Sin decirle nada aún a un desorientado Xavi, que asiste perplejo al debate sobre su futuro, Joan Laporta, el presidente del Barça, está a punto de concretar lo que perseguía desde el inicio de su segundo mandato. Quería un entrenador alemán y está más cerca que nunca de tenerlo. Anda el dirigente, a través de Deco, director deportivo, y Bojan Krkic, miembro de la comisión deportiva, ultimando los detalles para cerrar un acuerdo con Hansi Flick, el extécnico del Bayern Múnich y de la selección germana.
Es lo que siempre buscaba el presidente, más allá de Koeman, que se encontró como parte de la herencia de Bartomeu, y de Xavi, a quien fue a buscar en período de desesperación, cediendo a los consejos de su núcleo de confianza, pasando por encima de lo que él pensaba.
¿Y qué pensaba Laporta? Pues que Xavi antes de llegar al Camp Nou debía pasar por el período de aprendizaje que supone dirigir al filial azulgrana, como sí habían hecho Guardiola (2007) y Luis Enrique(2008). Xavi, en cambio, voló directamente desde Doha al Barça para disgusto del presidente, que acató la fórmula porque tampoco le quedaban más salidas, cerrada por cuestiones de mercado la vía alemana.
En la campaña electoral, desde octubre 2020 a marzo 2021, que le llevó a la presidencia, Laporta no desveló ningún trazo de la política deportiva que marcaría su segundo mandato en caso de victoria. No hizo como Víctor Font, el candidato derrotado en los comicios, quien fio todo a un póster electoral con Xavi como máximo responsable técnico con el cargo de ‘general manager’ sostenido y arropado por Jordi Cruyff, que ejercería de director deportivo.
Laporta, entretanto, apeló a la vía alemana, técnicos que estaban de moda entonces (Nagelsmann, Flick y Tuchel, entre otros, asumido que Klopp, que ahora abandona el Liverpool, era un objeto prohibido) para liderar la reconstrucción del Barça. Pero no dio nombre alguno, tan solo se supo que sería Mateu Alemany su pilar en la gestión deportiva.
Ahora, tres años más tarde y dos entrenadores liquidados (Koeman ya lo fue en octubre 2021 y Xavi puede serlo en mayo 2024), el presidente ha vuelto a mirar hacia el norte de Europa para encontrar allí el remedio a un curso en blanco, que ha erosionado, además, muchas relaciones personales.
En marzo de 2021, Laporta ganó las elecciones. En abril de ese año, el Bayern Múnich pagó 25 millones por Nagelsmann y en mayo Flick sucedía a Löw al frente de la selección alemana
Hansi Flick, que está en el paro desde que fue despedido hace ocho meses de la selección alemana, es el número uno de la lista del presidente, quien ya quiso en su día fichar a Nagelsmann. Pero el Barça no tenía el dinero necesario -25 millones pagó el Bayern Múnich por él- cuando Laporta lo tenía en su agenda. Un mes después de ser presidente azulgrana, el club bávaro lo convirtió en el entrenador más caro del mundo.
Se mantuvo, por lo tanto, a Koeman unos meses (solo fueron siete), pero acabó saliendo por la puerta de atrás. Y cuando el dirigente quiso volver a fijarse en Alemania tampoco pudo cerrar la operación porque Flick ya se había comprometido con la selección. En abril 2021, Laporta se quedó sin Nagelsmann; en mayo 2021, también sin Flick.
No encajaban, por lo tanto, los deseos ‘laportianos’ con las agendas (y los tiempos) de los más reputados entrenadores alemanes, por lo que se acabó poniendo en manos de Jordi Cruyff, quien regresó al club en junio de 2021 (primero como responsable de fútbol internacional; luego como director deportivo), paso previo al aterrizaje de Xavi (noviembre 2021), ya sin margen alguno de maniobra el presidente.
Del ‘cruyffismo’ a Alemania
O sea, se entregó Laporta al equipo de trabajo que había elaborado Víctor Font después de varios años en la oposición. Y la vía alemana, nunca definida en un nombre concreto, quedó aletargada. Pero nunca olvidada por el dirigente, enamorado de una escuela que choca, al inicio, con su cultura absolutamente ‘cruyffista’, aunque todo haya quedado muy matizado desde el momento en que Guardiola, el discípulo de Johan, entró en la casa de Beckenbauer (2013-2016).
Esa llegada de Guardiola aceleró y difuminó aún más las ancestrales fronteras, aprovechando la aparición previa de técnicos como Jürgen Klinsmann o Joachim Löw (Flick fue su ayudante de 2006 a 2014), precursores del verdadero cambio cultural que se vive en el antes rudo fútbol germano.
Todo queda culminado en la conquista del Mundial de Brasil en Maracaná sobre la Argentina de Messi hace una década. Ahora, es un fútbol de mucho más toque y sofistificación que en el siglo pasado cuando se imponía el juego directo y vertical, aunque su eliminación en la fase de grupos del Mundial de Catar y con Flick en el banquillo ha abierto un nuevo debate.
La conexión con Pini Zahavi
A Laporta, entretanto, y una vez consumado su enojo con Xavi, a quien ratificó el pasado 24 de abril en una medida que ahora no tiene valor alguno, le gusta volver a mirar hacia Alemania, teniendo, además, la complicidad de Pini Zahavi, uno de sus agentes de cabecera, el mismo con el que negoció, entre otras operaciones, el fichaje de Lewandowski.
Flick, en un movimiento nada casual, delegó su confianza en Zahavi el pasado mes de febrero, coinciendo, además, con los peores momentos de Xavi en el Barça, días después de que presentara su dimisión en diferido.
Desde entonces, el exentrenador del Bayern, que logró el sextete en la temporada perfecta, el que estaba en el banquillo de Lisboa en el 8-2 al Barça de Setién, estaba esperando. Flick tiene 59 años y solo ha dirigido en su país, por lo que le estimula el desafío de entrenar al Barça, por muy mal que se encuentre el equipo y el club a nivel económico, consciente como es de dónde se metería.
Weisweiler, Lattek y….
Laporta lleva años esperando un técnico alemán. Los tiempos coinciden; las agendas, también. Se acerca así la posibilidad de que llegue el tercer entrenador alemán al Barça. Sus dos únicos precedentes son Hennes Weisweiler (1975-76), elegido por Agustí Montal que sucedió a Rinus Michels y chocó con Cruyff teniendo una fugaz estancia en Barcelona, y Udo Lattek (1981-1983), que vino después de Rifé en los primeros años de Núñez en la presidencia, perdiendo una Liga con seis puntos de ventaja a cinco jornadas del final y ganó una Recopa antes de enfrentarse con Maradona, recién llegado al Camp Nou.
Queda aún un último y doloroso escollo para que el presidente tenga la ansiada vía alemana: resolver la salida de la “leyenda” Xavi, el entrenador en el que nunca confió del todo.