Míchel no puede ocultar la impresionante realidad que está construyendo con el Girona, líder en solitario de LaLiga. Su genética le pide ser prudente, pero los números del conjunto catalán son indiscutibles. “Nuestra liga no es Real Madrid, Barça ni Atlético de Madrid, aunque sí sueño con estar en la liga del resto, como Real Sociedad, Villarreal, Sevilla, Athletic… que están ahí luchando arriba. Tenemos 31 puntos y la salvación está muy cerca, ahora toca mirar hacia un paso más”, dijo el técnico madrileño después de su décimo triunfo en doce jornadas ante Osasuna para firmar un arranque espectacular que le hace líder.
Girona, el ‘Leicester’ español
Queda toda una Liga por delante, pero la trayectoria del Girona invita a compararle con campeones inesperados como el Leicester inglés, que se proclamó campeón de la Premier por primera vez en su historia en 2016. A estas alturas de temporada, los de Claudio Ranieri tenían unos registros peores que los de Montilivi, que el curso pasado en esta misma fase del campeonato ocupaban la 17ª plaza, empatados a 10 puntos con el Sevilla, que era antepenúltimo. Ante Osasuna, la revelación del curso pasado, los rojiblancos consiguieron darle la vuelta al partido en apenas diez minutos para un 2-4 imponente.
Fue clave la entrada de Viktor Tsygankov, delantero internacional ucraniano que anotó el 2-3. Su compatriota y compañero en la selección, Artem Dovbyk, puso el tanto del empate. Ambos, figuras del Girona que no tiene límite y dos oportunidades de mercado firmadas por Quique Cárcel, máximo responsable del área deportiva del club catalán, recientemente renovado hasta el año 2027.
Dovbyk es el máximo anotador, con seis tantos, mientras que Tsygankov lleva dos goles en el equipo con más pólvora de la Liga, que acumula 29 a su favor por 15 en contra. El primero se convirtió en nuevo futbolista blanquirrojo en agosto. Firmó hasta 2028 y el Girona le compró el 50% de los derechos al SC Dnipro-1 de su país por una cantidad de siete millones de euros.
Inversiones estratégicas a un precio asequible
También pagó 1,75 millones al Midtjylland danés, equipo desde el que Dovbyk volvió a su país y que se guardó el 30% de una futura venta. Este punto de 1,89 metros fue el máximo artillero de las dos últimas ediciones de una liga ucraniana marcada por la invasión rusa y que ha perdido a jugadores talentosos como este delantero. Lo ha hecho, además, a precios por debajo de su valor de mercado.
Una situación similar se vivió con Tsygankov, que actuaba como mediapunta o extremo en el Dinamo de Kiev, su equipo de formación y con el que rozó la centena de goles. La del Girona es su primera experiencia internacional, aunque es un fijo con su selección.
La cifra del traspaso por este atacante de 25 años fue de cinco millones por el 50% de sus derechos, cuando su valor de mercado es de 22 millones. Una lesión en octubre cortó su progresión, pero sus primeras actuaciones llamaron la atención de varios equipos europeos que llegaron a mandar ojeadores a Montilivi.
Completamente adaptados a Girona
La dirección deportiva encabezada por Cárcel ya trató de fichar al extremo en el pasado, llegando a ofrecer diez millones, pero no se llegó a un acuerdo. Los dos jugadores se han adaptado a la perfección al Girona, retroalimentándose dentro y fuera del campo.
Los dos futbolistas residen con sus familias en el centro de entrenamiento del club. Compañeros que hablan inglés, como Daley Blind, otro de los que han permitido dar el salto de calidad al Girona, han contribuido a su integración. En caso de duda Tsygankov y Dovbyk acuden a Julius, encargado de material del Girona, también de origen ucraniano. El club catalán se ha convertido en una referencia en el país del este, como demuestran los comentarios recibidos en redes sociales.
Todo esto se traducen en notables rendimientos, sobre todo en el caso de Dovbyk, que es el que más ha rentabilizado sus minutos. Lleva más de diez goles generados en Liga, un bagaje superior al de Morata o Lewandowski que le sitúa en la vanguardia europea.
En definitiva, un rendimiento que ha obligado a Míchel a salirse del habitual discurso de contención. “Hemos hecho un auténtico partidazo. No veo techo a mis jugadores”, sentenciaba el líder de un equipo que, salvo derrape inesperado, jugará el año que viene competiciones europeas contra conjuntos a los que les disputa el liderazgo en estadísticas que antes eran inalcanzables.