Hace cuatro años, en pleno túnel pandémico, nos hacíamos triste eco del cierre de ‘Rockdelux’, si bien la cabecera reflotó un semestre más tarde como web de pago, donde sigue (merced al apoyo financiero del Primavera Sound). Tanto o más significativo es su regreso a los quioscos en la Navidad de 2022 con dos números anuales, el que bascula alrededor de las listas de lo mejor de la añada que termina, y el que hace de pórtico del verano y de la temporada de festivales.
En estos tiempos, lo meritorio, más si cabe que lanzar un número uno, es publicar el segundo, el tercero o ya no digamos el cuarto, como el que ‘Rockdelux’ ha puesto en circulación estos días. Un rotundo ‘Especial verano 2024’ que me hace pensar en los números estivales que lanzaba ‘Vibraciones’ (el precedente editorial) allá por finales de los 70. Una eternidad. Disculpen el ‘flashback’, pero la leyenda ‘especial verano’ me trae de vuelta a mi primero de BUP y a aquella expectativa (irrepetible) de horas y horas de tiempo libre en las que retozar oyendo discos y pasando páginas.
Hoy, la idea de un ‘especial verano’ es excéntrica en el periodismo digital, porque en las pantallas se vive un estado de alerta permanente donde parece que se acaba el mundo cada diez minutos. Pero hay debatee interés alrededor del ‘slow journalism’, un periodismo lento, con artículos de fondo, reflexión y perspectiva, y facilitado por la naturaleza serena del formato en papel.
Este número cuatro (en su segunda vida) de ‘Rockdelux’ apunta hacia ahí con un contenido que va más allá de un reflejo de la agenda de novedades (a la que sí está atenta su web). Por ejemplo, en esos siete amplios informes: sobre la renovada escena del ‘folk ibérico‘, el ‘revival‘ del ‘shoegaze‘, el ‘nuevo jazz‘… Y el mexicano ‘corrido tumbado‘, “la última revolución de la música latina”. ¿Qué pinta eso en una revista de rock? A ver, ya en los 80, ‘Rockdelux’ cortocircuitaba prejuicios y nichos hablando de Salif Keita, Celia Cruz o Khaled (y aun en 2018 generó una sobreactuada escandalera con aquella portada dedicada al reguetonero J Balvin).
En realidad, ‘Rockdelux’ no ha cambiado (o no tanto). Somos nosotros los que hemos sido fagocitados por las pantallas, mareados entre los titulares alarmistas (o mentirosos) y las notificaciones que estallan en el móvil. Admito que debo hacer un cierto esfuerzo, romper unas inercias, buscar el momento, para dejar de lado los dispositivos y bucear en las 138 páginas de este ‘Especial verano 2024’, pero sé que valdrá la pena.
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