Miranda! son uno de los grupos-bandera del electropop argentino. Si abrimos el plano, podríamos decir que del electropop en español. Incluso del pop (añadan mayúsculas si quieren) que se ha hecho en esta lengua en las últimas dos décadas. Unos primos hermanos porteños de Fangoria, con quienes tienen una estrecha relación, que nacieron un poco después de que lo hiciera el nuevo siglo, y que a base de canciones redondas y accesibles se fueron haciendo un sitio cada vez mayor en un ecosistema, ese del pop precisamente, que entonces no era muy acogedor en el país del Cono Sur. Aunque en algún momento les han acompañado otros músicos más allá de los directos, en los que siempre salen bien flanqueados para poner en marcha su gozosa factoría de baile y emociones a flor de piel, Miranda! son a todos los efectos un dúo, el formado por Alejando Sergi y Juliana Gattas, con sus roles perfectamente repartidos: de todo lo musical (la composición, las letras, voz e instrumentos) se ocupa él y del aparato estético (la vestimenta, el maquillaje, lo escenográfico, los vídeos, todos temas clave en un proyecto que ellos mismos han calificado de ‘electropop melodramático’), además de cantar, lo hace ella.
Este jueves actúan en directo en las madrileñas Noches del Botánico tras reventar cuatro Movistar Arena de Buenos Aires seguidos (15.000 espectadores por noche) e imponerse hace apenas un par de semanas en los premios Gardel, los galardones más importantes de la música argentina, donde se hicieron entre otros con el principal, el Gardel de Oro. Los premios eran para un disco, Hotel Miranda! (2023), que venía a celebrar veinte años de carrera a través de las versiones que otros (Lali Expósito, María Becerra o Andrés Calamaro, entre muchos más) han hecho junto a ellos de algunos de sus hits que ya son historia del pop como Perfecta, Don, Enamorada o Tu Misterioso Alguien. Tras Madrid, en esta primera tanda veraniega, actuarán en Sevilla (28 de junio) y Bilbao (29), pero todo agosto y parte de septiembre se lo pasarán también en Europa, alternando más fechas españolas con citas en ciudades como Londres, Dublín o Berlín. Que a la máquina de baile que es Miranda! le gustan la música y el público de aquí está claro: vuelven prácticamente cada año.
¿Los premios conseguidos en los Gardel ponen de manifiesto que, veinte años después de empezar en esto, Miranda! está en su mejor momento?
Alejandro Sergi. La verdad es que a juzgar por los números y los premios sí. Al principio nuestro estilo era amado por algunos y resistido por otros, pero con el correr del tiempo hemos logrado convencer a unos cuantos más, y supongo que por eso nos dieron el premio. A nosotros estas cosas nos ponen contentos, pero no le encontramos explicación, ni tampoco sentimos que nos lo merezcamos más o menos. Son solo momentos, y bueno, a veces nos toca. De lo que sí estamos convencidos es de que podemos subirnos a cualquier escenario que nos llamen y hacer un show a la altura.
Escuchando su música, siempre alegre hable de lo que hable, se diría que estas dos décadas han sido un viaje feliz. ¿Ha habido malos momentos?
Juliana Gattas. Hay una especie de magia que siempre queremos que suceda en nuestros escenarios, y que tiene que ver con la felicidad. Pero dentro de esa felicidad conviven un montón de sensaciones diferentes: tenemos letras que son muy desgarradoras. Hacemos una especie de exorcismo de la tristeza a través de un show superalegre y superdivertido y que tiene mucho que ver con dónde nos inventamos a nosotros mismos, que fue en la discoteca, con las drags, con una escena en la que las bandas querían llamar la atención para diferenciarse del rock.
‘Hotel Miranda!’, ese último disco, es una especie de grandes éxitos, pero en el que sus canciones se convierten en versiones que hacen fundamentalmente otros. ¿Cuál era la idea?
A. S. Todos los artistas, en algún punto, hacen una revisión de sus canciones. Antes hacías un grandes éxitos, pero ahora que existen las playlist ya no tiene sentido: las canciones están ahí y te lo puedes hacer vos. Así que ahora se hacen revisiones como estas. Cumplimos 20 años de carrera, era el momento de celebrarlo y decidimos hacerlo con nuevos productores y con otros cantantes diferentes. A algunos les propusimos nosotros qué canción hacer, pero no eran propuestas terminantes, podían elegir otra. Para nosotros lo más natural era apartarnos de esa reinvención. Obviamente, controlando el proyecto final porque era nuestro disco, pero nos parecía más enriquecedor para las canciones que las abordase alguien diferente desde cero.
Este disco de alguna manera les actualiza, porque aunque haya algún artista muy veterano como Calamaro, también hay gente que está en sonidos más recientes, sobre todo urbanos. ¿Les ha conectado con gente más joven?
J. G. La intención que teníamos era hacer colaboraciones con artistas que admirábamos en ese momento. Toda nuestra carrera nos hemos mantenido muy curiosos: salimos de noche, vemos a artistas como CA7RIEL y nos encanta lo que hace. Y nos quisimos acercar. Con Lali [Expósito] tenemos relación hace un montón y nunca habíamos grabado… Sabíamos que los fans, las tribus de esos artistas iban a prestarnos atención. Al menos a uno de nuestros temas [risas].
Cuando Miranda! nació, Argentina era todavía puro rock. Ahora Argentina es una superpotencia en música urbana. Pero ustedes ahí siguen, con su propuesta pop, que debió ser una apuesta valiente al principio. ¿Se sentían o se sienten un poco bichos raros?
A. S. No tanto, porque nos sentíamos parte de un grupo. Compartíamos escena con Leo García, Entre Ríos, Capri, Adicta… Había una movida de música distinta de la que estaba sonando más popularmente. Y nosotros tuvimos la fortuna de ser tal vez los más visibles en ese momento.
J. G.Yo sí siento que éramos bichos raros, pero nos encantaba serlo. Era lo que yo soñaba de chica: ser un bicho raro, no pertenecer a una cosa que estuviera vista y fuera masiva. Queríamos explorar una forma nueva.
¿Y ahora que son masivos?
J. G. ¡Queremos ser bichos raros! [risas]
En Latinoamérica el pop ha logrado un espacio grande, sobre todo el reconocimiento de su propia generación. Hay bandas que, en aquellos años, no todo el público estaba tan receptivo con el asunto, y hasta había algunos medio ofendidos”
Alejandro Sergi
Igual que el rock en su día, ¿lo urbano deja poco espacio para otras propuestas?
A. S. No sentimos eso. Lo urbano ocupó muchísimo espacio, pero en Argentina y en casi toda Latinoamérica el pop ha logrado un espacio muy grande, sobre todo el reconocimiento de su propia generación. Porque hay bandas que, en aquellos años, no todo el público estaba tan receptivo con el asunto, y hasta había algunos medio ofendidos. Y ahora veo a muchas de esas bandas, como nosotros, girando y tocando para audiencias más grandes, y siento que mucha de la gente que creció con nosotros y que al principio no entendían de qué iba, al menos se acostumbraron. Y si no, dicen: “Mira, Calamaro tocó con ellos. Deben de ser buenos” [risas].
Dicen que siguen haciendo pop. Pero, ¿qué es el pop?
A. S. Una sensación de bienestar instantáneo que dura muy poquito y que no pretende quedarse con vos para siempre. Una inyección de alegría mínima, como un momento satisfactorio de TikTok, una sucesión de estímulos. Nosotros hacemos pop porque hacemos una música para ahora, para que en el concierto la gente se lo pase superbién y baile. De hecho, la portada de nuestro tercer disco parodiaba el símbolo de McDonald’s: es comida rápida, y no me parece que eso sea un arte menor. Ese era el prejuicio que había muchas veces ahí.
¿Los jóvenes de ahora viven la música de forma diferente?
J. G. Sí, por supuesto. Lo vimos suceder. Nosotros nacimos como grupo al mismo tiempo que algunas redes sociales, el fotolog, los foros, Myspace… El hate se desparramó por todos lados. Antes se vivía mucho más en una tribu: si te gustaba un grupo o un tipo de música, no te podía gustar otro. Ahora eso a los chicos ni se les cruza por la cabeza. Cuantas más cosas te gusten, mejor. Y en los festivales lo ves, en el line up: todas las bandas de todos los géneros que existen, y ellos ven un poco de todas y disfrutan.
“La música que nosotros tocamos nació acá. Si bien el pop es algo universal, el pop en español es de España”, Alejandro Sergi
P. A España llegaron ya hace muchos años de la mano de Fangoria, que les trajeron para acompañarles en una gira. No han dejado de volver.
A. S. Sí, cada tanto visitamos el país, pero desde hace tres años nos pusimos como objetivo visitar más seguido España. Sentimos que es como cuando un ‘bluesero’ va a Misisipi: la música que nosotros tocamos nació acá. Si bien el pop es algo universal, el pop en español es de España. También hay una cultura fuerte de pop en México, pero España el pop se mezcla con una cosa medio underground: Alaska, Mecano, La Casa Azul…
Han colaborado con más músicos españoles, y al parecer contarán con otro en el próximo disco… ¿Se puede saber ya quién?
A. S. Al parecer… [risas] Ni siquiera está todo terminado, así que hasta el último momento no diremos nada. Pero sí, será parte de un nuevo disco que vamos a sacar el año que viene, y muy posiblemente sea uno de los adelantos.
P. ¿En qué dirección irá ese nuevo disco? El primer tema que han publicado es con una artista urbana, KENIA OS.
A. S. Sí. Bueno, su música tiene algo de reggaeton, pero también tiene canciones pop y ahora grabó un corrido con Gabito Ballesteros. Es lo que decía Julia: las generaciones nuevas no están tan en la onda del estilo. Si les apetece hacer una salsa la hacen, si les apetece hacer un house lo hacen… A Kenia la contactamos y le encantó. Esa canción yo creo que define bastante lo que va a ser el disco: no estamos haciendo un cambio radical, pero van a ser canciones nuevas, porque no publicamos música nueva desde hace tres años. Y van a ser todas colaboraciones. La idea es hacer un nuevo Hotel Miranda!, con videos temáticos de todas las canciones y que todas tengan un invitado diferente.
P. En esta primera fase de su gira española coinciden con las semanas del Orgullo Gay. El año pasado también tocaron aquí en estas celebraciones. Tienen un vínculo fuerte con esta comunidad.
J. G. Al haber nacido en la discoteca, cuando empezamos a salir a la superficie o a tocar en lugares más mainstream había una especie de mensaje tácito, unas ganas de comunicar que lo que nosotros sentíamos como normal debería ser normal para todo el mundo. Nos sentimos parte de esta lucha que a veces parece fiesta
P. El mundo de la música ha vivido una importante transformación en las últimas décadas. Decían en una entrevista que nunca llegaron a vivir de vender discos.
A. S. Vivir, podríamos haber vivido con los discos que vendíamos. Otra cosa es en qué nivel. Pero nunca fue nuestro ingreso principal, que siempre tuvo que ver con los conciertos o con la composición. Fue el tiempo que nos tocó vivir: la piratería, la venta de CDs copiados…
J. G. Nosotros nos inventamos muchas maneras de seguir existiendo a lo largo de la carrera. En algún momento que sentimos que no nos llamaban tanto hicimos teatro, después televisión [fueron jurado de la versión argentina de La voz]… No sé si fue algo instintivo o inquietud, o quizá curiosidad, ver qué se siente haciendo esto. Siempre nos fuimos adaptando o reinventando, y también encontrando dónde tocar.
En algún momento que sentimos que no nos llamaban tanto hicimos teatro, después televisión […] Siempre nos fuimos adaptando o reinventando, y también encontrando dónde tocar”, Juliana Gatta
El mundo de la cultura anda bastante revuelto en Argentina con Milei. ¿Cómo perciben el ambiente?
A. S. Lo que pasó es que en una época había muchos festivales populares gratuitos donde tocábamos nosotros y muchos artistas. Eso se sostenía con fondos públicos. Ahora no está la cosa para gastar plata y bueno, no se hacen. Eso no nos parece un problema.
¿Y respecto al personaje Milei, qué opinan?
A. S. Es nuestro presidente, le deseamos lo mejor. Es el que ha elegido la mayoría y la democracia tiene que ver con eso. Cuando estemos en desacuerdo con algo lo comentaremos. Pero no es un tema en el que nosotros ahondamos mucho porque sentimos que no es nuestro papel. Lo que a mí me apena es que la discusión se haya vuelto tan violenta, porque a fin de cuentas somos todos del mismo país.