Los más de 30 grados que bañaban Valencia no fueron un impedimento para todos los aficionados al fútbol. La Fonteta de Sant Lluís acogió la final de la Eurocopa 2024 y los valencianos y valencianas no quisieron perderse el acontecimiento que nos dio ayer, 14 de julio, la cuarta. Más de 9 mil personas rodeaban el recinto equipados de la Roja con camisetas, pintura, pelucas y banderas.
Los nervios y el calor iban acompañando a la gente en la enorme fila, donde después de unas horas esperando, a las 19:30H, se abrieron las puertas y todos los allí presentes empezaron el grito motivador de «¡Sí se puede!», a la vez que acompañaba la emoción del incio una batucada en la puerta de entrada.
La alegría y las ganas de coger un buen sitio en el pabellón hizo que la gente corriese como si ellos mismos fuesen a cruzarse el campo para meter el gol que nos diese la victoria en el minuto 86. Conforme la gente se pudo ir haciendo con su asiento los cánticos se iniciaban, y el primero no pudo no ser otro que «Yo soy español». Entre los aficionados y los buenos animadores, la grada saltó sin escrúpulos al grito de «es inglés el que no bote».
Pista de baile
Todo el reciento se convirtió en una pista de baile, donde pudo escucharse un remix de canciones, que empezaba con «Potra Salvaje», siguió por «paquito el chocolatero» y acabó con Manolo Escobar y su mítico «Que viva España».
Además de todos los gritos míticos, la Fonteta tuvo muy buena memoria y no han quiso olvidar la frase que Mestalla no ha dejado de gritar en ningún partido, «PETER VETE YA», que se repitió en varias ocasiones antes del inico del partido y en el minuto 19.
Pese a la mayoría española en el pabellón, una esquina minoritaria la ocupaban los ingleses valientes que decidieron acudir a presenciar el show de los seguidores de la Roja, que no dejaron que los britanicos escuchasen el himno de su selección.
Los ánimos de la gente solo fueron «in crescendo» durante toda la previa, pero el punto más algido llegó a la hora de cantar al unísono el once inical. Los gritos y aplausos para los nuestros. Los pitidos ensordecerores para el rival.El resto es historia.