El Real Madrid pisará el césped del litúrgico estadio de Wembley, una de las joyas de la corona, en busca de su decimoquinta Copa de Europa. Y lo hará en un ambiente paradójico en el que la frase más escuchada estos días en el vestuario blanco ha sido “¡No hay que confiarse!”. Afirmación que implícitamente admite ese favoritismo que incomoda a los futbolistas al tiempo que delata el optimismo antropológico de su hinchada. Lo advertía Modric en la sala de prensa: “Todos nos dan favoritos por mucho, pero el partido está al 50%. Jugamos ante un grande que ha hecho una gran temporada en la Champions”.
Un favoritismo incómodo para el vestuario blanco
Por algo en el banquillo visitante despacha el más escéptico de los entrenadores, un Ancelotti que desterró la palabra “confianza” de su vocabulario un 23 de mayo en Atenas, después de perder con el Milan una final que ganaba al Liverpool (3-0) al descanso. Desde entonces Carlo no ha vuelto a dar nada por hecho, la mejor forma de afrontar esta final trampa en la que todos apuestan por un triunfo blanco por la consistencia del equipo y el peso histórico su camiseta.
El Real Madrid enfila su 18ª final de Copa de Europa (con solo tres derrotas) buscando enlazar el que sería su octavo título consecutivo sin fallo. No hay un club que ejemplifique mejor que “las finales se ganan, no se juegan”. Las casas de apuestas tasan ese favoritismo merengue pagando la victoria blanca a un exiguo 1,30 por euro invertido, mientras que el triunfo alemán se dispara hasta los 3,25. Pero Carletto ha sido muy claro con sus jugadores: “Vamos a sufrir en el partido. Sentiremos miedo y eso es bueno. El éxito está cerca”. Mensaje a un vestuario que llega a esta final sin conocer la derrota en esta edición de la Champions (8 victorias y 4 empates), pero que ha coqueteado con el abismo ante City, Bayern y, en menor medida, ante el Leipzig. Un equipo que ha convertido en las últimas temporadas la angustia en su zona de confort.
Además, la trayectoria del Borussia en esta Champions genera cuanto menos inquietud. Los alemanes salieron líderes del “grupo de la muerte” por delante de París Saint-Germain, Milan y Newcastle, para luego dejar en la cuneta al Atlético y, de nuevo, al PSG de Mbappé. En ninguno de los casos eran favoritos, ni para pasar en su grupo ni para superar las eliminatorias, pero los chicos de Terzic han desbordado a todos con una actitud inquebrantable y un descaro incontenible. Sancho y Adeyemi, que se despiden del curso al no haber sido convocados por sus selecciones para la Eurocopa, dibujan una sonrisa a su equipo por banda mientras Füllkrug actúa de martillo pilón en punta y Brandt ejerce de quarterback con Sabitzer pasando la escoba y Emre Can la fregona a su espalda. Un equipo que exprime cada balón robado con transiciones venenosas que martirizan al rival. Divertimento alemán disfrazado de fútbol de ida y vuelta.
El “pesimismo” de Ancelotti
Ancelotti, que no quiere caer en su trampa, mantendrá su receta clásica: una defensa “pesimista” y un ataque “optimista”. Carletto elogia el “pesimismo” de zagueros como Nacho, siempre preparado para la peor de las situaciones, mientras promueve en ataque el entusiasmo indomable de Vini y el fútbol libertario de Bellingham. El Madrid, que tratará de sortear el correcalles de los ‘borussers’, planea una final en bloque medio cerrando pasillos en el medio con Camavinga y Valverde como factores correctores. Kroos cocinará el juego en su despedida mientras Jude emplatará las ocasiones y Vinicius y Rodrygo salpimentaran el ataque con su dinamismo habitual.
Se enfrentan los dos equipos más indómitos de esta Champions. Dos rivales que no saben rendirse y que prefieren morir de pie a vivir de rodillas. Por eso habrá muchos partidos dentro del mismo partido. Solo si el Madrid manda primero a la lona al Borussia tendrá cierta tranquilidad ante la irracionalidad militante de un entrenador, Terzic, que antes de sentarse en el banquillo fue un ladrillo más de ese “muro” que su afición levanta en la grada y que tiñe de amarillo y negro la atmósfera de los partidos. Ahí los ‘borussers’ no tienen rival.
ONCES PROBABLES
BORUSSIA: Kobel; Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen; Can, Sabitzer; Adeyemi o Malen, Brandt, Jadon Sancho; Füllkrug.
REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Nacho, Rudiger, Mendy; Valverde, Kroos, Camavinga, Bellingham; Vinicius y Rodrygo
ÁRBITRO: Slavko Vincic (Eslovenia)
ESTADIO: Wembley (Londres)
HORA: 21:00