La comunidad médica y científica está completamente de acuerdo en que uno de los grandes males de la sociedad actual es el sedentarismo. Está considerado como un factor de riesgo para desarrollar muchas enfermedades, como la obesidad, problemas cardiacos, problemas mentales.
Pero ¿a qué se refieren los sanitarios cuando hablan de sedentarismo? ¿Aquellas personas que no realizan ningún tipo de actividad física o solo aquellos que pasan muchas horas sentados?
Pues según el doctor David Domínguez, especialista del Servicio de Medicina Interna del hospital Clínic Barcelona el sedentarismo y la inactividad física son cosas diferentes.
- “Una persona que pasa varias horas sentada en su trabajo o viendo la televisión y no cumple con las recomendaciones mínimas de actividad física se considera sedentaria y físicamente inactiva al mismo tiempo”.
- “Asimismo, es posible que una persona cumpla con las recomendaciones de actividad física semanal mientras permanece durante largos períodos en posturas sedentarias como estar sentada, tumbada o reclinada estando despierta. En este caso, la persona puede ser considerada simultáneamente sedentaria y físicamente activa”, aclara el experto.
El especialista pone un ejemplo: durante una jornada laboral, una persona puede estar sentado frente al ordenador unas 7 horas. Y aunque realice ejercicio físico 30 minutos al día cinco días a la semana, esta actividad “por sí sola no resultaría suficiente para eliminar por completo los efectos negativos del sedentarismo en la salud”.
Los peligros del sedentarismo y una baja actividad física.
Según un estudio que analizó la relación entre la actividad física, el tiempo sedentario y el riesgo de muerte prematura realizado con datos de más de 44.000 hombres y mujeres de mediana edad y mayores, la combinación de actividad física y tiempo sedentario ejerce una influencia significativa en el riesgo de mortalidad.
En concreto, aquellas personas que realizaban menos ejercicio físico tenían más riesgo de muerte. Y este riesgo aumentaba todavía más en el caso de las personas que, además, pasaban más tiempo sedentarios.
Y aunque es cierto que el riesgo de muerte en una persona sedentaria se atenúa cuando se dedica más tiempo a la actividad física, lo cierto es que el riesgo no desaparece por completo. Este estudio concluyó que, para reducir el riesgo, se podrían necesitar al menos entre 30 y 40 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a alta.
Pero no solo es necesario aumentar el tiempo que dedicamos a la actividad física o su intensidad, sino que debemos combatir el sedentarismo para reducir el riesgo de muerte realmente.
Pautas para mantener un estilo de vida activo
Dejando a un lado la necesidad de incorporar la actividad física a nuestras rutinas diarias, debemos combatir el sedentarismo adoptando un estilo de vida activo.
¿Y en qué consiste esto?
Pues el doctor Domínguez explica que se trata de “tomar decisiones conscientes para incorporar el movimiento en las actividades diarias, como desplazarse caminando o en bicicleta, mantenerse de pie, subir escaleras o realizar pausas activas”.
Este tipo de pausas se pueden planificar e adaptar a las rutinas laborales, domésticas o escolares de cada uno.
No necesitamos dedicar mucho tiempo ni nos va a suponer un gran esfuerzo, pero, a cambio, van a tener un impacto importante en nuestra salud, a corto y a largo plazo.
Toda vez que hemos conseguido realizar estas sencillas pautas debemos añadir la actividad física a la ecuación.
- La Organización Mundial de la Salud establece unas recomendaciones de actividad física semanales, entre 150 y 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad.
- Y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
Adoptar hábitos activos en la vida diaria contribuye de manera considerable a mantener una buena salud tanto física como mental.