Más allá de elegir el nombre del sucesor de Xavi, el Barça se asoma a una decisión estratégica que puede marcar, ya sea para bien o para mal, los últimos años del segundo mandato de Joan Laporta. Y todo queda en manos de Deco, el director deportivo, que se enfrenta a una encrucijada que nunca ha vivido, a una tarea que le es desconocida: escoger al entrenador del Barça que marcará el estilo del club.
Se trata de un desafío descomunal porque le tocará designar al técnico que pilote su proyecto deportivo después de que la ‘era Xavi’ quedara bruscamente interrumpida en Montjuïc, cansado como está de sentirse incomprendido y poco valorado, por mucho que el presidente quisiera que siguiera hasta 2025.
A Laporta, enamorado de la filosofía holandesa que encarnó Johan Cruyff, su mito, ídolo, referencia y guía, le encanta también la escuela alemana representada en Hansi Flick, el exseleccionador germano, que está en el paro, y el otro entrenador, junto con Pep Guardiola, que posee el sextete consecutivo de títulos. Lo conquistó en 2020 con el Bayern, 11 años después del técnico azulgrana (2009).
Lo quiso Laporta hace casi tres años en la campaña electoral (2021). A no ser que el presidente innove con una elección transgresora como sería la de Roberto de Zerbi, el talentoso preparador del Brighton, que ha causado sensación en la Premier por el fútbol de posesión y toque que practica.
Desde el 2012, siete entrenadores
A Deco le corresponde apostar por el técnico que reflote el Barça, que ha ido devorando entrenadores en la última década. Desde que se marchó Guardiola (2012) han desfilado siete entrenadores, sin contar a dos interinos como Jordi Roura y Sergi Barjuan. Tito Vilanova, Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Quique Setién, Koeman y Xavi. Cada vez han ido durando menos.
De ahí la importancia de esta elección, que resulta estratégica para el futuro a medio plazo. Tiene cuatro meses por delante Deco para decidir si mantiene la apuesta por la vía del tradicional ADN del club, aunque cada vez quedan menos opciones ya que Guardiola, el “sueño “húmedo”, como confiesa a menudo Laporta, es inaccesible.
Opciones inaccesibles
Tiene contrato Guardiola hasta el 2025 con el Manchester City y hasta no ha descartado incluso renovarlo. Lleva en Inglaterra desde 2016. “Me encuentro bien, tengo energía”, respondió Pep el pasado fin de semana cuando le cuestionaron sobre el anuncio de Jürgen Klopp de que abandonará el Liverpool porque se sentía desgastado.
“Estoy realmente molesto por lo que leí. No podía creerlo. Estoy en el lugar correcto con la gente adecuada y me siento muy bien por ello”
Mikel Arteta, que estuvo de ayudante con Guardiola, tiene el conocimiento y la experiencia adquirida en la Premier donde ha construido un Arsenal seductor, capaz de pelearle la Liga al City la pasada temporada hasta el último suspiro. Pero, de momento, tiene contrato hasta 2025. Pero ni se plantea venir a Barcelona.
“Estoy realmente molesto por lo que leí. No podía creerlo. No tiene fuentes. Estoy en el lugar correcto con la gente adecuada y me siento muy bien por ello”, ha dicho el técnico vasco. “Estoy iniciando un hermoso viaje con este club y todavía hay mucho por hacer. Tengo una relación sólida con la directiva. Hay mucho que hacer aquí”, ha precisado Arteta.
A Deco le toca resolver entre técnicos que tengan insertada en su piel el estilo azulgrana o apostar, en cambio, por un camino totalmente nuevo (De Zerbi, el técnico del sorprendente Brighton, elogiado a menudo por Guardiola) o recupera, en cambio, la ruta alemana que exploró sin éxito alguno Laporta en la campaña electoral de 2021: Hansi Flick, el primer entrenador que fue despedido en la historia de la selección alemana desde 1926 (septiembre 2023).
Vía híbrida
En idéntica situación se halla Joachim Löw. O darle la llave del vestuario a Thomas Tuchel, muy criticado ahora en el Bayern Múnich y que se mostraba interesado en probar una experiencia en la liga española tras conocer que Xavi deja una vacante en Barcelona. ¿Klopp? Ha dejado dicho en Anfield que desea tomarse un año sabático tras nueve apasionantes y eléctricas temporadas con el Liverpool.
Queda una vía híbrida en la que confluyan entrenadores que defienden el estilo de juego del Barça. Francisco García Pimienta triunfa en Las Palmas después de ser despedido por Laporta del banquillo del filial azulgrana. Míchel, en el Girona es el mejor ejemplo, por mucho que haya dejado bien claro que no se moverá de Montilivi donde tiene contrato, además de una deuda moral con los dirigentes del club que lo sostuvieron en los malos momentos.
“Xavi es quien mejor conoce el Barça y tengo contrato hasta el 2026. Así que nada. Xavi es el Barça”, ha sentenciado el técnico del Girona tras ganar en Balaídos al Celta (0-1) con gol de Portu.
Y como perfecto conocedor del mercado brasileño (de ahí ha llegado Vitor Roque este invierno), Deco podría mirar hacia allí en lo que sería una apuesta verdaderamente rupturista, por mucho que no existan precedentes de este tipo en los últimos 40 años.
Fernando Diniz, el técnico del Fluminense que compartió durante meses ese cargo con el de seleccionador brasileño, ha sorprendido por su atrevido, ofensivo y moderno fútbol, ganándose también los recientes elogios de Guardiola después de perder la final del Mundial de clubs ante el Manchester City.
“De casa u holandés”
En la historia reciente del Barça, solo hay un precedente. Era Tata Martino. Una elección directa de Sandro Rosell. Venía del fútbol sudamericano y apenas duró un año en el Camp Nou. Aunque, en realidad, fueron seis meses. Llegó en julio y en enero ya tenía claro que se quería ir. Además dejó una sentencia que ahora, tal vez, adquiere mayor vigencia. “Siempre hay problemas si no eres un entrenador de la casa u holandés”, denunció el técnico argentino.
De casa son Rafa Márquez y Thiago Motta, aunque no se les asocia a la escuela propia ni neerlandesa pese a que la practicaron por su pasado futbolístico en el Barça. Márquez dirige al filial y esa es la tarea que le reservaron al ficharle, que solo abandonara si una caída de resultados obligara a la directiva a acelerar la despedida de Xavi durante la temporada. Motta llama la atención por su labor en el Bolonia, séptimo en la Serie A, al que lo ha acercado a las posiciones europeas.
Poco tiempo y mucha presión
Deco tiene poco tiempo para escoger. Poco tiempo y mucha presión porque, además, no dispone de los recursos económicos necesarios para seducir a los grandes divos del banquillo europeo. Y Laporta, como ya hizo en su primer mandato, dará la última y definitiva palabra a la lista que le presente el director deportivo, a quien se le acumula el trabajo.
No solo deberá elegir con tino al nuevo entrenador, sino reformar una plantilla, corta, descompensada y desequilibrada, carente de grandes estrellas mundiales, sostenida ahora por el acné juvenil de Lamine Yamal, la bandera ofensiva de un club que tiene cinco meses por delante con un entrenador que se ha puesto fecha de caducidad.