Hace meses que es público en el mercado que Miguel Ángel Gil Marín ha puesto en venta su parte del Atlético de Madrid. El hijo de Jesús Gil y Gil es el accionista mayoritario de ‘Atlético HoldCo’, la sociedad que tiene un 66% de la propiedad del club. También participan en la misma el presidente Enrique Cerezo, y el fondo americano Ares, que protagonizó una ampliación de capital de 2021. El otro accionista es Quantum Pacific Management Limited, del israelí Idan Ofer. Gil Marín empezó moviéndose por el mercado asiático para sondear el interés de jeques y fondos de inversión por hacerse con “un equipo estabilizado en la zona Champions que lucha por ganar la Liga cada temporada”. Así se anunciaba a este Atlético en el que Simeone cumple ya 11 temporadas.
El mercado estadounidense
Sin embargo, no hubo ofertas firmes y Gil Marín acudió al mercado más comprador a día de hoy en el mundo del fútbol, el estadounidense. Nueve de los veinte equipos de la Premier tienen propietarios estadounidenses en la actualidad. Y el 33% de los clubes del fútbol profesional español (catorce de los 42 de Primera y Segunda) pertenecen a empresarios, compañías o fondos de inversión extranjeros. Entre ellos el propio Atlético de Madrid, Mallorca, Sevilla, Zaragoza o Alcorcón, tienen accionariado ‘yankee’ o incluso la propiedad mayoritaria.
El grupo americano Ares Management invirtió 120 millones de euros en el Atlético para entrar de forma minoritaria en su accionariado. Robert Sarver, propietario de los Phoenix Suns, se convirtió en el máximo accionista del Mallorca a través de Liga ACQ Legacy Partners al asumir una ampliación de capital por valor de 20 millones. El fondo de inversión estadounidense Amber Capital se hizo hace unos meses con el 51% del Zaragoza, club que preside Jorge Mas, empresario de Florida que comparte la propiedad del Inter de Miami con David Beckham. En el Sevilla, el grupo inversor 777 Partners, se hizo con el 8% de las acciones del club mediante la sociedad ‘Sevillistas Unidos 2020’. Por entonces se alió con José Castro, para después cambiarse de trinchera y ponerse del lado de José María del Nido Benavente. Ahora esperan una oportunidad de ganar espacio en el accionariado del club mientras compraban el Genoa italiano y el Hertha de Berlín alemán. Y a ellos se suma el Alcorcón, cuya propiedad pasó a manos de Iván Bravo y el fondo de inversión Best Navy por 14 millones de euros.
Precio fuera de mercado
Gil Marín sondeó ese mercado y llegó a reunirse con el magnate inmobiliario de origen polaco Maciek Kaminski, quien tiene residencia desde los 70 en Estados Unidos, donde ha hecho fortuna. A Kaminski no le salieron las cuentas cuando Gil Marín le dio precio y finalmente se decidió por comprar el Everton en la Premier, por el que se publicó que pagó 450 millones a Farhad Moshiri. Un precio menor del que le pedían por el Atlético. El consejero delegado rojiblanco también se sentó con el banco de inversión JPMorgan y con el dueño de los Miami Dolphins, Stephen Ross, promotor y propietario de The Related Companies, empresa global de desarrollo inmobiliario fundada en 1972. Ross tenía un patrimonio neto en 2020 de 7.000 millones de euros, según la lista Forbes de multimillonarios. Pero el dueño de los Dolphins ha descartado comprar el club rojiblanco.
Las diferentes negativas que se han producido en las negociaciones y contactos de posibles compradores tienen que ver con el elevado precio en que tasa Gil Marín su parte del club. Según rezaban las cuentas de la temporada 20-21 el Atlético tenía un activo no corriente (plantilla más infraestructura e inmobiliario) de 787 millones, sorteando unas pérdidas de cien ‘kilos’ con una ampliación de capital de 120 millones que pagó Ares Management, lo que tasaba al club aproximadamente en 500 millones sin deuda. Pero fuentes cercanas al club colchonero confirman a El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica, que Gil Marín estaría pidiendo una cifra que casi duplica ese precio por la venta de sus acciones.
En estos días en los que el club se encuentra en un buen momento de juego, clasificado para los octavos de Champions, metido en la pelea por la Liga, con Simeone renovado y el Metropolitano convertido en un fortín, el Atlético cotiza al alza. Y a Gil Marín le ayudan esas noticias que airean su interés por vender el club, algo que a día de hoy es complicado. Mientras el CEO se mueve en el mercado, en el Atlético la versión oficial es otra muy diferente: “Ahora mismo el club está en un proceso de consolidación de su proyecto y centrado en el desarrollo del proyecto de la Ciudad del Deporte. No tiene sentido la información publicada sobre la venta”. Palabras que respaldaba un Enrique Cerezo cuya fiabilidad es, cuanto menos, dudosa a la hora de pronunciarse categóricamente sobre lo que ocurre dentro del club. “El club no está en venta y no hemos abierto conversaciones con nadie. Así de claro y así de rotundo. Ni a corto, ni a largo plazo”, zanjó el productor de cine.
La Ciudad Deportiva, la clave
En realidad la maniobra no tiene mucho sentido ahora porque Gil Marín y Cerezo planean vender sus acciones cuando se incremente su valor una vez se construya la Ciudad del Deporte del Metropolitano. Actualmente se están construyendo los nuevos accesos del estadio. En los próximos años habrá un mini estadio, una zona de ocio, un hotel y un centro de entrenamiento con seis campos de fútbol para las secciones de la entidad.
De hecho, hace unos días Gil Marín ha estado en Riad en el World Football Summit, el foro de la industria del fútbol que arrancó en Madrid, a orillas del Manzanares, para “conectar a los líderes que quieren crear el fútbol que queremos y necesitamos, basado en la excelencia, la integridad y la innovación. El consejero delegado rojiblanco reivindicó el potencial que tiene la alianza del club con Riyadh Air, aerolínea lanzada por la monarquía saudí este mismo 2023 y con su primer vuelo previsto para 2025, que trascenderá al patrocinio de la camiseta del primer equipo.
Gil Marín negocia para qu Riyadh Air, con cuyo CEO, Tony Douglas, tiene una relación muy cercana, participe para expandir la marca de la aerolínea, que se pretende que se erija en bandera de Arabia y una de las referentes mundiales a partir de 2030, y en un pilar de la ciudad deportiva del Atlético junto al Metropolitano. A la conclusión de las mismas, proyectadas para finales de 2026 o inicios de 2027, podría llegar esa venta. Pero no parece que sea el momento, ni el precio se adecúe al valor real de las acciones.