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Ibrahim Nasrallah, escritor palestino: “Si Isaac Rabin estuviera vivo, volverían a matarlo’”

Ibrahim Nasrallah, escritor jordano de origen palestino, de gira por España, le llama la atención que los periodistas con los que ha conversado le hayan pedido una condena previa a los actos de Hamás del 7 de octubre. “Nadie me habla de condenar los actos de Israel en Gaza”, asegura dolido. Aquí no se le pedirá eso, tan solo entender por qué Hamás preparó un ‘causus belli’ que en un gobierno de ultraderecha como del de Bebe Netanyahu solo podía suponer una masacre que algunos han tildado de venganza.

Para ello habría que presentar a Nasrallah, 69 años, un poeta y escritor que nació y creció en un campo de refugiados en tierras jordanas después de que sus padres huyeran por la Nakba, literalmente ‘el desastre’, que es cómo los palestinos llaman al exilio forzoso palestino tras la guerra árabe-israelí de 1948. Toda la historia previa de su pueblo la ha contado Nasrallah en 14 novelas independientes, un ciclo titulado la Comedia palestina, que dibuja 200 años de historia desde la lucha contra el Imperio Otomano hasta el fin del mandato británico en la zona. La última es ‘El tiempo de los caballos blancos’ (Universo de letras), que es la que ha presentado estos días.

“Durante 22 años he ido recogiendo historias no solo familiares. Los palestinos necesitamos que las pequeñas historias queden escritas porque han arrasado con todo nuestro pasado. Cuando visité Alburaj, el pueblo de mis padres a 20 km de Jerusalén, no encontré nada allí que me recordara lo que me contaron, no había casa, no había pueblo, solo una fábrica de armamento”, explica.

Gaza es un lugar totalmente ocupado en el que no sabes si tu hijo volverá con vida de la escuela

Establecer un relato sirve para que los palestinos puedan identificarse con su pasado, pero también puede ayudar, piensa el autor, a que sean comprendidos más allá de que en Occidente solo puedan ser considerados o bien terroristas o bien víctimas. “Tenemos una cultura, una filosofía y por supuesto, una historia que debe ser contada”.

Crecer en la indigencia

La historia de Nasrallah es la de un niño que creció en la pobreza, en condiciones infrahumanas, obligada su gente a vivir en cuevas. “En los años 50 y 60 no existían las ayudas internacionales a los refugiados de ahora. No había escuelas, no podíamos acceder a la sanidad y la hambruna y el frío eran nuestros compañeros”. Sorprende que en una situación así uno pueda convertirse en poeta y en escritor: “Todos necesitamos expresar lo que sentimos. Es una manera de sanarse. Pronto comprendí que escribir con tanto dolor alrededor me hacía bien y en cierta forma he sido muy afortunado porque he podido continuar haciéndolo aunque las condiciones no fueran las mejores”.

Lo que hizo Hamás solo es el 1% de lo que lo se está haciendo con los palestinos

Asegura que no buscó el compromiso político, que fue la dura realidad la que le saltó a la cara. Cuando tenía 22 años denunció el apartheid de Sudáfrica y en los años en los que ejerció como profesor en Arabia Saudí, un país rico, puso el foco en la pobreza existente allí. Tras escribir historias de amor se le impuso la realidad de su país de origen y con más intensidad aún desde el pasado octubre. Gaza es un lugar totalmente ocupado en el que no sabes si tu hijo volverá con vida de la escuela. En un campo de refugiados una chica se subió al tejado para rescatar a su gato y le dispararon. A un niño palestino le preguntó la televisión qué quería ser de mayor y respondió que “nada, no me haré mayor, antes me matarán”.

De ahí que las pretensiones de Hamás con sus actos el 7 de octubre deban situarse, para el escritor, en un contexto histórico que, dice, no se puede obviar. “Nos preguntamos por qué Hamás hizo una incursión de cuatro horas, pero quizá olvidamos de que Israel lleva 75 años de guerra contra PalestinaSi estamos oprimidos, la resistencia responde. Lo que hizo Hamás solo es el 1% de lo que lo se está haciendo con los palestinos. Desde hace 20 años, cada tres o cuatro años ha habido una agresión en la franja de Gaza. Ahora mismo hay 2,3 millones de personas en Gaza bloqueadas por tierra, mar y aire”. Además, añade, “Israel también está atacando Cisjordania y ahí no ejerce Hamás”.

Mataron a Rabin

Ante tanta desolación, podría abrirse una mínima brecha de esperanza gracias a países como Bélgica, Irlanda o España que se han posicionado en contra de la matanza de civiles gazatís. Incluso el gobierno estadounidense ya no brinda un apoyo monolítico a Netanyahu. El escritor lo ve insuficiente. “A Israel no le importa la opinión pública ni las manifestaciones. Es como Estados Unidos, antes de la invasión de Irak más de 40 millones de personas se manifestaron contra la guerra y aun así destrozaron el país”.

La opción de los dos estados es la única que, según el escritor, podría resolver el eterno conflicto, pero eso, añade, no va a ocurrir: “El Israel de Netanyahu solo reconoce al palestino muerto y con su nacionalismo ha logrado que la izquierda también se sume al extremismo. Lejos quedan los tiempos de Isaac Rabin, que logró firmar un acuerdo con Arafat. Pero a Rabin lo mató un israelí, no hay que olvidarlo, y con él la posibilidad de un entendimiento. Si Rabin estuviera vivo volverían a matarlo”.



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