Vemos que no para: tras el orgulloso ‘Detroit stories’ (2021), tiene otro álbum, ‘Road’. ¿Un disco concebido como si fuera un concierto, con su introducción y sus bises?
Esta banda es tan buena que quería que el público pudiera escucharla en disco y ver de lo que es capaz. Grabamos el disco en directo en el estudio. No quería ‘overdubs’. Yo disfruto mucho del directo y no entiendo a las bandas de rock que usan pregrabados. Las bandas tienen que ser ellas mismas. Si cometes un error tocando, pues ya está, no pasa nada, ¿y qué? Así es el rock’n’roll.
En el primer tema, ‘I’m Alice’, se presenta como “el maestro de la locura, el sultán de la sorpresa”. ¿Cómo se sorprende al público a estas alturas?
Me coge tras haber terminado un concierto en Sídney y puedo decirle que se sorprendió, de verdad. El público más joven, sobre todo, no sabe qué esperar. No está habituado a un ‘show’ de rock’n’roll, con su batería y los elementos teatrales que nosotros metemos. Nunca ha visto la guillotina. Es gracioso ver sus caras. ¡Es como volver a 1975!
En otra de las canciones, ‘Rules of the road’, explica a los jóvenes cuales son las reglas del ‘show business’. “Regla número uno, coge el dinero. Regla número dos, no te olvides de coger el dinero. Regla número tres, nunca te olvides de recordar que tienes que coger el dinero”. ¿Ha tenido muchas malas experiencias?
Eso viene del que mi mánager, Shep Gordon, que lleva en esto 55 años y que siempre les decía a los jóvenes managers que esas debían ser sus reglas de oro. En esta canción, el giro gracioso es que les digo a las bandas todas las cosas equivocadas que deben hacer, como comprarse una mansión y un jet aunque no puedan pagarlo, y al final, acabo diciendo: “si vas a seguir todas estas reglas y haces caso de todo lo que te digo… a la edad de 27 años morirás”. Cuando una banda de club tiene un ‘hit’, todo cambia, puede verse tocando en un gran auditorio y no hay libro alguno que te cuente cómo gestionar eso. Es un viaje alucinante pasar de tocar en la banda del bar a ser una superestrella.
El álbum lo cierra ‘Magic bus’, de The Who.
El autobús es donde pasamos más tiempo. Pregunté a la banda qué preferían, coger aviones o ir en bus, y me dijeron que preferían el bus. Ahí sientes más que estás de ruta. Duermes ahí mismo y se fomenta una complicidad entre los miembros del grupo que no tienes en los aviones.
Se ha ido apartando de la sonoridad más metal de otros tiempos. ¿La tradición de Detroit es lo que marca su identidad?
Somos hard rock. La diferencia es que para nosotros las letras son muy importantes. Yo intento que cada canción cuente una historia o algo gracioso. No me gusta escribir canciones que no tengan un sentido, y no me refiero a la política. Lo mío es satirizar a los seres humanos, a nuestra sociedad, esperando que la gente lo pille y se ría de ello.
Tocan en el disco Tom Morello (Rage Against the Machine) y Roger Glover (Deep Purple).
Tom es uno de esos tipos que podría subir a tocar con nosotros en cualquier momento, porque se conoce al dedillo nuestras canciones. Como Slash. Y los miembros de Deep Purple están entre nuestros amigos más antiguos. Al público le gusta ver esas colaboraciones, como cuando Tony Iommi, de Black Sabbath, o Ron Wood han subido a tocar con nosotros. Es guay.
Ha vuelto a la banda la carismática guitarrista Nita Strauss, tras pasar un tiempo con Demi Lovato.
Ella es un mundo en sí misma, y se entiende muy bien con Ryan Roxie y con Tommy Henriksen. Son tres estilos muy distintos y funciona muy bien.
Ser Alice Cooper debe de ser muy exigente, mental y físicamente. ¿Nunca se harta de él, el ciudadano Vincent Furnier?
No, no, nunca me canso, lo adoro. Tengo 76 años y me siento con más energía que cuando tenía treinta. Estoy en mejor forma física que nunca. El año pasado tocamos en 120 ciudades. Hacemos ‘shows’ de dos horas y lo damos todo, sin parar entre las canciones. Funcionando así, te pones en forma rápido.
¿En el Alma Festival nos espera el clásico ‘show’ de Alice Cooper con todos sus ingredientes escénicos?
Sí, sí, todo, y todos los ‘hits’, y un par de canciones que la gente no se espera. Todo muy teatral. Mi esposa [Sheryl Cooper] hace algunos papeles en el ‘show’. Cuando vas a ver a Alice Cooper, no esperes una versión devaluada, sino el ‘show’ completo. Y déjeme decirle algo antes de terminar: cada vez que vemos el nombre de Barcelona en nuestro itinerario, todos aplaudimos. Todo el mundo ama Barcelona. Todos quieren tener su día libre ahí. Me encanta esa calle principal, que a les tres de la madrugada sigue llena de gente y nunca para. Es una ciudad muy rock’n’roll.
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