al lado para atender otras cuestiones personales.
Peleteiro se vio relegada a la tercera posición en el podio porque mejor que ella estuvieron la cubana Leyanis Pérez (plata con una marca de 14,90 metros) y la dominicana Thea Lafond, que aprovechó la ausencia de Yulimar Rojas, la reina indiscutible de la especialidad, para conquistar la medalla de oro con un importante registro de 15,01 metros. Para la gallega es su segunda medalla en un Mundial en pista cubierta, pero casi más importantes es verse de nuevo al nivel de las mejores del mundo, la señal de que dentro de unos meses estará en la pelea por las medallas en los Juegos de París con el objetivo de alargar su leyenda.
Luego, sin pelos en la lengua como acostumbra, pasó algunas facturas en alusión a aquellos que imaginaban que su carrera se había acabado cuando tomó la decisión de apartarse un tiempo de la competición para ser madre: “Sabemos los objetivos este año pero las oportunidades se pintan calvas y hay que aprovecharlas. Sé lo que soy, lo que valgo y trabajo posiblemente más que nadie, al menos desde mi percepción. Me esfuerzo a lo máximo. Nada se regala en la vida y esto es el resultado de mucho esfuerzo. Me retiraron hace catorce meses, incluso más, pero la Peleteiro está de vuelta”, dijo la gallega.
“El triple salto está en uno de los mejores momentos y tenía que aprovechar que no estuviera Yulimar Rojas aunque Thea Lafondo y Leyanis Pérez sabía que que podían saltar mucho. Mi objetivo es estar cerca de los quince metros, objetivo a cumplir este verano”, confesó.
La atleta española compitió con un dorsal en el que se leyó el nombre ‘Peleteiro-Compaoré’, el apellido de su marido, el también atleta francés Benjamin Compaoré. “Es mi equipo ahora. Me gusta llevar el mismo nombre que mi hijo, mi marido y mi padre. Somos una familia. Mi madre está desbancada (ríe). Esto es un gesto de amor a mi familia política porque nos ayudan a conciliar. Tengo una hija pero también tres hijastras y mis suegros son un pilar fundamental en mi vida. Es una muestra de cariño hacía ellos”, manifestó.
“El verano se viene fuerte. Yo solo pido salud siempre, lo demás lo pongo yo. Es mi frase este año. Aquí llegué sabiendo que esta pista me quiere y el público me apoya. Sabía que estaba en muy buena forma. Hay parámetros en fuerza e intensidad que dicen que mucho la tienes que cagar para no saltar mucho”, manifestó.
“Hay atletas madres que han sido ejemplos para mi porque recién paridas tras la cesárea lo veía negro. Cogí fuerzas y me dije que si ellas lo habían hecho yo también. Queda mucho Peleteiro. Lo que sí se me ha quitado son las ganas de no ser madre otra vez por un largo tiempo”, señaló la atleta gallega, que aseguró que a las competiciones a ella la gusta llegar de “incógnito”.
“Nadie contaba conmigo pero me gusta verlo en las caras. Me gusta llegar camuflada. El verano será diferente y tengo que seguir. Quiero que esto sea un trampolín y no se me suba a la cabeza, que no va a pasar. Mi objetivo son los Juegos Olímpicos de París y esto un pasito más para conquistar los siguientes objetivos, aunque está el Europeo de Roma y quiero el oro”, confesó.