Ha pasado como de puntillas, sin hacer ruido. Ya estamos en la semana de la final del Trofeo El Corte Inglés, a punto de cumplir el medio siglo de vida, unos días después del Congreso organizado por la Fundación de la Pilota Valenciana y el apoyo de la Conselleria, de Caixa Popular y la Càtedra de la Pilota, una cita para explorar el futuro de nuestro deporte. Interesante iniciativa, como lo son todas aquellas que reflexionan, debaten y proponen. Y esa casi coincidencia en los tiempos del torneo decano de los clubes y el Congreso de ideas nos permite reflexionar sobre la temática que vertebraba la cita: “Futur”.
De hondo calado filosófico, es decir, de preocuparse del porqué de las cosas era la mesa redonda sobre el Pla Director de Trinquets, que concluyó en que ya no hacen falta más trinquetes sino activar muchos de ellos que se levantan olvidados y abandonados. Las voces de Roberto Santatecla, arquitecto de la Ciutat de la Pilota y Maria Vidal, gerente de la Fundación Deportiva Municipal se erigieron en defensoras de la diversidad frente a la uniformidad. Santatecla reivindicó el espíritu que hizo posible la Ciutat de la Pilota, sin duda la plasmación en realidad de un sueño: convertir un deporte milenario en un deporte de “futur”, respetando sus diversas modalidades desde un eje central: la Ciutat sería un plató de televisión, en torno a una plaza central donde se practicarían las modalidades que unen a los pelotaris europeos en torno al juego a Llargues. En torno a ella el trinquete para 1500 espectadores, frontones, galotxotes como modalidad para todas las edades y el carrer de Llargues y Galotxa. Televisión exigía el azul y la pelota blanca. De ahí la explosión de imagen que fue Europilota 2010, de ahí una obra pensada en favorecer los mejores planos para la realización televisiva.
Durante la exposición más de uno pensó en aquella sala si el olvido de la Ciutat de la Pilota,en el que sin duda ha influido el recorte de la crisis de 2010 y la posterior pandemia, no ha sido un paso atrás en los deseos de modernizar las infraestructuras de la pilota valenciana. Quizás Manuel Tarancón, el conseller que decretó la construcción de minitrinquetes escolares, nos dejó demasiado pronto…Impactó en el ambiente la aportación reivindicativa de María Vidal, de la Fundación DeportivaMunicipal sobre el deporte urbano, tan de moda: “Ya lo inventó la pilota valenciana hace muchos siglos con el juego en la calle…”, afirmó. Y habló de la necesidad de apostar por estas manifestaciones abiertas al paseante. Ahí cabria apostar por instalaciones sencillas en parques como frontones de pared única o galotxetes.
Y volvemos al Trofeo El Corte Inglés. Hace medio siglo recuperamos un deporte prácticamente desaparecido: se hizo en las calles: se reivindicó la dignidad de todas las modalidades, pues al de galotxa sucedieron los torneos de Llargues, Raspall y frontón. Se creció en numero de pueblos, gracias a figuras locales sin títulos ni capacitaciones pero de enorme eficacia: los organizadores voluntarios, esas personas que se preocupaban de tener a punto la maquinaria para los que sólo disfrutaban del juego. Esa figura clave que ya no existe y convendría recuperar costase lo que costase.Y de la que nadie habla ni siquiera en un Congreso . Esa figura que está en Quart de les Valls, en Montserrat, pueblos finalistas. Y en todos los pueblos que resisten los acosos de nuevas formas de ocio juvenil.