Rafa Nadal afrontan desde este lunes un Roland Garros incierto por el amplio reparto de boletos de candidatos, con sabor a despedida para el rey de la tierra y la dificultad de una primera ronda contra Alexander Zverev.
Hasta para Nadal son palabras mayores decir que es su última presencia en París y, en su primera rueda de prensa en el Abierto de Francia, no fue capaz de pronunciarlo. “No quiero obligarme a decir que es mi último Roland Garros“, dijo el balear, aunque hasta ahora, todo lo que ha jugado en 2024 ha terminado con un adiós.
El 14 veces campeón en la tierra parisina dejó esa puerta abierta, pero la gira europea ha sido de homenajes en Barcelona, Madrid y Roma. Después de un 2023 en blanco, el de Manacor ha tratado de recuperar físico y juego, rodaje que no le ha acompañado del todo porque tras regresar en Brisbane todo se fue complicando.
El objetivo que se había marcado el balear, cuando precisamente hace un año anunció que no llegaría a Roland Garros, fue despedirse en las pistas. “Es la primera semana que me siento libre de poder jugar pensando en la pelota y poco más, llevaba mucho tiempo pensando en qué movimiento puedo hacer y eso me ha lastrado muchísimo. Llevo una semana y algo con una sensación diferente y eso me ilusiona para poder competir”, confesó Nadal.
Así, y con los galones que nadie más tiene en la Philippe Chatrier, el tenista español confía en sacar su mejor versión, aunque tendrá que hacerlo desde su debut por un caprichoso sorteo. Zverev será el rival de Nadal en primera ronda este lunes, reciente campeón de Roma y de nuevo a un alto nivel desde que precisamente sufriera una grave lesión de tobillo contra el español en París.
El campeón de 22 ‘grandes’ tendrá una bomba para empezar, pero si es capaz de esquivarla, todo puede parecer más sencillo hasta octavos de final, donde le llegaría un Holger Rune que ha decepcionado esta temporada en tierra. Danill Medvedev, Novak Djokovic y Carlos Alcaraz sería la traca final por el título.