Alemania tiene ya bastantes, y recientes, ejemplos del furor racista u homófobo de los hooligans procedentes del este europeo. Como fueron las columnas de hinchas húngaros, de negro riguroso, clamando contra la “Alemania homosexual” en la Eurocopa de 2021. A la selección de Julian Nagelsmann le corresponderá enfrentarse a Hungría en Stuttgart el próximo 16 de junio, un partido que ha activado las alertas de esa ciudad del sur de Alemania ante la llegada de visitantes del país políticamente dominado por el ultranacionalista Víktor Orbán. Antes que eso, en el estadio de Gelsenkirchen, en el corazón de Renania, se espera este domingo a Serbia, que se enfrentará a Inglaterra, otra selección tradicionalmente bien nutrida de hinchada violenta. En medios de la región renana se informa de que las autoridades británicas han advertido de la posible presencia de 500 ‘hooligans serbios’, potencialmente simpatizantes de Rusia y “calentados” desde las plataformas de desinformación a través de Telegram.
No son los únicos focos de tensión que se espera para la Eurocopa que arranca este viernes en el Allianz Arena de Múnich, con los de Nagelsmann frente a Escocia. Bajo observación están también los ‘hooligans’ checos y los polacos. Preocupa el envalentonamiento de estos sectores en medio del auge de la ultraderecha en el Este europeo. En Hungría no hay quien le haga sombra a Orbán, el más poderoso aliado del Kremlin en la Unión Europea. En Polonia ha surgido un extremismo nacionalista rejuvenecido con el partido Confederación, frente al ya avejentado Ley y Justicia (PiS), el partido que pasó a la oposición con la llegada de Donald Tusk al poder. Serbia tiene en su presidencia al ultranacionalista Aleksandar Vucic. Un duro panorama para una Eurocopa, donde la exclusión de Rusia no garantiza que el torneo quede ajeno a su influencia. Cuentas en Telegram como “Ultras Not Reds”, “GruppaOF” o “Hooligans.cz” son canales propagandísticos y de movilización.
“Hay masas de hinchada violenta, hombres jóvenes, que convierten los estadios en un espacio político instrumentalizado por corrientes ultraderechistas. Lo observamos tanto en Polonia como en Hungría”, advertía desde la televisión pública ARD Robert Claus, experto en las estructuras extremistas del fútbol. El ‘hooliganismo’ no es solo un “peligro procedente del exterior”. En Alemania hay unos 10.000 hinchas violentos fichados y alianzas de afición violenta y neonazis de la Junge Alternative, las juventudes de Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza a escala nacional en las elecciones europeas.
Del arcoíris de Múnich al Olympiastadion de Hitler
La llamada “Carpathian Brigade” húngara, o Brigada de los Cárpatos, ha multiplicado su presencia en los últimos años en Telegram, donde exhibe sus marciales desfiladas de hooligans. Para los 5.000 miembros que se estima tiene este movimiento es un “desafío” el propósito de la UEFA de presentar la Eurocopa bajo el signo de la tolerancia, con la proyección del arco iris LGTB sobre la fachada del Allianz muniqués en el segundo fin de semana del torneo, coincidiendo con el Día del Orgullo. El machismo es tan imperativo para sus hooligans como el supremacismo racista blanco.
La gran tentación para estos colectivos es, sin embargo, el Olympiastadion de Berlín, el estadio donde este sábado se estrenará la selección española frente a Croacia, otro país con hinchas virulentos. Su arquitectura conserva los trazos del régimen nazi para el estadio que acogió del JJOO de Adolf Hitler, en 1936. Ejerce una poderosa atracción para el neonazismo europeo.
Controles fronterizos y videovigilancia
La ministra del Interior, Nancy Faeser, ha articulado un dispositivo de seguridad que va de los controles en las fronteras a la videovigilancia tanto en los estadios como en las Millas del Aficionado, donde se estima seguirán los partidos unos 15 millones de aficionados. Advierte también de que la seguridad al 100 % no existe y de que sus “enemigos” van de los ciberataques, al terrorismo islámico, el extremismo y los hooligans. Recientes ataques con arma blanca, uno de ellos con un policía muerto acuchillado por un afgano de 25 años, han evidenciado hasta qué punto es imposible “vigilar todo en todas partes”. Y activado la alarma sobre lo que puede ocurrir en la Eurocopa de desatarse el pánico por un ataque perpetrado por un solo individuo, con un arma que puede adquirirse en cualquier supermercado, como es un cuchillo.
La joya de la corona de Faeser es el Centro de Cooperación Policial Internacional (IPCC) instalado en el “Land” de Renania del Norte-Westfalia, donde se concentran cuatro de los diez estadios de la Eurocopa. Ahí trabajarán policías alemanes con 350 colegas de otros países europeos. A ellos corresponderá la tarea de “detectar” bolsas de hinchada violenta. La videovigilancia y la ciberseguridad son armas prioritarias en un contexto de enemigos a menudo invisibles para el ojo humano.