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El Levante baja el telón de Orriols tras un año doloroso


Los jugadores del Levante UD se abrazan
Francisco Calabuig

Es inevitable, a estar alturas del año, hacer balance de cómo han transcurrido los últimos 12 meses. Y en el Levante, a nadie se le escapa que el 2023 no será recordado por ser un año feliz. Más allá de instantes puntuales en los que la ilusión de subir a Primera División relució por su propio peso, el penalti de Asier Villalibre marcó un antes y un después. A lo mejor, el dolor fue mayor después de vivirlo en el lugar que es sinónimo para el levantinismo, pero los propios aficionados, que no saben lo que es dejar a su equipo de lado, esperan impacientes el encuentro contra el Huesca no solo para despedir un año doloroso, sino también para lograr tres puntos que cambien, definitivamente, la tendencia de los de Javi Calleja.

En una Segunda División que está siendo más apretada que nunca, el Levante es consciente de que si te despistas, o incluso si pestañeas, es imposible conservar un lugar de privilegio en la clasificación. En la duodécima posición, pero a tres de los playoff de ascenso a Primera División, ganar introduciría de nuevo al conjunto de Javi Calleja en la pomada de la promoción.

El técnico, después de perder por lesión a Postigo y Kochorashvili, recupera a Ander Capa para enfrentarse a un Huesca que, en zona de descenso, busca darle continuidad a su triunfo ante el Ferrol asaltando el estadio de un candidato al ascenso.



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