Contará la historia que Toni Kroos colgó su violín una tarde de calor pegajoso de julio en Stuttgart. En un partido incómodo en el que corrió demasiado detrás del balón por culpa de un atajo de descarados chavales que se presentaron ante los anfitriones sin complejos. En realidad no tenían por qué tenerlos, ya que llevaban lustros ganando a los teutones en categorías inferiores. Y en la absoluta no perdían desde 1988. Un partido en el que la fe de los De la Fuente no les dejó rendirse ante una Alemania que la acorraló. El placer de sufrir, algo que Kroos había explicado a sus compañeros de selección al empezar esta concentración de la Eurocopa.
Había curiosidad por ver qué sacaba De la Fuente de inicio, ¿piedra, papel o tijera? Alemania no tuvo dudas, sacó piedra y el último baile de Kroos pudo durar seis minutos. Los que tardó en atropellar a Pedri, al que sacó del campo con un probable esguince lateral interno en la rodilla, y en pisar a Lamine a destiempo. Jugadas susceptibles ambas de ser amarillas, pero no fue amonestado por ninguna. En lugar de salir en tromba, los teutones aparecieron pasados de rosca, marcando a golpes a Cucurella, Rodri y Lamine, a quien Nagelsmann puso la diana al calificarlo de “inexperto”. El novato recibió ‘regalitos’ de Can, Raum, Tah…
En el primer cuarto de hora España llegó mucho y bien. Generó disparos (Pedri, Lamine, Fabián, Nico… ), pero sin puntería. Y de repente, De la Fuente pasó del plan A al B. De la piedra pasó a la tijera. Dejó de asfixiar a los alemanes, cambió a bloque medio, entregó el balón a los de Nagelsmann y les invitó a desplegarse para cogerles la espalda. Kroos ganó treinta metros y la Mannschaft comenzó a fluir. Los locales mordían arriba y Unai buscaba sin suerte a Morata. Ahora España era la impaciente, perdiendo muy rápido la pelota. El único remate alemán llegó a los 20 minutos, un cabezazo tibio de Havertz, Olmo vigilaba a Kroos y Nico era un filón. Se estabilizó el choque porque España volvía a recuperar rápido tras pérdida y eso le permitió cambiar de piedra a papel, comenzando a acumular más posesión. Cuando Taylor señaló el descanso, Gundogan y Kroos boqueaban asfixiados. Los golpes de timòn de España marcaban el partido, pero como dijo Carvajal, “cuando estemos encima hay que ser contundentes”. El debe de este equipo.
El descanso ofreció movimientos interesantes. De la Fuente cambió peones, Nacho por el amonestado Le Normand, mientras Nagelsmann subió dos puntos la intensidad de los suyos. Defensivamente con Andrich por Can, ofensivamente con Wirtz por Sané. España volvió a salir bien y a los cinco minutos Morata se descolgó a recoger una pelota lo que descolocó a los centrales, la pelota llegó a Lamine en uno contra uno contra Raum al que amagó un par de veces con la paciencia suficiente para ver llegar a Dani Olmo a la espalda de Kroos y regalarle un pase medido que el del Leipzig empujó a la red. Tercera asistencia del ‘Niño’ a sus 16 años en una Eurocopa. La tijera española volvía a cortar.
La épica alemana achicó a España
Le tocaba mover pieza a Nagelsmann que sacrificó un alfil, Gundogan, para poner una torre, Fullkrug. Alemania se entregaba al tremendismo, España, también lo dijo Carvajal, tenía que saber sufrir. Con Laporte y Nacho cerrando atrás y Rodri y Fabián evacuando agua en la sala de máquinas España se hacía cada vez más pequeña. El último baile de Kroos no estaba siendo el esperado, hasta el punto de ver una amarilla en el minuto 66 producto de la frustración. Alemania tenía en el campo a Musiala, Wirtz, Havertz, Kroos, Fullkrug, Kimmich… Jugaba con más corazón que cabeza ante una España apocada que perdió su exuberancia con los cambios, terminando en ataque con tres ‘soldados’ de De la Fuente: Olmo, Oyarzabal y Ferran. La calidad local, como no podía ser de otra forma, comenzó a generar ocasiones. Primero emergió la figura de Unai Simón, luego la suerte en forma de palo en un remate de Fullkrug, y al final, en el minuto 89, llegó el merecido gol alemán. En el enésimo centro al área Kimmich la tocó atrás y Wirtz la remachó a la red. A la prórroga. El Stadivarius de Kroos seguiría sonando al menos media hora más.
El tiempo extra estabilizó el partido, lo que vino bien a España. Pero se acumularon las malas noticias. Carvajal vio la amarilla, lo que le impedirá jugar la semifinale en caso de pasar, y Fabián se retiró tocado. Además, Laporte se quejaba de un golpe en los riñones. En este complicado contexto Mikel Oyarzabal sacó un zurdazo que lamió el palo de Neuer. y Wirtz respondió con un remate al palo. La semifinal estaban a un golpe y Alemania tenía más pegada. Pudo marcar Musiala, pero la mano de Cucurella se interpuso en el camino y extrañamente el VAR la mandó al limbo . Los de Nagelsman habían desfigurado a los de De la Fuente que se mantenían de pie agónicamente en un encomiable ejercicio de resiliencia. Y esa resistencia tuvo premio. Un centro al área de Olmo se encontró la llegada por sorpresa de Mikel Merino, que sin marca cabeceó a la red. Otro ‘soldado’ de De la Fuente, titular en 2015 en aquel primer título del de Haro con la Sub-19, firmaba el gol de la victoria.
La misma noche que Toni Kroos colgó las botas y guardó su Stradivarius para marcharse a casa después de deleitarnos durante dos décadas, la España de De la Fuente hizo historia derrotando por primera vez a un anfitrión y metiéndose en semifinales. La España Z superó su primer gran desafío con sangre, sudor y lágrimas. Honor a Kroos, gloria a la cuadrilla de De la Fuente