El dolor de tripa es habitual entre los más pequeños, tan habitual que muchos lo utilizan de excusa para no comer cuando no les gusta algo. Lo cierto es que detrás de estos dolores de tripa puede haber múltiples causas;
Pero ¿qué ocurre con ese dolor de tripa que no se debe a ninguna de estas causas?
- Pues se trata de lo que los pediatras denominan dolor abdominal funcional, una enfermedad muy frecuente ya que afecta al 30 % de los niños en edad escolar. De hecho, es el trastorno más habitual que se consulta a los pediatras.
Y los especialistas no lo consideran una cuestión menor puesto que este trastorno genera una mala calidad de vida para el niño, lo que puede afectar negativamente también a sus familias.
Además, se asocia a un mayor absentismo escolar y a trastornos comórbidos de salud mental, como depresión y ansiedad.
¿Qué es el dolor abdominal funcional?
La doctora Sanja Kolacek, representante de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) explica:
- “El dolor abdominal funcional es un trastorno benigno pero insidioso que afecta a la vida diaria, no solo del niño que lo padece sino de toda la familia”.
Y la experta señala que “si se aborda correctamente, más del 80 % de los niños que lo sufren no tendrán más dolor y se sentirán bien”.
El profesor Marc A. Benninga, gastroenterólogo pediátrico y experto de ESPGHAN explica que:
- “El dolor abdominal funcional es muy frecuente en todo el mundo. A veces es intermitente, pero suele afectar a la calidad de vida. Los niños que lo padecen sufren más ansiedad, depresión y una peor calidad de vida”.
Este trastorno es muy habitual en niños y adolescentes de entre 4 y 18 años. Se trata de un dolor de tripa con las siguientes características:
- No cumple con los criterios de otros trastornos gastrointestinales funcionales y no se puede explicar con otro trastorno clínico.
- Dolor episódico o continuo que dura al menos 4 días al mes durante al menos 2 meses.
- La tripa duele no solo cuando se come o se realiza alguna actividad o por el movimiento del intestino.
- El dolor no se produce solamente durante la comida o la menstruación.
- Se puede desencadenar por estrés o ansiedad.
Además del dolor de tripa, los especialistas de la ESPGHAN señalan que el niño también puede tener otras molestias como
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Cansancio
- Dolor en las extremidades
- Náuseas coexistentes.
Se cree que el origen de este dolor podría estar relacionado con alguna alteración en el funcionamiento de las interacciones entre el sistema nervioso y el digestivo.
¿Qué se puede hacer para reducir el dolor abdominal funcional?
Respecto al tratamiento y al diagnóstico del dolor abdominal funcional, los especialistas en gastroenterología pediátrica quieren lanzar varios mensajes importantes.
- El primero, más dirigido a los especialistas en pediatría, es “evitar el exceso de diagnóstico y el riesgo de someter a los niños a procedimientos de diagnóstico invasivos y completamente innecesarios”.
- La segunda cuestión es una llamada de atención que lanzan desde la ESPGHAN. Y es que, aunque no haya causa concreta del dolor abdominal funcional y no suponga ningún riesgo para la salud del niño, hay que entender que el dolor que sufren es real. Así que no darle importancia puede empeorar la situación.
Con este fin, recomiendan la importancia de tranquilizar y dar apoyo a los niños afectados y a sus familias y, si es necesario, incorporar otros tratamientos. Esto ayudará al 80 % de los pacientes a mejorar en los 2 años siguientes a su visita al médico.
Y es que, identificar a tiempo el trastorno, reducir el estrés y, si es necesario, incorporar tratamientos, ayudará a la mayoría de los niños afectados.
¿Y qué hacer en casa? Pues desde la ESPGHAN lanzan algunas recomendaciones para familias con niños que sufren este trastorno:
- Hay que animar a los niños a que, a pesar del dolor, sigan realizando sus actividades normales, como ir al colegio, hacer deporte o cualquier actividad de ocio. Esto les puede ayudar a abstraerse del dolor y a mejorar la función intestinal y los niveles de estrés.
- En cuanto a la dieta que deben llevar estos niños, los especialistas señalan que debe ser equilibrada, como la de cualquier otro menor. Además, hay que asegurarse de que el niño está hidratado. No se debe retirar ningún alimento salvo que así lo indique el pediatra.
- Apoyo emocional. “El dolor abdominal funcional puede desencadenar y estar desencadenado por estrés y otros síntomas de salud mental”, por eso se debe prestar al niño apoyo emocional e incluso consultar con un psicólogo si se considera necesario.
Como último mensaje, los expertos insisten en que si cualquier padre “sospecha que su hijo puede tener dolor abdominal funcional, es aconsejable comunicarse con el pediatra para obtener un diagnóstico, apoyo y recomendaciones”.