Con la mente puesta en la vuelta de Champions contra el Bayern del miércoles, en medio de un puente festivo que ha provocado el éxodo temporal de medio Madrid, dos horas después de haber jugado, ya con los jugadores duchados, masajeados y en perfecto estado de revista, el Real Madrid puede convertirse este sábado matemáticamente en el campeón de LaLiga 2023-24, a falta todavía de cuatro jornadas por disputarse.
Las cuentas para la primera oportunidad de alirón son sencillas. El equipo de Carlo Ancelotti, de entrada, debe ganar a partir de las 16.15 horas al Cádiz en el Santiago Bernabéu, una misión a priori asequible, dada la diferencia de nivel entre ambos equipos, por mucho que las rotaciones blancas se esperen masivas. Si empata o pierde, el título deberá esperar.
A la espera del Girona-Barça
En caso de victoria, jugadores y aficionados del Real Madrid tendrán que poner la televisión para seguir el Girona-Barça que se disputa en Montilivi a partir de las 18.30 horas, justo después de que acabe el choque del Bernabéu. Tanto la victoria de los de Míchel como el empate le serviría al Madrid para coronarse campeón este mismo sábado. Solo un triunfo azulgrana pospondría la posibilidad de celebración al próximo sábado (18.30 horas) en el estadio Nuevo Los Cármenes de Granada.
Pero eso corresponderá, si procede, a la previa de dentro de siete días. Lo que ahora toca explicar es el que el de este sábado sería el primer alirón en diferido de la historia del Real Madrid. Las 35 ligas que ahora mismo figuran en su palmarés fueron ganadas matemáticamente cuando el árbitro en cuestión pitó el final de un partido jugado por los blancos. Nunca ha tenido que esperar el Madrid un resultado ajeno para saber si ha sido campeón o no, una racha que hoy podría quebrarse.
Como el alirón está pendiente de dos supuestos diferentes, la victoria propia y la derrota o el empate del Barça, el Real Madrid todavía no ha querido anunciar qué tipo de celebración habría este sábado, si es que hay alguna. Otra cosa será lo que hagan los aficionados blancos por su cuenta, como es lógico. Los títulos hay que celebrarlos en condiciones, claro está, pero la cercanía de la vuelta de semifinales de la Champions ante el Bayern, este miércoles, invita a la cautela.
La celebración en Cibeles
Se barajaba la opción de que los jugadores acudieran a la Plaza de Cibeles, icónico lugar de celebración de los títulos del Real Madrid, este mismo sábado, después de ver el Girona-Barça en el Bernabéu, para una celebración rápida. Pero, en principio, ni eso. A priori, cualquier celebración se pospondrá hasta después del decisivo duelo contra el Bayern. Ya ocurrió así con la Copa del Rey del año pasado, que no se llegó a celebrar al conquistarse unos días antes de la semifinal de la Champions contra el Manchester City.
“Solo pensamos en sumar tres puntos para acercarnos a ganar la competición, no pensamos en lo que pueda pasar después”, decía este viernes Carlo Ancelotti sobre un partido que, en condiciones normales, sería tachado de absolutamente intrascendente. Para el Madrid, claro, puesto que su rival, el Cádiz, llega al Bernabéu con una necesidad acuciante de puntos. Tiene la salvación, que fija el Celta, a cinco puntos cuando solo restan 15 por disputarse. Si pierde en el Bernabéu, tendrá ya más de un pie en Segunda.
Ancelotti hará rotaciones
La esperanza para los de Mauricio Pellegrino es que el Madrid presentará un once de circunstancias, dando descanso a la mayoría de titulares. Aunque también es cierto que eso mismo hizo Ancelotti el viernes pasado en Anoeta, ante un rival de mayor jerarquía, y se llevó igualmente los tres puntos, tal es su velocidad de crucero en LaLiga.
Este sábado supondrá además la reaparición de Thibaut Courtois tras la grave lesión que sufrió en la pretemporada. Será, con seguridad, el turno para los Arda Güler, Militao, Joselu, Fran García, Ceballos… Y jugadores como Bellingham, Vinicius, Kroos, Mendy y Rüdiger apuntan a empezar el duelo desde el banquillo.