No hace mucho que Morad ha llegado de un tour europeo que firmarían poquísimos artistas españoles. Ha vendido 5.000 entradas en ciudades como Colonia o Estocolmo sin ir de la mano de una gran promotora ni ningún festival. El rapero del barrio de La Florida de L’Hospitalet de Llobregat, de 24 años, ha presentado su primer disco, ‘Reinsertado’, título de puya evidente que, desde su posición ya de estrella internacional, hace referencia a su paso por un centro de menores. Son ya cinco años publicando canciones en los que ha agrietado la industria musical y se ha convertido en un icono popular, muchas veces incómodo y discutido por sus encontronazos con la justicia.
¿Ha asimilado ya su gran tour europeo?
Disfruté muchísimo, fue una experiencia única que no puede vivir todo el mundo. Y yo, que vengo de donde vengo… Nunca había viajado a todos esos sitios a los que he ido a cantar. Y encontrar que había tanta gente en tantos sitios… Hay ciudades en Europa en las que he vendido igual que en una ciudad de España. Ha sido flipante.
Sin una gran promotora ni festival detrás, ha hecho una gira que, por recintos y volumen de venta de entradas, lo firmarían muy pocos artistas españoles. ¿Cómo ha logrado tener tanto público fuera de aquí?
Creo que es por la esencia, siempre me he mantenido igual. Eso es lo que ha hecho que la gente le coja aprecio a mi trabajo.
En buena parte, se entiende por la conexión que ha logrado con hijos de migrantes de esas ciudades.
Sí, eso me ha ayudado mucho. Supongo que es por la historia, las letras de primeras no las entienden, pero creo que a veces hay cosas que se transmiten con los ojos o con el sonido.
Los niños me dan esa calma que necesito. Un niño no te falla, no te vende, no te traiciona
Sus números de ‘streaming’ son gigantes, acaba de hacer el mencionado tour y ahora llena el Sant Jordi Club tres días consecutivos. ¿Considera que sus logros están suficientemente reconocidos?
En mi barrio, sí, mi gente cercana, sí, que es lo que me importa al fin y al cabo. Pero sí que notas un poco que fuera… No ves la misma repercusión de una cosa grande que pueda conseguir yo solo a la de una cosa pequeña mala que puede pasar cualquier día. Vas notando que hay cosas que he hecho, que son muy grandes para un chaval como yo, y que no le dan mérito. Creo que por ser yo o por lo que tengo detrás. Sé que si fuese otra persona sí que le darían su mérito.
Siempre mantiene una pose, una actitud, como de que nada le sorprende. Ni con logros musicales, ni cuando Drake aplaude su música públicamente…
Sé que todo se va a acabar algún día. Para que no sea duro el día que se acabe todo esto, no quiero morirme por una cosa que tiene fin. No lo veo bien. Como he crecido donde he crecido, he visto a muchas personas tener muchas cosas y luego quedarse sin nada. Entonces, el día que se vaya todo, pues podré estar tranquilo, que no sea un peso grande que tenga encima, ¿sabes? De decir: ‘Me he creído alguien y ahora mira’. Mejor estar así y ya está. El día de mañana me van a querer igual y voy a estar con las mismas personas.
¿Pero tiene miedo que esto se rompa, que se agote el éxito?
Al revés. Hace tres años pensaba que ya no iba a cantar más. Voy a seguir hasta que la gente me diga. Siempre he pensado que el día que sienta que la gente no está o que no estoy viviendo lo mismo que ahora, me iré. El día que baje, pues diré buenas noches y se lo agradeceré a todo el mundo. Si me tengo que ir ahora mismo, me podría ir. No necesito nada de la música. Mi sueño es hacer mi vida tranquilo y tener una familia.
‘Reinsertado’ no es un título cualquiera. ¿Qué significado le da?
Cuando era menor estuve preso y había una frase que solía escuchar mucho: ‘te tienes que reinsertar’. Y llegó un momento que odié esa palabra porque pensaba que era una etiqueta mala. Como si uno no fuese persona. ‘Reinsertado’ es como que… Mira, la palabra que más odiaba… Lo he cumplido, mira donde estoy. He sacado un álbum, estoy en mi mejor momento y le he querido poner ese nombre para la gente que me ha visto ahí o sabe lo que es esa historia. Como un vacile a toda esa gente que me ha menospreciado en ese sitio, que ha pensado que iba a acabar mal o iba a acabar muerto o lo que fuese. Me deseaban ese mal, me decían que si no estudiaba no iba a llegar a nada en la vida y… Pues mira.
¿Por qué considera que no vieron esperanza en usted siendo tan solo un chaval?
Los mayores torturan mucho a los jóvenes por no ser como ellos deberían haber sido en su momento. Yo perdí toda mi adolescencia ahí dentro. Salí con 19, empecé en la música a los 19-20. Con 20 años es imposible ser perfecto en la vida. A veces te ponen muchas etiquetas sin saber que tú también puedes cometer fallos, ¡Y admitirlos, ya ves tú, sin problema! Pero uno también crece, y lo que pensaba con 20 años no lo pienso ahora con 24, eso es cuestión de tiempo. Que tenemos derecho a equivocarnos.
En la portada del disco se ve oscuridad, representada por la policía, y luz, con una imagen de su madre y niños jugando al fútbol en la calle. Y, precisamente, en las redes se le ve compartiendo muchos ratos con niños de su barrio.
Me dan esa calma que necesito ahora mismo en la música. Si estás todo el día rodeado de gente mayor, curtida en cosas malas, solo escuchas cosas negativas, como que todo más negro. Todas las opiniones son un poco más oscuras. Con un niño no hay opiniones, te sacan de todo eso malo. Un niño no te falla, no te vende, no te traiciona. Hasta que no crezcan no sabes cómo van a ser.
En el disco tiene una canción titulada ‘Estopa’ y también menciona al grupo en su última canción, ‘París como Hakimi’. ¿Qué representa el grupo para usted?
Yo creo mucho en Dios, y creo que me fue bien irme de La Florida. Dentro de lo malo, siempre intento sacar algo positivo
No me he criado escuchándolos, pero es un grupo que respeto mucho. Para mí son de lo más grande que tiene España. Hacen música tradicional, de aquí, porque eso es música española total, pero también tienen ese toque de barrio. Se les ve muy humildes, muy amigos. A mí me gustan mucho, la gente de mi barrio los escucha, muchas familias, mayores, jóvenes… Siempre los uso de referentes, como que hasta un chico de la calle puede ponerse música de Estopa.
De hecho, hay quien ve paralelismos entre ellos y usted porque representan a dos olas migratorias distintas llegadas a Catalunya.
No me importa de donde sean o de donde vengan, esas cosas no las miro yo. A mí me gustan por cómo son, su manera de ser. Me los encontré en un festival y he notado una presión que no he notado con artistas que salen número uno en Spotify. Llenan estadios, mueven masas. Me gustaría acabar como ellos, la verdad.
¿Qué le parece que su música se haya hecho tan transversal, que la escuche gente de todo tipo?
Mi música no tiene fronteras, está hecha para todos. Es música fiestera, otras [canciones] son más tristes… Cada uno ha vivido una parte de una canción, no importa de qué barrio seas ni de qué clase social seas. Cada uno tiene un trocito de MDLR.
España tiene ya como ídolos a artistas que son de orígenes muy diversos. ¿Cómo de importante cree que es esto para los jóvenes?
En España el número uno siempre ha sido de fuera. Si fuese un país racista con la música, en los tiempos de Daddy Yankee y ‘La Gasolina’ nadie lo hubiese escuchado. Toda la música que nosotros escuchábamos de jóvenes era de fuera, y ahora, es verdad, en vez de escuchar lo de fuera, escuchas lo de aquí. Hay muchos artistas y es normal que, al final, acabe saliendo uno de tu origen o de donde vives. Eso ya no es raro, y es bueno.
Si un policía te pega, defiéndete. Y si un juez quiera abusar de ti, pues defiéndete. Eso les enseñaré a mis hijos
Lleva más de un año sin poder pisar la zona de los bloques de La Florida por una medida judicial. ¿Cómo lo ha vivido, cómo le ha afectado?
En su momento, cuando pasó, me enfadé mucho, pero creo que fue… Yo creo mucho en Dios, y creo que me fue bien haberme ido. Dentro de lo malo, siempre intento sacar algo positivo. Y pienso que me ha ido bien, en el sentido de que he trabajado mucho, he estado mucho por mi carrera. Estaba mucho [tiempo] en mi barrio… No hacía nada malo, pero estaba mucho. A veces hay que hacerle caso al sistema porque sino… Pues esto es lo que te pasa. Me ha ido bien, pero me duele mucho. Muchos días estoy mal por este tema, porque creo que es injusto. Dejarme sin entrar a mí a un sitio… Como si fuera yo lo más malo de toda la ciudad.
¿Le preocupa cómo puedan acabar los procesos judiciales que tiene abiertos?
Me pase lo que me pase… De todo aprenderé. Y si tengo hijos les explicaré cómo no tener los fallos que yo he tenido. Y ya está. Todo pasa por algo. Siento que ha sido un abuso. Le enseñaré a los niños que no hay que hacerle caso al sistema, que tienes que cumplir las leyes, cumplir con tus obligaciones, pero nunca le hagas caso al sistema en el punto de ser como quieran que seas. Si un policía te pega, defiéndete. Y si un juez quiera abusar de ti y meterte lo que no es, pues defiéndete. Eso es lo que les enseñaré para que no les pase lo que me ha pasado.
¿Qué le queda por soñar y cumplir a Morad?
Dormir tranquilo, ese es el objetivo de todo esto. Trabajo todos los días o estoy por mi familia todos los días para que el día de mañana pueda dormir tranquilo, que tengo 24 años y aún no he podido dormir tranquilo. Y también me lo merezco.
¿Y cómo puede lograr dormir tranquilo?
Sin música y sin todo esto. Sin entrevistas, sin trabajo, sin música, sin gente, sin nada. Viviendo por ti, como mucha gente hace.
¿Está en un momento de agotamiento o saturación?
Yo estoy súper feliz. Pero me preguntas por mis sueños… Mi sueño no es ser Justin Bieber, mi sueño es vivir tranquilo, te lo juro.