Veinticinco minutos era el tiempo que separaba a la piloto española Cristina Gutiérrez (Burgos, 1991) de conseguir la victoria en la categoría challenger del Rally Dakar 2024. Esta cantidad de minutos en un deporte en el que, hasta las milésimas de segundo cuentan, tienen peso suficiente como para darte por vencido o no salir a ganar. Pero no para la piloto española.
A pesar de esta diferencia con el piloto estadounidense Mitch Guthrie, que era el ganador virtual de la edición antes la última etapa; Gutiérrez, junto con su copiloto Pablo Moreno, salió a competir como si fuera la primera etapa de la edición y con la filosofía de “lo podemos hacer”.
Y así lo hizo. Tras una avería de Guthrie, que era el primero en la clasificación general, y gracias a su afán de no rendirse y ser constante, la burgalesa se hizo un hueco en la historia del motor al convertirse en la primera piloto española en ganar en una categoría del Rally Dakar. Y la segunda mujer en hacerlo, solo por detrás de la icónica Jutta Kleinschmidt.
Durante los 328 kilómetros, que era el recorrido de la última etapa, Gutiérrez no fue consciente en ningún momento de la ventaja que tenía sobre Guthrie porque salían escalonados y no pudo verlo en el momento en el que sufrió la avería. “Hice mi etapa tranquila. Sin verle parado, ni nada” cuenta la piloto. Al llegar a meta, el alboroto de los periodistas le hizo sentirse desconcertada, ya que “pensaba que era para Carlos toda esa locura”.
En aquel momento, la incertidumbre se apoderó de la situación debido a que no se conocía con seguridad si la burgalesa se había alzado con la victoria. “No sabían lo que estaba pasando hasta ese momento porque se había caído la red y no podían refrescar la página de tiempos, por lo que desconocían si seguía parado o qué estaba pasando”, añade.
Treinta minutos de intensidad fueron los necesarios para que la piloto española estallara de felicidad, gritara y se abrazara con su gente al enterarse, por uno de los miembros de su equipo, de que el trofeo del Rally Dakar 2024, en la categoría challenger, tenía grabado su nombre: Cristina Gutiérrez Herrero.
A sus 32 años, y con ocho ediciones del Dakar a la espalda, Gutiérrez -apodada ‘Tortu’- ha conseguido hacerse un hueco en la historia del deporte. La piloto ha logrado ser la primera española en ganar una categoría del Rally Dakar. Pero la lista de éxitos no termina ahí. También se ha proclamado como la segunda mujer a nivel mundial en ganar esta competición, siguiendo los pasos de la piloto alemana Jutta Kleinschmidt que se hizo con la victoria en el 2001.
Cambios de última hora
Esta edición del Dakar para Gutiérrez comenzó con modificaciones y “un poco en ‘shock” debido a que el equipo Red Bull decidió hacer un cambio de última hora en el coche. Por este motivo, pasó de correr con un Can-Am a hacerlo con un Taurus. La parte positiva era que se trataba de uno de los mejores vehículos ligeros de esta competición y la parte negativa estaba en que “no tenía ningún kilómetro” con aquel coche
“Yo había estado con Can-Am el año pasado y llevaba muchos kilómetros y, al final, un piloto con muchos kilómetros es una ventaja”. Sin embargo, esto no fue un impedimento porque “es un coche tan bueno y tan noble” el Taurus, “que al final, pues te haces” y “desde un principio, me sentí que formaba parte del coche”.
Estos cambios antes de comenzar no frenaron a la burgalesa que condujo durante esta edición “mirando hacia el primero” y siempre pensado que “lo podemos hacer”. Las ganas y el hecho de ver tan cerca la victoria, impulsaron a Gutiérrez a no tirar la toalla llegando a convertirse en un Dakar “muy especial”.
Un sueño cultivado desde muy pequeña
La pasión de Gutiérrez por el motor le viene desde que era muy pequeña. A los cuatro años, la curiosidad se apoderó de ella y se puso al manillar de la mini moto de su hermano. Durante sus primeros kilómetros, su padre se convirtió en su mayor aliado. “Nunca me puso frenos” cuenta la piloto, que considera que con él “nunca tenía miedo”. Gracias a esta “naturalidad” con la que le enseñó y le animó, la burgalesa descubrió que quería dedicarse a este deporte.
Primero fue la ‘mini moto’ de su hermano, luego los ‘karts’ y más tarde dio el salto al mundo del ‘rally raid’. Sin embargo, en ningún momento, se le pasó por la cabeza participar en un Dakar. “Lo conocía porque era algo que mi padre veía todas las navidades, pero no era algo que me obsesionaba” añade.
“Hubo una selección de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) en la que escogían a varias pilotos y yo fui una de las elegidas” cuenta Gutiérrez. Hasta aquel momento, el único pensamiento que había tenido era “¿dónde iba a ir yo?”, pero gracias a ese proceso de selección, “me vi capaz” y “consideré que era el mejor momento para buscar ayuda para empezar a hacer la prueba más dura del mundo”, el Dakar. “Al final fue la vida la que me iba poniendo este tipo de pruebas y yo iba aceptándolas y superándolas”, aclara.
Logro tras logro para Cristina Gutiérrez
Desde que pisó el acelerador en su primer Dakar en 2017, que tuvo lugar en Bolivia, y hasta esta última edición, la burgalesa ha ido madurando “como piloto, pero, sobre todo, como persona”. Esta evolución ha sido posible “porque me han ocurrido momentos muy difíciles en mi carrera deportiva, entre ellos, cuando me rompí la espalda”.
Era un 13 de junio de 2021, durante los primeros kilómetros de la quinta etapa del Rally de Kazajistán, cuando Gutiérrez y su copiloto, François Cazalet, sufrieron un fuerte impacto en el lado izquierdo de su vehículo. Al principio se quedó sin respiración, pero continuó, una vez más, sin rendirse y luchando hasta el final, consiguiendo terminar la carrera con varias vértebras rotas.
Este afán de luchar hasta el final, su forma de ser “calmada” y el hecho de “saber manejar la presión”, han llevado a la burgalesa a conseguir varios éxitos en su paso por el Dakar. La lista de logros comenzó cuando, en su primer Dakar en 2017, se convirtió en la primera piloto española en terminar esta competición, que consideran “una de las pruebas más duras”.
Una “mini vida” con altibajos
Gutiérrez define el Dakar como “una carrera salvaje”, que se divide en diferentes etapas en las que los pilotos recorren unos “800 kilómetros de media al día” en sus vehículos. Durante estas jornadas, los deportistas que participan en esta competición buscan el mejor camino para llegar hasta el final del recorrido, pasando por lo controles marcados; reparan todo tipo de averías e imprevistos que se les interponga en el camino; y duermen y comen lo necesario para “sobrevivir”.
Esta “mini vida” de doce días le ha enseñado “muchas cosas” a la española, que considera que a día de hoy no tiene la misma mentalidad que cuando empezó porque “ahora entiendo la carrera, entiendo los tiempos y entiendo los ritmos”. Durante los días de competición, al igual que en tu vida diaria, a los pilotos les pueden pasar cosas buenas y malas, todas ellas comprimidas en un pequeño periodo de tiempo, pero para Gutiérrez lo más importante ante estas situaciones es “al día siguiente resetear como si no hubiera pasado nada”.
Considera que esta carrera “te da tantas oportunidades durante el tiempo que dura que sería muy malo dejarse vencer por el pensamiento de “no puedo más o hasta aquí he llegado”. Tienes que ir hasta el final”.
Rompiendo barreras para abrir camino
Todos los pasos que ha ido dando a lo largo de su carrera han llevado a la deportista a conseguir un hueco en la historia del deporte al convertirse en la primera piloto española en ganar un Dakar. La burgalesa comparte podio con solo tres deportistas españoles que han ganado uno o más Dakar: Marc Coma, Nani Roma, y Carlos Sainz, que se alzó con su cuarta victoria durante esta edición.
Este hito para Gutiérrez supone “una responsabilidad”, ya que es el modelo a seguir de muchas mujeres o niñas que quieren competir en el mundo del motor o les llama la atención este deporte. El objetivo que tiene es “visibilizar mis vivencias para que si otras mujeres sienten lo mismo que nada les frene para realizar sus sueños como a mí nada me ha frenado”.
En el mundo del motor, a diferencia de otros deportes, no existe distinción entre hombres y mujeres, ya que dentro de la misma categoría compiten ambos en las mismas condiciones. Sin embargo, en el Rally Dakar predomina la participación masculina: del total de 820 participantes, solo 54 son mujeres.
En un futuro, Gutiérrez cuenta que le gustaría que “no existieran barreras” en este deporte o, simplemente, “límites” como los que ella se autoimpuso con 9 años, que no quería participar en las competiciones de karting porque era la única mujer y le daba vergüenza. Por este motivo, le gustaría conseguir que, al menos, “las mujeres que quieran estar en el mundo del motor, estén sin sentir que hay rechazo”. Para alcanzar esta meta aconseja que “cuando notemos algo, lo digamos y luchemos para que esto no exista”.
Desde su experiencia en el mundo del Dakar, considera que “estamos evolucionando y cambiando mentalidades”, ya que, por ejemplo, cuenta que sus compañeros de categoría la ven como piloto más y no hacen ninguna distinción.
Una nueva etapa en el 2025
Tras coronarse en este Rally Dakar 2024, Gutiérrez busca nuevos retos pero siempre “reales o realizables”. El próximo año dará el salto a la categoría de coches de la mano de Dacia. Además, en esta nueva etapa compartirá equipo con los pilotos Nasser Al-Attiyah y Sébastien Loeb, con el que se proclamó campeona de la Extreme E en el equipo X44, propiedad del piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton.
“Loeb es un piloto que, a nivel personal, ha supuesto una evolución increíble en mi vida” narra Gutiérrez, que destaca que nunca el piloto francés “sin pedir nada a cambio me metió en Red Bull”. La burgalesa considera que su relación profesional con él es “tan sencilla y tan pura” que es “superbonito”.
A los mandos de esta nueva etapa, Cristina Gutiérrez seguirá luchando por llegar lo más lejos posible en cada una de las carreras en las que compita. Eso sí, siempre con las ganas y la fuerza que la han llevado a coronarse como la primera piloto española y segunda mujer en ganar una categoría del Dakar.