El Barça pisó Barcelona con mucha resaca. De la emocional y de la otra, tras una noche larga de celebración que empezó sobre el césped de San Mamés. Este domingo, ya en Barcelona, siguieron con la fiesta, pese al sueño y al cansancio. En la plaza Sant Jaume volvieron a recibir el reconocimiento como ya pasó tras aterrizar de Eindhoven con la segunda Champions. Los aficionados más nerviosos vinieron hasta dos horas antes para coger sitio. Cuando el autobús logotipado aparcó justo en el cruce entre Via Laietana y Jaume I, los gritos sorprendieron a más de uno. Lo que vino a continuación, fue un baño de masas en toda regla.
En la capital catalana terminó la fiesta que empezó en San Mamés, primero sobre el césped, luego en el Bilbao Arena, con parada técnica en el hotel para cenar con la copa de la Champions presidiendo la mesa de capitanas. Con la música a todo volumen, el autocar se dirigió al pabellón, donde ya aguardaban miembros de la comitiva del club, otros invitados de la entidad y autoridades. Ellas, pese a la expectación, se hicieron suya la fiesta. La pista, reconvertida en sala de baile, estaba poblada de mesas altas, donde más de una treintena de camareros servían un cóctel a modo de pica-pica. Burguers, mini bocadillos, donuts, croissants, macarons, palomitas o chuches entraron en el menú, todo correctamente maridado con cervezas, vino o cualquier otra bebida. Una fiesta como Dios manda, vamos.
Pese a tener la música a todo volumen, poco bailaron las jugadoras, que siguieron con las fotografías con sus compañeras de vestuario y familia. Si una canción sonó reiteradamente fue ‘Sweet Caroline’, de Neil Diamond, que también marcó el ritmo sobre el verde de San Mamés. Con el trofeo de la tercera Champions presidiendo la fiesta, esta se alargó, como tampoco podía ser de otra manera. Tras desayunar churros (signo de que la fiesta fue buena), sobre el mediodía, las jugadoras volvían a subirse a su avión de Vueling, serigrafiado desde hace semanas para llevarlas en sus desplazamientos, acompañadas de toda la directiva presente en la final. Al bajar las escaleras, Joan Laporta, Xavi Puig, Alexia Putellas y Jonatan Giráldez plantaron la copa en suelo catalán.
Con el autobús llegaron sobre las 19.00 horas a la plaza Sant Jaume, donde más de 2.000 aficionados culés esperaban. Las capitanas fueron las encargadas de portar los cuatro trofeos hasta la puerta del Palau de la Generalitat, donde el presidente en funciones, Pere Aragonès, y la Secretaria General de l’Esport, Anna Caula, les recibieron con gesto distendido. Tras los saludos protocolarios, se dirigieron al interior del palacio, no sin antes hacer un círculo para saltar, de nuevo, a ritmo, del temazo de Neil Diamond.
Tras los discursos de rigor, las futbolistas subieron al balcón y se apoderaron del micro. “Ja la tornem a tener aquí!”, se arrancó con un hilo de voz y afónica Alexia Putellas. Claudia Pina volvió a acordarse del eterno rival, el Real Madrid, durante la fiesta. Al grito del “Boti, boti, boti, madridista qui no boti”, Sant Jaume hizo temblar el suelo. El turno de Mapi León empezó con la misma frase que cuando las azulgranas levantaron la segunda en Eindhoven: “¿Cómo están los máquinas?“, gritó, mientras los aficionados reían al recordar esa celebración.
Ya en el Ayuntamiento, y tras la recepción del alcalde de la capital catalana, Jaume Collboni, las azulgranas salieron de nuevo al balcón. Y aquí fue Cata Coll quien amenizó una fiesta que empezaba a ser socavada por el cansancio de las protagonistas. “Llevo 24 horas sin dormir, pero hemos comido churros”, dijo desinhibida, como Jonatan Giráldez, que disfrutó de su última celebración como entrenador del Barça. “¿Cómo estáis, culés? ¡Más fuerte, que no se os oye! El sábado fue uno de los mejores días de nuestras vidas. Gracias por la temporada y por haber estado siempre ahí”, gritó totalmente entregado el técnico culé.
Otra de las despedidas fue la de Sandra Paños, que este verano dejará el club tras nueve temporadas custodiando la portería culé. “Es este el mejor club del mundo. Mi etapa ha terminado. Pero seré una culé más. Seguiré a este equipo allá donde vaya. Habéis estado en los momentos buenos y en los malos. Siempre”, terminó diciendo la guardameta. “Quédate, quédate“, le vitoreó la afición a Paños, como también a Mariona Caldentey, quien todo apunta que acabará marchándose de la entidad azulgrana.
Un fin de fiesta con un clamor sincero. “Hemos hecho historia. ¡Pero iremos a por más!“, dijo Alexia. Y todo lo que dice la capitana se cumple.