El Real Madrid empieza este miércoles la temporada más exigente de su historia, pero con los mejores recursos que nunca ha tenido a su disposición. La llegada de Mbappé es la culminación de una obra perfecta que aspira a ganar siete títulos en una misma temporada (Liga, Copa, Supercopa de España y de Europa, Champions, Mundial de Clubes y Copa Intercontinental). Aunque la carga de un calendario que llevará al extremo a los jugadores blancos convierte el pleno en una tarea compleja y que no es una obsesión para un vestuario ganador por naturaleza.
Carvajal: “El calendario no tiene sentido”
“El calendario no tiene ningún tipo de sentido. Teniendo viajes como el Mundial de clubes, con fechas FIFA entre medias, es imposible rendir 72 partidos. Los partidos bajan de nivel”, aseguró Carvajal, que viene de firmar una temporada perfecta con Liga, Champions y Eurocopa, entre otros méritos colectivos, pero que es consciente de la problemática que asoma. “Este año hemos entrenado menos, pero tratamos de hacerlo lo mejor posible. Nuestro cuerpo se satura”, denunció Valverde. Ancelotti solo pudo darles la razón: “Los jugadores son los que saben”.
Las pretemporadas no existen en el fútbol actual. Por eso el tono de Carletto en la primera de los cientos de comparecencias que le esperan este año no fue de calentamiento. Directa, despejando todos los temas importantes con ironía y franqueza. El más irritante, por su carácter reciente, es la oferta de 1.000 millones de euros de Arabia Saudí de la que ha informado este diario.
Es tan burda y tan impropia por las circunstancias en las que llega, que para Ancelotti se reduce a la categoría de “especulaciones del mercado”. Y por si fuera poco, el italiano asegura que ni el Al-Ahli ni el resto de equipos de Oriente Próximo “son una amenazada” para la institución más valorada del mundo futbolístico. El técnico del Real Madrid no ha cambiado un ápice su discurso.
Ancelotti: “Me ha arruinado las vacaciones pensar en la plantilla que tengo…”
Ni la llegada de Mbappé ni los conflictos de protagonismo que puedan darse -como ya sucedió el año pasado en determinados tramos- le inquietan lo más mínimo. “Me ha arruinado las vacaciones ser consciente de la plantilla que tengo… Cuando el jugador es bueno va a jugar y va a aportar. Este problema no existe porque tenemos muchos partidos. El año pasado los que jugaron menos aportaron mucho”, ironizó. A pesar de la importancia del francés, la jerarquía está muy clara y pasa por él.
“Aquí hay un ambiente sano, limpio. No hay príncipes ni reyes”. Aunque la llegada del francés, después de tantos años de intentos frustrados, parece haberlo revolucionado todo. Para frenar especulaciones ya está el italiano. “Mbappé es lanzador de penaltis. Bellingham, Valverde, tenemos muchos lanzadores. Hay que elegir uno que empiece el partido”, respondió arqueando la ceja desde la que inclina siempre el campo a su favor.
La importancia de Mbappé es real, pero su impacto es más mediático que social. El francés ha caído de pie en el vestuario y se ha aliado con jugadores como Vinicius o Bellingham, con los que compartirá vestuario. “Me ha tocado sufrirle enfrente y nos va a ayudar muchísimo”, sentenciaba Carvajal, la voz propia más autorizada, junto a Modric, que queda en el Real Madrid tras la salida de Kroos y Nacho. “Es de los mejores del mundo. Va a aportar mucho”, añadió Valverde, otro de los que aumentará su jerarquía en una casa ordenada donde los cantos de sirena millonarios no alteran su paz.