Jalen Brunson sufrió molestias en el pie y OG Anunoby se retiró con una lesión en los isquiotibiales, pero los New York Knicks se rebelaron contra las adversidades y sellaron este miércoles un triunfo épico por 130-121 sobre los Indiana Pacers para ponerse 2-0 en las semifinales de la Conferencia Este de la NBA.
Brunson, la gran estrella de estos ‘playoff’ (con permiso de Anthony Edwards) y el nuevo ídolo de la Gran Manzana, llevaba cuatro partidos seguidos con más de 40 puntos y esta noche se fue al vestuario en el primer cuarto. No jugó el segundo, regresó en el intermedio como un héroe entre gritos de “MVP” del Madison Square Garden y cerró su memorable velada con 29 puntos y 5 asistencias.
En un guiño del destino, hoy se cumplían 54 años desde que el 8 de mayo de 1970 Willis Reed, que estaba lesionado, sorprendió a todos en Nueva York jugando el séptimo partido de las Finales y los Knicks acabaron conquistando el anillo.
Por su parte, Anunoby estaba firmando un encuentro mayúsculo (28 puntos) cuando se marchó por lesión en el tercer cuarto. Sin embargo, estos Knicks, que han hecho de la rabia y el sufrimiento su ADN, son expertos en resistencias numantinas, ya que han experimentado un calvario de lesiones este curso.
En estas eliminatorias no pueden contar con nombres fundamentales de su rotación como Julius Randle, Bojan Bogdanovic y Mitchell Robinson. Pero la extrema y habitualmente reducidísima rotación de Tom Thibodeau (Josh Hart disputó su segundo partido seguido sin descansar ni un solo segundo) volvió a dar la cara. Donte DiVincenzo sumó 28 puntos y 6 rebotes y Hart (19 puntos, 15 rebotes y 7 asistencias) e Isaiah Hartenstein (14 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias) acariciaron el triple-doble en unos Knicks superiores en el rebote (44-34).
Después de que los neoyorquinos ganaran el lunes el primer duelo con 43 puntos de Brunson y varias jugadas polémicas en el desenlace, los Pacers dejaron escapar otra oportunidad de arrebatar el factor cancha. Tyrese Haliburton reaccionó a su flojo primer partido y deslumbró con 34 puntos, 6 rebotes y 9 asistencias. Obi Toppin le acompañó con 20 puntos. La serie viaja ahora a Indianápolis, donde el viernes se disputará el tercer partido.
Los Knicks pueden con todo
Los Knicks entraron a la pista de la única forma que saben: mordiendo y dejándose la vida en cada jugada. Anunoby, fundamental en la defensa local, emergió en ataque con 12 puntos en ese primer cuarto en el que los de Nueva York llegaron a ganar por 11. Sin embargo, la aparición de los dobles dígitos fue un soplo de aire fresco para los Pacers. Toppin brilló con 10 puntos y acompañó a un Haliburton ahora sí agresivo con 13 puntos (en todo el primer encuentro solo sumó 6). Este toma y daca, con un ritmo elevado que beneficiaba a los Pacers, acabó en tablas: 36-36.
Con la melancolía de no ver a Brunson ni en la cancha ni el banquillo, los Knicks perdieron terreno ante un Haliburton que tomó el mando. Con 9 puntos y 3 asistencias del base en ese periodo, Indiana echó gasolina al fuego de su ofensiva siempre coral y encaró el descanso con una ventaja interesante (63-73) y el ‘tempo’ del partido claramente de su lado.
Pero el inesperado regreso de Brunson fue un envión de moral para estos Knicks que se guían más por el corazón que por la lógica. Un fabuloso parcial de 21-6 en poco más de cinco minutos, con 10 puntos de un DiVincenzo omnipresente, devolvió el mando a los Knicks en medio de la euforia de su afición (84-79 con 6.41 en el reloj). Los Pacers parecían moribundos y la lesión de Anunoby no frenó a los neoyorquinos, que con 10 puntos del ‘resucitado’ Brunson cerraron un tercer cuarto magistral (36-18 para 99-91 en total).
T.J. McConnell, el agitador oficial de Indiana, se puso manos a la obra y un parcial de 3-10 dejó a los de Rick Carlisle a tiro de piedra (102-101 con 8.02 por delante). Pero Indiana volvió a naufragar en defensa y en el rebote defensivo, lo que le permitió a Brunson y a DiVincenzo rematar otra noche de fuegos artificiales en Nueva York.