Ricky Rubio tenía 14 años cuando debutó en la ACB con el Joventut. Era un niño prodigio destinado a triunfar. El pasado agosto, tras casi 20 años en la élite del baloncesto y 12 temporadas en la NBA, decidió parar para cuidar su salud mental. Estaba concentrado con la selección española antes del Mundial. Esta semana, a sus 33 años, y tras dejar los Estados Unidos, el base ha asegurado estar en la fase final de su recuperación y empezará a entrenar con el Barça.
Ricky volverá a manejar el balón. Y, por el momento, lo hará sin la presión de la competición. “Un deportista que regresa a las pistas después de enfrentar problemas de salud mental debe abordar el proceso de manera gradual y sin exigencias“, explica Lorena Cos, psicóloga deportiva. “Al no tener asociado el compromiso de la competición, le va a resultar mucho más sencillo gestionar los tiempos. Ahora se tiene que centrar en recuperar las sensaciones que le conecten con su deporte y que poco a poco le irán dando la confianza que necesita”, detalla Cos.
“Que puedas entrenar no significa que puedas competir”, asegura Xesco Espar, exentrenador de balonmano del FC Barcelona y experto en alto rendimiento. “Tiene que entrenar de manera progresiva y buscar la competición en los entrenamientos. Una vez se sienta bien, podrá competir”, añade. “Una forma de afrontar el nuevo reto con confianza y seguridad es recordando momentos de éxito personales y deportivos. Puede ayudar a los deportistas a conectar con sus fortalezas y así generar sentimientos de autoeficacia”, afirma María Cabrera, psicóloga del deporte.
Recuperar la condición de deportista
“Mi mente se fue a un lugar oscuro”, detallaba el base de El Masnou en su despedida de la NBA. “Igual que las lesiones se solucionan fuera de la pista, los problemas de salud mental se solucionan dejando de competir. Cuando tienes problemas de salud mental graves pierdes la condición de deportista, porque tienes la cabeza en otro sitio. Volver a entrenar ayudará muchísimo a Ricky a recuperarse del todo”, explica Espar.
Tener clara la motivación para regresar resulta clave: “Lo más importante es tener ganas, sentirse bien, y tener muy claro el motivo y la meta que te lleva a querer volver“, relata Cabrera. El paso de entrenar a competir, conlleva más implicaciones. “Competir implica otros factores adicionales como la presión mental, la ejecución bajo estrés y adaptación a situaciones de juego”, añade.
“No podía ni salir a la pista”, contó en su momento el jugador azulgrana Álex Abrines. El alero, que volverá a coincidir con Ricky, pasó por una depresión que le hizo abandonar la cancha cuando estaba en la NBA. Llegó a odiar el baloncesto. La gimnasta Simone Biles seguía acumulando medallas cuando decidió parar para curar su ansiedad. También pasaron por experiencias similares la tenista Naomi Osaka, el nadador Michael Phelps o el exfutbolista azulgrana Andrés Iniesta.
“Antes no se explicaba”
Los deportistas ya no tienen miedo a reconocerlo. Ya no existe el tabú, aunque los problemas de salud mental no son nuevos. “Antes también paraban, pero no se explicaba el motivo por el que lo hacían. Afortunadamente, hoy el estigma asociado con los problemas de salud mental en el deporte está disminuyendo. Esta mayor conciencia y apertura han llevado a un cambio cultural que permite a los deportistas reconocer y abordar sus problemas de salud mental sin temor alguno”, cuenta Cos.
En España, una de cada cuatro personas padece o puede padecer algún problema de salud mental, según la OMS. “Los deportistas de élite son gente más preparada para aguantar la presión, pero la agresión mental que supone el alto rendimiento es muy fuerte y hay momentos que la presión es tan grande que pueden ceder”, indica Espar.
“Son deportistas, pero no invencibles. Las presiones competitivas, lesiones, cambios en la vida personal, eventos traumáticos, falta de apoyo social, y la exposición constante a evaluaciones y críticas pueden llevar a un deportista a una situación límite”, relata Cos.
“Un día, cuando sea el momento adecuado, me encantaría compartir mi experiencia completa para poder ayudar”, explicaba Ricky. La herida aún duele, pero ha empezado a sanar. Y Ricky Rubio volverá a botar el balón.