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El Real Madrid se clasifica para la final de la Supercopa en la prórroga del derbi soñado por Arabia

El Real Madrid se llevó el derbi soñado por Arabia Saudí en la prórroga. Un duelo como el tráfico de Riad, donde es imposible librarse de trayectos de menos de media hora. Caos por las medianas, las aceras y adelantamientos imposibles. Como los que protagonizaron el Real Madrid y el Atlético, esmerados en convertir el primer duelo de su trilogía en una sucesión de activaciones y desconexiones. Con ocho goles y un desgaste descomunal. Tanto propio del partido como acumulado de lo que viene y vendrá. Cuando los penaltis parecían una condena, un tanto de Savic en propia meta y otro de Brahim a puerta vacía dejaron un 5-3 para la historia del torneo.

Ancelotti optó por Kepa como portero titular en otro capítulo de la alternancia en la meta. Dejando claro que, por lo menos en partidos importantes, el portero vasco está por delante, tal y como marca el estatus con el que llegó (sustituto de Courtois). Aunque el meta vasco está lejos de ser un titular consistente, como demostró en el tercer tanto del Atlético. En el centro del campo, donde tantas opciones tenía el italiano, se dispuso una tripleta de roles diversos con ModricValverde y Tchouaméni. Ni Kroos -un crítico con Arabia Saudí que fue pitado constantemente- ni Camavinga en un planteamiento intervencionista. Mendy, goleador, regresó al lateral.

Defensas que funcionaron mejor en ataque

La gran novedad de Simeone fue Saúl en detrimento de Nahuel. Salieron abucheados los rojiblancos. El Real Madrid ejercía claramente de local. Hasta tenía una grada de animación con tifo propio. Solo unos gritos a favor de Simeone, de los escasos ‘colchoneros’ desplazados, rompieron un ambiente enrarecido, con demasiado artificio. Escasa cultura futbolística en la grada, donde se montó escándalo hasta el minuto de silencio por Franz Beckenbauer.

Pero el fútbol sigue siéndolo cuando el árbitro se lleva el silbato a la boca. Como espectáculo, el derbi madrileño, el primero de la trilogía, fue un éxito de taquilla. En el acto inicial se registró un intenso intercambio de golpes y goles. Con defensas imprecisas. En el caso del Real Madrid sobresalieron los zagueros en ataque mientras que el Atlético volvió a resentirse de la endeblez que le persigue en el último tramo de temporada. Las jugadas a balón parado parecían de entrenamiento, sin marcas definidas.

En una de esas llegó el primer tanto del Atlético. Hermoso superó a Kepa tras un saque de esquina botado por Griezmann, quien siempre participa en las jugadas de gol. Con ventaja, los de Simeone dieron un paso atrás y el Real Madrid empezó a modelar su traje. Sin un ‘9’ fijo, el Real Madrid se despliega como una tormenta donde Rodrygo y Vinicius (siempre con tres o cuatro rivales encima) se alternan continuamente sus posiciones. Aunque nada tiene sentido sin Valverde sosteniendo al equipo.

Remontada del Real Madrid y genialidad de Griezmann

Logró el conjunto blanco remontar a través de su juego. El empate fue una reedición del último gol en Liga, con Modric asistiendo y Rüdiger cabeceando libre de marca. Parece impensable que dos equipos cansados de verse las caras fallen en cuestiones tan elementales. A la media hora, el Real Madrid ya le había dado la vuelta al marcador. Un centro raso de Carvajal sorprendió -otra vez- a la defensa del Atlético. Mendy, sumado al ataque, con el exterior de su bota, batió a Oblak.

Como si de una ‘batalla de gallos’ se tratase respondieron los de Simeone. Lo hicieron con un par de versos libres: Griezmann y Rodrigo de Paul, a los que tanto necesita ese equipo. El argentino dio un paso adelante -después de muchos atrás- que le había reclamado su técnico y sirvió un avance que el francés aprovechó con su singularidad acostumbrada. Una asistencia y un gol en dos pinceladas.

Dejó tumbado a Modric con un quiebro perfecto para finalizar la obra mediante un disparo cruzado desde fuera del área. Una diana a la altura del mérito conseguido: superar a Luis Aragonés como máximo goleador histórico del Atlético. Y vuelta a las andadas, con el gol impulsando a los que el público consideró visitantes, aunque con la continua amenaza de un Real Madrid volátil.

Debilidad de Kepa y reacción del Real Madrid para la prórroga

Al inicio de la segunda parte bajó la temperatura, tanto como en la mayoría de los establecimientos de Riad, donde hay una obsesión por no sentir una pizca de calor. Lo mismo pensaron el Real Madrid y el Atlético, temerosos por un partido largo en un torneo frenético. Se volvió el encuentro demasiado previsible, con el esférico para los rojiblancos, aunque sin profundidad.

Hasta el 70 no volvieron a dispararse las hostilidades. Oblak abortó un zurdazo de Rodrygo y Kepa se mostró inseguro en un flechazo de Morata. Caían los minutos y la prórroga aparecía como un fantasma, para disfrute del público local. Si en algún momento hubo centro del campo quedó completamente anulado. Kepa confirmó su debilidad con una mala salida que aprovechó Morata. O Rüdiger. Cualquiera de los tres que se enredaron en un encontronazo surrealista.

Joselu y Brahim deciden el encuentro en la prórroga

El Atlético, por todas las vivencias del pasado, sabía que nada estaba hecho. El Real Madrid tiene esa capacidad para, cuanto más vulnerable parece, emerger como una bestia. No tardó en sacar la metralleta para fijar un 3-3 que consolidaba el demencial partido. Tras infinidad de intentos, Carvajal armó un gran remate que ponía todo al principio. Es sí, con muchos más kilómetros. Tercer gol de un defensor blanco. Los papeles totalmente invertidos. Lo esperado en un partido alocado que confirmó el ‘spoiler’: prórroga.

Los dos contrincantes demostraron estar tiesos en el tiempo suplementario. Lo normal por culpa del vaivén del calendario y las deslocalizaciones, acompañadas de enfrenamientos fugaces. Koke, que había sufrido un encontronazo con Rüdiger, tuvo que salir por lesión. Vinicius y Rodrygo también salieron del campo fundidos. Nadie tenía fuerzas para resolver el abultado empate. Nadie salvo los jugadores que ingresaron al límite del tiempo. Como Joselu, que forzó el cuarto gol, atribuido a Savic en propia meta. El Atlético dispuso de un par de opciones; sin embargo, Brahim redondeó la partida para los blancos con un tanto a puerta vacía.





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