Fasco de proporciones épicas. Los primeros libres apenas duraron diez minutos por culpa de una alcantarilla mal sellada y los segundos, arrancaron con más de dos horas de retraso, después de desalojar al público de las gradas y con 90 minutos por delante para compensar. Leclerc terminó al frente… ¡a las cuatro de la madrugada! Esteban Ocon pasó por encima de una alcantarilla que estaba suelta, levantando la tapa y dañando el chasis del Alpine. Alonso, que rodaba justo detrás del francés, hizo gala de unos increíbles reflejos y conseguió esquivarla dando un volantazo. La peor parte se la llevó Carlos Sainz, que impactó de pleno con el obstáculo a 318 km/h, destrozando su monoplaza, aunque por fortuna salió bien librado del susto, en el que incluso se partió su asiento. «Nos va a costar una fortuna», lamentó el jefe de la Scuderia, Fred Vasseur. Para colmo, la FIA penalizó a Sainz por recurrir a la tercera batería. Un despropósito.
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