Un seminario de grappling y MMA impartido en el Werdum Center ha traído de vuelta a la Isla a una de las grandes leyendas de las Artes Marciales Mixtas, el doble campeón mundial de la UFC y tricampeón mundial de jiu-jitsu, Fabrício Werdum, acompañado de su inseparable hermano, Felipe, para transmitir a 30 privilegiados su experiencia.
¿De todos los deportes de contacto que ha practicado con cuál se queda y por qué?
Me quedo con el jiu-jitsu. Es un deporte muy completo. Hoy en día no podríamos practicar MMA sin dominarlo. En defensa personal es la mejor disciplina. Todas tienen su punto, el kárate, el muay thay, el judo me gusta bastante, pero el jiu-jitsu es un deporte que te puede salvar la vida.
Su idilio con el jiu-jitsu nació de una forma curiosa, tras ser sometido cuando no tenía ningún conocimiento sobre dicho deporte, por un ex novio de una novia que tenía usted por aquel entonces con 20 años. ¿Cómo cambió toda su vida ese episodio que surgió por casualidad?
Lo cambió todo. Todo empezó ahí, cuando él me retó y me sometió con un triángulo de piernas, porque empecé a practicar jiu-jitsu todos los días y se convirtió en algo similar a un trabajo para mi. Antes de empezar estaba en el parque con mis amigos jugando al fútbol y tomando drogas, pero elegí el jiu-jitsu y conseguí ser campeón mundial. Fue el primer paso antes de practicar grappling y llegar a la UFC. Gracias al deporte mi vida cambió, ahora conozco el mundo entero y conozco a mucha gente, incluidos presidentes de varios países.
Si hay una pelea en su carrera con la que se hizo mundialmente famoso fue con la sumisión, precisamente con una llave de triángulo con sus piernas al por entonces imbatido y leyenda de las MMA, Fedor Emelianenko. ¿Qué recuerda de aquella gesta?
Fue una pelea histórica en la que conseguí vencer a un luchador que nunca antes había perdido ninguna pelea y lo conseguí con la llave de triángulo con la que en su día el ex novio de mi ex novia, me había sometido a mí. Era una máquina. En el momento en el que le agarré y le sometí en 69 segundos la gente comenzó entonces a preguntarse quien era el luchador que había conseguido someter a Fedor Emelianenko, porque hasta ese momento no era muy conocido. Me he caído algunas veces, regresé y conseguí ser campeón del mundo de la UFC en dos ocasiones.
Precisamente su salida de la UFC tras una derrota le sirvió para darse cuenta que no estaba entrenando lo suficiente para llegar a lo más alto. ¿Qué le enseñó a usted como luchador esa experiencia?
En aquel momento yo pensaba que era invencible, pero realmente yo no estaba entrenando lo suficiente para ser el mejor del mundo. Fue muy importante para mí esa derrota. No me gusta perder, pero la gran diferencia de los campeones es que una derrota como esa en la que me noqueó, me hizo cambiar de vida y mudarme a Estados Unidos para entrenar con el mejor entrenador del mundo, Rafael Cordeiro. Hubo un momento en que me quedé allí sin dinero, sin trabajo y fue lo que me enseñó que tenía que ser más profesional. Siempre he tenido mucho talento. pero hoy en día no es suficiente, tienes que tener disciplina.
¿Cuál fue el primer consejo que le dio Rafael Cordeiro?
Que tenía que entrenar todos los días, ser constante. Era el primero en llegar al gimnasio y el último en marcharme. Para ganar a Fedor estuve un año y medio entrenándome sin tener contrato, llegó la pelea y le gané.
En todo este camino hasta la cima, ¿qué importancia ha tenido su esposa, Karine Groff?
Hubiera sido muy difícil conseguir todo lo que he logrado si ella no estuviese a mi lado. Comencé a ganar un buen dinero en dólares y era muy fácil seguir el camino de las chicas, de las fiestas, de las drogas, le ocurrió a muchos peleadores conocidos. Mi esposa desde el principio entendió cual era mi trabajo y nunca me puso problemas a la hora de estar hasta cinco meses sin verla por estar preparándome, ella nunca fue a ver una pelea mía ni un entrenamiento. Ha sido muy importante en mi vida y por eso llevamos juntos 18 años.
Otra figura importante en su trayectoria fue Mirko Filipovic. Ayudarle a mejorar su técnica de suelo le abrió las puertas de Pride para entrar a competir profesionalmente en las MMA. ¿Cómo fue su relación con él? ¿Mantienen el contacto?
Tenemos una relación muy lejana ahora. Estuvimos entrenando juntos en Croacia entre 2004 y 2006 y me ayudó bastante, pero no con los entrenamientos. Fui para enseñarle a él el jiu-jitsu. Nunca me enseñó nada, pero de verle entrenar aprendí mucho, sobre todo su disciplina, porque era un profesional de verdad. Nunca consiguió darme una patada. Él e una entrevista dice que me fui de su casa porque en una ocasión me hizo una sumisión, pero él mintió y me enfadé con él. Yo me marché porque no quería ser su segundo, quería hacer las cosas a mi manera y seguir mi camino.
A pesar de lo que mucha gente piensa, usted fue el primer español en ser campeón mundial de la UFC y no Ilia Topuria
La gente habló mucho de esto. Yo vine a España desde los nueve años de edad. Mi madre lleva viviendo aquí 37 años. Tengo una gran historia de muchos años con España. Siempre he salido al octógono con la bandera de España y la de Brasil. Tengo la nacionalidad española hace muchos años y siempre me trataron muy bien aquí. Fui campeón de la UFC dos veces siendo español. A Topuria le respeto muchísimo, pero no se puede olvidar la historia. Él acaba de salir, es un excelente peleador, pero con todo el respeto, es el segundo español en ser campeón de la UFC.
Se encuentra en Gran Canaria para impartir un seminario sobre grappling y MMAen el Werdum Center junto a su hermano Felipe. ¿Qué se van a encontrar los luchadores que se han apuntado al mismo?
En su día, en 2015, celebramos en Gran Canaria el mayor seminario celebrado en la Isla con 300 personas en el Gran Canaria Arena. Este seminario nos permite enseñarles las técnicas, lo básico y transmitirles mi experiencia. Les enseño lo que hice para llegar a lo más alto
¿Le sorprende el crecimiento de la UFC?
Dana White es un hombre de negocios y lo ha hecho muy bien, la gente le respeta mucho y aunque no me creía demasiado, me dio la oportunidad que necesitaba y le sorprendí por dos veces.
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