Pasqual Medina, deportista del Levante EDI que compagina sus dotes de delantero con su pasión por el tenis de mesa, fue la envidia del levantinismo el pasado fin de semana al haber vivido desde dentro los entresijos de una concentración. Él, es más, presume de haberlo sido, mientras recuerda con síntomas incontrolables de emoción y alegría una experiencia que no olvidará jamás. Abonado levantinista, y fiel seguidor de sus colores, el jugador fue un chute de energía para un vestuario del primer equipo que recibió su presencia con mucho entusiasmo y cantidades abundantes de cariño. Pasqual no solo les acompañó en todo momento, sino que fue uno más de la expedición. «Fuimos en autobús, luego en avión, comimos y llegamos a Gijón. Es un lugar muy chulo, me gustó. Me ilusionó mucho estar con ellos. Mi vida es el Levante. Este equipo es como mi familia», relata el deportista del Levante EDI en Levante-EMV.
El jugador granota, además de experimentar in situ el fútbol profesional desde sus profundidades, pisó el césped de El Molinón acompañado de su capitán, Sergio Postigo, e hizo el saque de honor junto al capitán de la sección EDI del Sporting de Gijón. Acompañado por el atronador aplauso de uno de los campos más míticos de España, y a ojos de un equipo que vio a Pasqual Medina con una admiración incalculable, su esencia, al igual que su naturalidad y espontaneidad, le llevó a saltar encima de Javi Calleja y darle un sentido abrazo, lleno de afecto y cariño. El técnico siempre estuvo cerca de él y Pasqual, independientemente de la seriedad del escenario, no dudó en agradecérselo a su manera. «El abrazo con el entrenador fue genial. De repente, le señalé con el dedo y dije: ¡Ese es mi entrenador! A lo que Calleja, mientras me estaba abrazando, dijo: ¡Vamos, mi chico favorito!», dijo el deportista.
Su detalle con el técnico levantinista bien pudo ser aplicado a cualquiera de los que se desplazaron a Gijón. Absolutamente todos los miembros de la primera plantilla lo integraron en la planificación de la concentración: Pablo Martínez, su jugador favorito del Levante y al que le pidió la camiseta, Carlos Álvarez, que se sentó a su lado en las comidas y recibió la confesión de que a Pasqual Medina no le gusta nada «el verde», Dani Gómez, Andrés Fernández, Bouldini… Incluso, tal y como asegura, «entrené con los jugadores» e «hice una sesión de estiramientos» con el ‘9’ del Levante, terminando con un pasillo que contó con un par de collejas incluidas. «Estaban muy emocionados conmigo. Para mí fue un auténtico honor y un placer estar con ellos», comentó.
El empate contra el Sporting de Gijón, por jugar con superioridad numérica durante más de media hora, tuvo tintes agridulces hasta que, una vez finalizado el encuentro, Pasqual Medina despertó una sonrisa en un equipo que salió rabioso del verde de El Molinón. Y eso que, según contó en Levante-EMV Rafael Grilles, trabajador de la Fundación y miembro de la expedición que partió hacia Gijón, por la cabeza del deportista no pasó otra opción que no fuera la de conseguir los tres puntos. «Dormí en la misma habitación que Pasqual y sus primeras palabras, nada más despertarse el sábado, fueron que ojalá ganase el Levante. Su mente ya estaba en el partido».
No solo eso, sino que a lo largo del encuentro, aprovechando que se sentó al lado de Felipe Miñambres, le dio consejos de cara al próximo mercado de invierno. «Le dije que tiene que fichar a Pedri y a Griezmann». Fue el momento indicado para pedirlo, pero sin la pionera iniciativa de la Fundación hubiera sido imposible. «Tratamos de ser pioneros en la inclusión de las personas con discapacidad a través del deporte. Nuestro trabajo es diario, e intentamos dar una vuelta a situaciones donde se den acciones donde haya inclusión y que los actos tengan repercusión. Lograr que Pasqual haya convivido dos días con el primer equipo es muy importante. Ahora lo ven como un jugador más del club. «Se han portado estupendamente con Pasqual. Se notó que todos conectaron con él», aseguró Rafa Grilles en Levante-EMV.