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«Puedo decir que me enfrenté con Federer y encima le gané»

Este año ha sido ya de despedidas. He jugado muy pocos. Barcelona y Madrid, sitios muy especiales. No había vuelto a jugar hasta noviembre, seis meses que había estado totalmente fuera, ha sido el tiempo para asimilar la nueva vida que iba a tener. Me hacía especial ilusión cerrar aquí el círculo.

¿Fue la despedida soñada?

Era la despedida soñada, de verdad, porque era consciente que no iba a ganar el torneo, y no me servía de nada ganar un partido. Perder contra Landaluce, un chaval que va a ser el futuro del tenis español, al cual yo personalmente había invitado al torneo, con toda la gente que vino a verme, seguramente era una de las personas indicadas, y también el escenario.

¿Qué echa más de menos?

La decisión que tomo la tomo feliz, muy consciente de todo, desde hace dos años que ya lo pensaba. Y ahora mismo no echo de menos nada, sinceramente. Seguramente con el paso del tiempo… Sé que los sentimientos y sensaciones de una pista no los voy a tener nunca, pero ahora me motivan otras cosas fuera del tenis profesional.

¿Qué supone la Copa Faulcombridge para València?

Era un torneo que me ilusionaba traer de vuelta al Club de Tenis Valencia, después de perder el torneo 500 y el 250 que teníamos antes. Me hacía mucha ilusión devolver el tenis a la ciudad de Valencia, que ha sido referente en este deporte. Si a eso le sumas la historia de esta Copa por la que han pasado Borg, Santana, Emilio Sánchez Vicario… se juntaban dos cosas, la ciudad y la historia.

¿València volverá a tener algún día un ATP500 o ATP250?

Lo que tenemos que hacer primero es hacerlo crecer en Challenger, de 90 a 100 este año, el que viene intentaremos subir a 125 si todo va bien, y que en el 2025 podamos cambiarlo de fecha en 175, las segundas semanas de los Masters 1000, lo que haría que todos los que han perdido en Madrid pudieran venir y tener jugadores del 12, 15 o 20 del mundo, que es un cuadro mejor que incluso el que pueda tener un 250. Ese es el objetivo que tenemos. Pero necesitamos viabilidad económica, y que la ATP nos permita esa flexibilidad de fechas y categorías, lo cual no es tan sencillo. El siguiente paso es adquirir una licencia ATP, pero eso no lo controlamos nosotros. Las licencias son las que son y no es fácil adquirirlas.

Pero el tenis sí que goza de buena salud en València: Davis, WTA, ITF…

En València realmente el tenis es un deporte referente y lo ha sido durante años con tantísimos jugadores buenos que han salido de aquí. Tenemos la suerte de la Copa Davis, el torneo femenino de Anabel Medina, la Copa Faulcombridge que hemos devuelto. La ciudad y las instituciones, públicas y privadas, apoyan este deporte, y esto es muy positivo.

¿Se ve como entrenador?

Entrenar no es algo que me motive especialmente a día de hoy. Mi camino creo que es otro, me he formado para ello, y me motiva más todo lo que es el tenis fuera de las pistas que no dentro.

¿Le da más valor a los títulos o a su victoria con Federer en Basilea?

Lo que más valor le doy a mi carrera no solo son los títulos. La historia de la superación con la lesión en el codo va más allá que las victorias como ante Federer o Thiem. Lo que más valoro es eso, haber estado tanto tiempo luchando contra adversidades que se han estado dando, y que he conseguido darles la vuelta. Estuve a punto de retirarme, pasó por mi cabeza en la tercera operación de codo tras dos años y pico sin competir, pero nació mi hijo, empecé a relativizar las cosas, no centrarlo todo en el tenis, son regalos que van más allá de ganar o perder. Poder competir contra Federer era un sueño para mí.

¿Cómo recuerda aquello?

Estaba muy nervioso el partido anterior porque sabía que si ganaba jugaba contra Federer. Pero fue un momento muy especial, sobre todo porque nunca había jugado competición oficial contra él. Y ganarle fue uno de esos regalos de la vida y del tenis, puedo decir que me enfrenté con Federer y encima le gané. Es un recuerdo que se va a quedar para siempre.

¿Le ha sido fácil conciliar con tres hijos y una hija?

Ha sido complicado, sobre todo al final, porque los niños se van haciendo mayores, son conscientes, y como padre te sabe mal dejarlos en giras largas. Pero ha sido muy bonito, que ellos hayan visto a su padre competir en directo mientras era aún profesional, me ha hecho mucha ilusión, y tanto yo como ellos lo tendrán para siempre.

Su generación tiene relevo en la C. Valenciana con Zapata, Martínez…

…Martinez, Taberner, en chicas está costando un poco más, está Leyre Romero por ahí. Sí que es verdad que históricamente en esta zona hemos tenido a grandes jugadores, Anabel Medina, Marat Safin, Juan Carlos Ferrero, David Ferrer, Roberto Bautista, grandísimos jugadores, más chicos que chicas, creo que son casualidades. Pero eso quiere decir que el tenis es un deporte que se practica y que se entrena bien en la C. Valenciana.

¿Ve posibles sucesores de Ferrer y de Andújar?

Yo creo que lo de David es un regalo, sería un regalo para un Martínez o un Zapata, pero lo que sí que tienen al alcance de su mano es la carrera de Andújar. Una vez ahí intentar llegar a lo que hizo David es una opción.

¿Recuerda el número de victorias y derrotas en ATP?

Sé que tengo muchas más derrotas que victorias pero es un poco irreal porque ahí no entra el circuito Challenger, que ahí sí que tengo más victorias que derrotas. Lo hace un poco injusto. De decir jolín, qué poco ha ganado este chico. Y no es verdad. He tenido una carrera bastante estable, en general.

¿Hasta dónde habría llegado sin esa lesión en 2015 y esas seis operaciones en el codo?

No sé hasta donde, la verdad. Sí que es cierto que me cortó en el mejor momento de mi carrera, habiendo hecho final en el Godó, tercera ronda en Wimbledon y en Roland Garros, me lesioné jugando en cuartos de final en Gastadd contra Belluci que iba un set arriba, había jugado Copa Davis… Estaba en números para acabar entre los 25 primeros del mundo. Qué hubiera pasado es una incógnita, así que me quedo con lo que pasó.



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