Joan Miró murió el día de Navidad de 1983, del que este domingo se cumplen 40 años. “La pintura de Miró es el camino más corto de un misterio a otro”, dijo sobre él su amigo y escritor Michel Leiris. El catalán más universal, con permiso de Gaudí y Dalí, ha sido protagonista este año por el 130 aniversario de su nacimiento y lo será el que viene, cuando la Fundación que regaló a Barcelona celebra medio siglo de vida. “De todos los pintores contemporáneos, Miró pasa por ser el más secreto”, dijo de él el poeta Raymond Queneau. Aquí, unas pistas en forma de diccionario para acercarse a él.
Azul
El color favorito de Miró era “el blanco inmaculado de una pared de cal que permita poner el azul del sueño o un rojo de pasión”. El color del mar Mediterráneo y del cielo de Mont-Roig es el protagonista de algunos de los cuadros más famosos de Miró, que le añadió un trozo más de tela a ‘La Masia’ para que tuviera más azul. Su serie ‘Blue’ es de las más conocidas.
Barcelona
“París y el campo”, le solía decir a Picasso. Miró sostenía que en Barcelona había un retraso intelectual de 50 años respecto a Europa.
Constelaciones
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el avance de los nazis a París en 1939, Miró se refugió 10 meses en Varengeville-sur-Mer, un pequeño pueblo de la costa de Normandía. Allí pintó sus famosas ‘Constelaciones’. El MoMA las expuso en 1945, lo que supuso su consagración internacional definitiva.
Discreto
Al contrario que la mayoría de los artistas bohemios del París de vanguardias, Miró era poco salidor y más bien reservado, un hombre de pocas palabras obsesionado por el orden, la limpieza y el deporte. Controlaba su peso y hacía ‘footing’ mucho antes de que se pusiera de moda.
Exposición Universal
En 1937 se inauguró en la Exposición Universal de París el Pabellón de la República. Allí empezó la leyenda del ‘Guernica’ de Picasso. Miró pintó ‘Pagès català en rebelió’, un segador con barretina y sin piernas arraigado en la tierra como un árbol, que lleva una hoz en una mano mientras levanta la otra para acariciar una estrella. El mural desapareció misteriosamente mientras lo trasladaban a Valencia. Miró, que tenía miedo de las represalias contra su familia, acabó volviendo a España pese a la dictadura.
Francia
Miró coincidió en París con la generación perdida de escritores y la vanguardia de artistas de los años 20. Aunque le costó integrarse, acabó siendo amigo de todos, de Matisse a Breton, Hemingway, Scott Fitzgerald y Artaud.
Guerra
La relación con las guerras de Miró siempre fue de evasión, le horrorizaban e incluso las intuía antes de que sucediesen.
Hermanos
Miró nació el 20 de abril de 1893, el año de la bomba en el Liceu. Al año siguiente nació su hermano Miguel, que moriría al cabo de cinco meses y en 1896 otra hermana, Josefa, que también murió. Su madre tuvo al año siguiente dos gemelas de las que solo sobrevivió una, Maria Dolors.
Infantil
“Esto lo puede hacer un niño de guardería” es una de las frases despectivas que solían decirse de Miró, al que muchos intentaron reducir al cliché de niño eterno. En su búsqueda de la verdad de la infancia, a veces dejaba que su hija Maria Dolors o sus nietos David y Emili intervinieran levemente en sus obras, explica Josep Massot en la biografía de dos tomos que escribió sobre el pintor publicada por Galaxia Gutenberg. Octavio Paz escribió que Miró pintaba como un niño de 5.000 años de edad: “Un arte como el suyo es el fruto de muchos siglos de civilización y aparece cuando los hombres, cansados de dar vueltas alrededor de los mismos ídolos, deciden volver al comienzo”.
Japón
La historia de Miró con el país asiático es de amor recíproco. La primera monografía que se escribió sobre él, en 1940, fue obra de un poeta japonés. Miró era fan de Hokusai, visitó el país varias veces en los 60 y se quedó prendado de su cerámica, los haikus y la caligrafía.
Kandinsky y Klee
Kandinsky tocaba el violonchelo, Klee el violín, y eso se notaba en sus pinturas. Ambos influyeron a Miró que, sin ser músico, llenó sus lienzos melodía y ritmo, con líneas en zig zag, círculos, triángulos, fugas y espirales.
‘La Masía’
La obra favorita de Ernest Hemingway es el paisaje que le salvó la vida y la casa de pagès de su padre. En Mont-Roig, donde hoy se puede visitar la casa y el estudio, se refugió de todos los problemas y encontró su vocación.
Muerte
Miró murió con 90 años plácidamente. Al final de sus días cambió su última voluntad, que era que lo enterraran sin ataúd para que de su vientre nacieran flores y plantas. Murió el día de Navidad de 1983 y fue enterrado con gran pompa política en Montjuïc, donde se congregaron 2.000 personas, además de otras 6.000 que pasaron por la capilla ardiente. Pocos días antes de morir, pidió un lápiz y papel porque ya no podía hablar y escribió: “Pilar, te quiero”.
Naturaleza
“Cuando veo un árbol, por ejemplo un algarrobo, siento que el árbol me habla. Tiene ojos. Uno puede hablarle. Un árbol es humano. Y también una piedrecita”, decía Miró, para el todos los elementos de la naturaleza eran mitológicos.
España
España fue el primer país en ser representado por un símbolo abstracto: el Sol de Miró data de 1983, es propiedad de Turespaña y está considerado como uno de los mejores casos de ‘country branding’.
Orden
Estaba tan loco por dentro que necesitaba orden, decían de él los que le conocían. Miró solía escribir un guion previo de sus cuadros, con los colores y las formas, aunque luego se lo saltase todo. “Si no trabajo, pierdo el equilibrio, tengo ideas negras”, confesó en más de una ocasión.
Pilar Juncosa
Miró tuvo más de una novia y estuvo a punto de casarse con Pilar Tey, a la que rechazó por ser demasiado moderna. Finalmente se casó en 1929 con Pilar Juncosa, con quien tuvo una única hija, Maria Dolors. “Sin ella, yo sería un huérfano perdido en este mundo. Fuera de mi trabajo, no tengo ninguna noción sobre otras cosas y de cómo es necesario organizarse. Ella es mi ángel de la guarda”, dijo sobre ella.
Quemar
“A medida que pasan los años, me siento más libre, más violento”. Con 80 años cumplidos, el Grand Palais le dedicó una retrospectiva en 1974 en la que la mitad de sus obras eran telas quemadas y con cartones roídos por ratas. Al final de su vida, Miró pintaba con los dedos, los pies e incluso orinando en su propia obra. En una tela llegó a utilizar sus propias heces, dejando atrás su higiene maniática.
Realismo detallista y románico
Miró empezó pintando en un estilo realista detallista y siempre fue un gran admirador del románico. En el siglo XX, atravesado por las guerras y las ideologías, hubo quien le criticó por alejarse del realismo social y porque su pintura no era lo suficientemente política.
Josep Lluís Sert
Miró hizo de Mallorca su segundo hogar durante décadas. Allí se hizo construir un taller por su íntimo amigo Sert y entabló amistad con Camilo José Cela. Sert, al contrario que Miró, sí que se exilió en Estados Unidos y fue su anfitrión en Nueva York. Sert también diseñó la Fundació de Montjuïc, que originalmente iba a estar en la Diagonal.
Tímido
El fotógrafo Frances Català-Roca le definió así: “Era como un caracol, el cual, mientras lo dejas hacer, va bien, pero cuando intentas tocarlo, se esconde”.
Universal
Miró sigue despertando admiración y deseo en todo el mundo y lo hace ajeno a las modas. Hace dos meses una de sus obras batió un nuevo récord en una subasta: ‘Mujeres, luna, estrellas’ (1949) se vendió por 20,7 millones de euros, el cuadro más caro del año en Francia.
Verlaine
Miró era un gran lector de poesía, declarado fan de Apollinaire, Éluard, Tristan Tzara y Verlaine. Incluso se atrevió a escribir un largo poema río que tituló ‘Proyecto para un libro de artista’.
World Trade Center
El gran tapiz de Miró que presidía la entrada del World Trade Center quedó hecho cenizas en los atentados del 11-S. Dieciséis años después, el airbag de la furgoneta de los yihadistas que atentaron en las Ramblas saltó, haciendo parar el vehículo, justo encima del mosaico de Miró después de asesinar a 13 personas.
Xirinacs
Miró se quedó en España durante el franquismo, pero siempre se las ingenió para no ser instrumentalizado por la dictadura. Se consideraba catalanista y no dudó en apoyar junto a Tàpies la candidatura al Premio Nobel de la Paz de Lluís Maria Xirinacs, el sacerdote de la resistencia pasiva que hizo varias huelgas de hambre y estuvo de pie 12 horas al día delante de la Modelo durante 19 meses hasta que se aprobó la ley de amnistía de los represaliados por el franquismo.
Yo
Miró siempre fue un individualista. Siempre desdeñó las acciones de grupo, muy frecuentes en el grupo surrealistas. Los manifiestos le hacían sentir incómodo.
Zanahoria
Para Miró, la pintura era como el huerto donde el hortelano cuida sus cebollas, tomates, zanahorias y frutales como el manzano, el naranjo o el limonero. “Hay que dejar que la fruta madure”