El Real Madrid es un equipo diseñado para las grandes noches. Y este partido ante el Girona tenía aroma a encuentro de Champions, a uno de esos duelos con vértigo, sin red, en los que hay algo más en juego que el resultado. A todo eso se sumaba que los de Ancelotti tenían enfrente un equipo audaz, de esos que proponen con la pelota en los pies aún a riesgo de destaparse atrás. La víctima propicia para un Madrid que acabó goleando a los de Míchel con un Vinicius desequilibrante y un Bellingham decisivo y que deja la Liga encauzada para los blancos, que acum
ulan cinco puntos de ventaja sobre su perseguidor. Y eso hablando de un equipo, el de Carletto, que solo ha perdido un partido en 23 jornadas, es demasiada ventaja.
Carlo Ancelotti había hablado durante toda la semana con enorme respeto del Girona a sus jugadores. La exhibición de los de Míchel en Montjuic fue una buen coartada para ello, advirtiendo además que, a día de hoy, los blancos son el único equipo que ha ganado en Montilivi a los de Míchel. Así que los madridistas estaban con las orejas tiesas.
Carvajal y Tchouameni, de centrales
Y eso se plasmó en la pizarra, donde los blancos trataron de taparse atrás con una dupla en el eje defensiva circunstancial con Carvajal y Tchouameni. Tienen en común Carletto y Míchel que los problemas los resuelven, en lugar de airearlos, y eso es agradecer. Esa seriedad y ese respeto al Girona se concretó a los cinco minutos, cuando Vinicius recibió una pelota en la izquierda y después de recortar hacia adentro, en lugar de seguir caracoleando, le pegó con tres dedos, cogiendo la pelota una comba que terminó clavada en las redes del Girona. El martillo madridista volvía a aparecer en un combate de primer nivel.
La pelota corría nerviosa por los pies de los ‘gironis’, pero a la media hora de partido Lunin no había tenido trabajo. Ancelotti mantenía el partido donde quería, sin exponerse atrás y eligiendo bien las llegadas para generar la suficiente incertidumbre como para tener atemorizado a un Girona menos alegre de lo habitual. La movilidad arriba de Rodrygo y el dinamismo de Camavinga en el medio, apareciendo en el área pese a ser el mediocentro, descolocaba a unos visitantes.
Doblete de Bellingham
Ha firmado el Real Madrid un acuerdo para que en 2025 se disputen en el Bernabéu partidos de la NFL, pero hace tiempo que en su césped opera de quaterback Kroos, que siempre impone el tempo de partido necesario y desahoga generando ventaja para sus compañeros. Pasada la media hora el Girona volvió a mostrar su impaciencia y se desordenó, lo que el Madrid aprovechó para desplegar un contragolpe en el que apareció Bellingham para finalizar quirúrgicamente la jugada. Dos golpes había lanzado el Madrid y dos veces había mandado a la lona al Girona, al que se le volvía a hacer bola el partido ante los de Ancelotti.
Y la sensación de ver cómo Tyson peleaba con un semipesado se acrecentó a los diez minutos de la segunda parte cuando Vinicius, una vez más Vinicius, retrató a Yan Couto y terminó su jugada con un centro envenenado que tocó Gazzaniga y la pelota quedó muerta en el área pequeña, donde apareció Bellingham para empujar el tercero. El gol cerraba el partido, sentenciaba el choque y teñía de blanco la Liga, abriendo brecha con un Girona que queda a cinco puntos de los de Ancelotti.
Retiró Carletto a Jude por una molestia metiendo a Brahim, lo que devolvió la electricidad a los blancos, que apenas seis minutos después redondeaban la goleada con otro contragolpe que desnudaba las carencias defensivas de los catalanes y permitía a Rodrygo sumarse a la fiesta. El vendaval blanco ponía fin al sueño del Girona de seguir peleando por un título de Liga que no es su empresa y que no mancha, de ninguna manera, una brillante temporada que les puede abrir la puerta de la Champions la próxima temporada. Joselu desperdició un penalti a Arda Güler con el partido ya decidido.
El Girona, el máximo goleador de la Liga hasta este partido, veía como la pegada blanca gripaba el tractor de Míchel, que veía el partido desde una cabina en la parte alta del Bernabéu. Rezaba el cartel un patrocinador del Girona ha colocado estos días en Madrid: “Cuando el currículum no lo es todo”. Hacen bien los gironis en desafiar al establishment futbolístico, como demostraron en Montjuic. Pero en el Bernabéu quedó claro que aún les queda grande tutear a un Real Madrid que se relame cuando ve al rival amasar los partidos con la pelota en los pies. Ahí saca su colmillo y evidencia que hay pocos equipos en el mundo con su pegada a la contra. Ninguno de ellos en España. Por eso van a ganar esta Liga en la que van tan sobrados que golearon a los de Míchel con Carvajal y Tchouameni en defensa.