Demasiado serio. Demasiado frío. Demasiado estudioso. Demasiado silencioso. Demasiado discreto. Demasiado tímido. Demasiado regular. Vamos, demasiado perfecto. Ese es Francesco ‘Pecco’ Bagnaia (Ducati), el nuevo y flamante bicampeón del mundo de MotoGP que, hoy, ha terminado resistiendo el acoso, el ataque, incluso la presión del madrileño Jorge Martín (Ducati), para renovar el título conquistado brillantemente, la pasada temporada, tras recuperar el terreno perdido ante otro depredador moderno, el francés Fabio Quartararo (Yamaha).
Al Mundial, al ‘paddock’, al espectáculo no le pega un bicampeón como Bagnaia, nacido hace 26 años (14 de enero de 1997), en Turín, prestigiosa ciudad del no menos escogido norte de Italia. Las motos requieren, piden, exigen, ruido, valentía, determinación y hasta un puntito de chulería, de atrevimiento, de aquí estoy yo, en un deporte donde el riesgo es altísimo y el peligro de hacer daño, mucho daño, es patente en cada curva, no importa la carrera, la moto, el día.
Casi 200 grandes premios
Y Bagnaia es todo lo contrario. El piloto de Turín, que debutó, a los 16 años, como todos, en Catar-2013 en la categoría de Moto3, donde llegó a ganar dos grandes premios con una modesta Mahindra, es pura calma y sensatez. Discurso más que correcto, casi académico, sin levantar jamás la voz y, por descontado, sin hacer gesto alguno de enfado, tardó casi tres años (dos años y tres cuartos de temporada) en ganar su primera carrera en MotoGP, acapara ahora 191 grandes premios, 27 victorias, 57 podios, 25 ‘poles positions’ y 17 vueltas rápidas.
Bagnaia tiene, ciertamente, un mérito absoluto. Pareciendo como parece un experto abogado que se presenta en el ‘paddock’ con su maletín, cuelga su traje Armani, se pone el mono y sale a correr, a ganar, el líder de Ducati aceptó el reto planteado por los mandamases de la firma de Borgo Panigale de liderar, no solo el asalto al título que llevaban 15 años sin ganar (el último que les hizo campeón fue el agresivo y veloz australiano Casey Stoner, en el 2007), sino el derribo del imperio japonés.
Nadie ha representado, durante los últimos años, el tremendo poder de Ducati en el ‘paddock’ de MotoGP. Nadie como ‘Pecco’ Bagnaia, pese a que la firma italiana tiene otros siete pilotos en la categoría: Enea Bastianini, Àlex Márquez, Fabio Di Giannantonio, Marc Bezzecchi, Luca Marini Jorge Martín y Johann Zarco.
Inicios españoles
Este turinés de 26 años comenzó, como muchos por la afición familiar. Su padre y su tío eran simples aficionados, pero le llevaron a Paul Ricard a ver cómo rodaban. Le encantó. Luego, por Navidades, con cinco años, le regalaron una Beta 50. “Cuando toqué con la rodilla me enamoré. Me dije que me gustaba más eso que el fútbol o el baloncesto”, admite. Ahí empezó todo.
Por cierto, todos le llaman Pecco por una anécdota de su niñez. Su hermana pequeña, Carola, que ahora le acompaña a todas las carreras, cuando estaba aprendiendo a hablar no era capaz de pronunciar Francesco. Le ‘bautizó’ como Pecco y así se quedó para siempre.
Destacó en Italia, pero Bagnaia vio que tenía que emigrar para progresar. “A través de un familiar suyo, Umberto Milessi, de Galfer, contactó con él para ver si podía estar en la estructura y ahí empezó en la base”, recuerda Emilio Alzamora sobre una proposición que le llegó para ficharle para Monlau.
El nuevo Uncini
El italiano Paolo Scalera, uno de los periodistas más veteranos del Mundial, responsable de gpone.com y experto como pocos del mundo de las dos ruedas italiano y mundial, recooce a El Periódico que, en efecto, es un campeón alejado de la modernidad, carisma y ruido que necesita el Mundial. “Bagnaia, que es un piloto velocísimo, no es ni será, ni dentro ni fuera de la pista, Marc Márquez, pero es que tampoco lo pretende. ‘Pecco’ es un ser sereno, tranquilo, que jamás dice una palabra fuera de lugar. Correcto, muy correcto, pero porque le gusta ser así”.
“Márquez me recuerda al fogoso y espectacular Lucchinelli y Bagnaia, al sereno y metódico Uncini. Pero, la acalorada afición italiana solo recuerdo a ‘Lucchi’, no a Franco”
Scalera utiliza una historia muy, muy, significativa para que entendamos tanto la personalidad del nuevo bicampeón como su lugar en el corazón de la afición italiana. “En 1981, el popular Marco Lucchinelli ganó el Mundial de 500cc y, al año siguiente, lo ganó su compatriota Franco Uncini. Los dos con la misma moto, la Suzuki. Los dos en el mismo equipo, el ‘team Gallina’. Pero, la afición italiana y mundial solo se acuerdan de ‘Lucchi’. ¿Por qué?, porque Marco era puro show, fuego, diversión. Piensa que Lucchinelli, el año que se proclamó campeón, es decir, en el 81, tomó parte en el popular y mítico Festival de San Remo, donde cantó ‘Stella Fortuna’. Pues eso, Bagnaia es Uncini; Marc Márquez, puro Lucchinelli. Cuatro enormes campeones, pero cada uno en su estilo, muy distintos, sí”.
Una dura temporada dura
De entre los mil habitantes del ‘paddock’ del Mundial, muy pocos confían en que Bagnaia acabe convirtiéndose en un gran mito, en un ídolo de masas, sobre todo por sus escasas ganas de pasar a la historia con el sello que, por ejemplo, ha caracteritzado a otros campeones como Jorge Lorenzo, Valentino Rossi o Marc Márquez, de los que posee muchas gotas de sabiduría. Todos cree que Bagnaia, de 1,76 centímetros de altura y 67 kilos de peso, es más parecido a Dani Pedrosa, el primero de todos en la mesa de los campeonísimos. Y, ciertamente, poseer la sensatez, la frialdad el discurso comedido, pero la velocidad y estilo de Pedrosa no es mala cosa, no. Ahí están los dos títulos (de momento) de MotoGP, los que mereció, como poco, Pedrosa.
Si duro y difícil le fue ser el campeón escogido, el pasado año, por Ducati para recuperar, 15 años después de Stoner, el cetro para Ducati, más difícil le ha sido repetir título, pues a un intenso y fino estilista como el ‘Diablo’ francés le ha sustituído, en la lucha por el campeonato, un agresivo e impetuoso ‘Martinator’, que ha ido recuperando puntos antes un Bagnaia científico y calcular, muy calculador.
La temporada la cerrará mañana, ante 80.000 fans, un Bagnaia que, de momento, ha logrado tres dobletes (37 puntos, la suma de ganar sábado y domingo: Portugal, Italia y Austria), seis auténticas victorias, al del domingo de GP (Portugal, España, Italia, Holanda, Austria e Indonesia) y cuatro triunfos al ‘sprint’ de los sábados (Portugal, EEUU, Italia y Austria).