Después de más de un año alejada de escenarios y de la carretera para hacer un trabajo introspectivo y preparar su próximo álbum, la cantante y compositora andaluza Carmen Boza vuelve a subirse a las tablas para presentar lo que ha cosechado en ese tiempo y hacer un repaso a su discografía en un formato íntimo.
¿A qué se ha dedicado este año en el que no ha estado de gira?
A vivir., principalmente. Hice un parón porque llevaba mucho tiempo enganchando giras permanentemente. La dinámica de la carretera es muy absorbente y necesité cambiar el ritmo para volver a conectarme con la fase más creativa, de componer y tomar contacto con eso con más calma. Necesito un poco más de calma para enfrentarme al proceso de componer, arreglar y producir música nueva.
Lleva tiempo sin publicar un álbum, desde que lanzó La caja negra en 2018.
Sí, por medio han salido algunos singles, pero no un trabajo que reúna varias canciones y ya toca.
Uno de esos singles fue San Juan, que vio la luz el pasado verano. Usted misma se refería a él como un tema con una sencillez que esconde un mensaje muy poderoso. ¿Qué mensaje?
Hasta que dejan de ser exclusivamente mías y pasar a ser de la gente, las canciones son pequeños artefactos que me ayudan a aprender y entender cosas que la vida me va trayendo. Tengo la oportunidad de convertirlo en un objeto maravilloso que es una canción. Con esta canción asimilé que mi vida es mi vida, y lo que hago con ella es mi decisión. En un sentido realista. Lo que haces y lo que no haces es tu vida es decisión tuya y no puedes responsabilizar a nadie de lo que haces con tus propias decisiones. Esa noción fue muy poderosa en su momento porque trae consigo una liberación muy grande, a la vez que una responsabilidad. Es un aprendizaje que atesoro como parte de mi vida adulta.
Con todo esto me está hablando de madurez, ¿no?
Exacto, para lo bueno y para lo malo. He aprendido a vivir conscientemente de que mi vida es mía y que es mi acción y mi decisión lo que la hace discurrir.
¿Sus letras son su vida?
Cuando era más joven era más confesional, actuaba en modo casi de diario, de diálogo conmigo misma. Había muy poco de ficción, era todo casi como transcribir mis propios pensamientos y sentimientos. A medida que me he ido haciendo más mayor deposito cuestiones que no necesariamente me identifican o hablan de quién soy o cómo pienso. A veces simplemente juego con la idea de exponer una manera de ver una situación determinada. Y también me gusta jugar mucho con las metáforas y dejar abierto el texto abierto a la interpretación y no acotarlo demasiado. Las canciones están para que te muevan algo, no solo para entretenerte. Que apele a la parte más humana, a un pensamiento o a un sentimiento.
La guitarra es su gran aliada y las letras tienen un gran protagonismo. ¿Se define como cantaora?
No me gusta mucho definirme en general. Se me ha marcado siempre dentro del género cantautor. En España tradicionalmente en la figura del cantautor han tenido siempre un poco más de peso las letras, que tienen algo más de miga. En este sentido me gusta y me honra que se me etiquete así. Pero a nivel estilístico siento que no comparto mucho con esa etiqueta. Igual cuando empecé sí, que tocaba la guitarra acústica. Era mucho texto y una guitarra casi de acompañamiento. Siempre me ha importado el texto, si abro la boca, que sea para decir algo. Pero progresivamente ha ido tomando mucho más protagonismo toda la parte instrumental. Mis experimentaciones con instrumentos y sonoridades me alejan del sonido de cantautor.
Y además se autoproduce.
He aprendido a producir gracias a trabajar con otra gente y a equivocarme en muchas cosas. Ha sido un camino y ahora ya no entendería hacer mi trabajo de otro modo. Igual que me comunico a través de las letras, también me expreso a raíz de las decisiones que tomo a nivel de producción. Elijo los instrumentos, los silencios, los efectos vocales… Son herramientas ricas y poderosas para expandir todo lo que se puede transmitir con una canción.
Eso también lo convierte en un trabajo más personal en todos los sentidos, usted decide en todo.
Exactamente. Es mi carrera, son mis canciones y si hay errores estoy dispuesta a asumirlos. Forma parte de la artista que soy, de mi camino y la búsqueda de mi sonido. Autoproducirme es lo más honesto que puedo hacer con mi obra. Así que p’alante con esto, a muerte.
Comenzó esta entrevista diciendo que tuvo que hacer un parón. ¿Está preparada para volver a la carretera?
Estoy preparada. Tenía esa duda, no sabía cómo iba a afrontar el momento. Hay mucho trabajo previo a este concierto, a este retomar. Estreno formato nuevo y canciones del próximo trabajo. Ha requerido muchísimo ensayo y poco a poco he tomado conciencia de esa realidad. Pero no es real hasta que uno se sube al escenario. Estoy preparada, expectante y motivada, con muchas ganas de compartir todo lo nuevo que he cosechado en un año introspectivo, de barbecho. Ha dado muy buena cosecha y me hace ilusión que sea Galicia donde voy a tirar la semilla.