El pasado mes de febrero se cumplieron 30 años desde que cuatro amigos, en una conversación de bar, pusieran la semilla de lo que finalmente acabaría convirtiéndose en el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), el más importante en España y un modelo para todos aquellos que estaban por venir en años sucesivos.
Hoy poco queda de eso. El ‘fiber’ veterano no identifica nada de lo que hizo especial a este evento; el más joven quizás ni se lo plantee. Pero, ¿qué ha pasado para que un evento que vendía los abonos a 180 euros ahora los tenga a menos de 50; para que en vez de carteles con artistas como Depeche Mode o Leonard Cohen ahora haya nombres que se repiten año tras año?
La idea
Barra de la Sala Maravillas, Madrid, 1994. Los hermanos José Luis y Miguel Morán comentan junto a Joako Ezpeleta y Luis Calvo la posibilidad de organizar un festival de música, aprovechando el creciente empuje del indie en España.
Y aquí entra en juego el azar. Cuando se plantearon dónde hacerlo, el nombre de Benicàssim no surgió por su vibrante escena musical o por un estudio de mercado que así lo aconsejara: simplemente tenían “unos amigos” con un apartamento por aquí. “Fue de chiripa”, reconoció Miguel Morán en una entrevista en ‘Rockdelux’.
Con esta idea se plantan en el Ayuntamiento y presentan el proyecto, que fue aceptado por el equipo de gobierno liderado entonces por Francesc Colomer. Hubo un momento de incertidumbre después de que el popular Alejandro García le relevara como alcalde, pero dio igualmente su aprobación al festival, que se ubicaría en el velódromo -el terreno actual del polideportivo municipal-.
Los inicios
El 4, 5 y 6 de agosto de 1995 se celebra la primera edición, a la que acuden 7.000 espectadores. A pesar de las dificultades que encontraron en la programación de grupos –hay que recordar que era una iniciativa inédita en España–, logran traer bandas como The Charlatans o Los Planetas.
La de 1997 es recordada por dos motivos. Uno: se derrumbó el escenario principal mientras tocaba Urusei Yatsura a causa de una fuerte tormenta, lo que provocó la suspensión del festival. Dos: 17.000 personas se dieron cita en Benicàssim, demasiadas para el velódromo. Tocaba moverse.
Nuevo recinto
Ya en el actual recinto, el FIB trajo para la edición de 1998 un cartel para el recuerdo, con nombres como Björk, Primal Scream o PJ Harvey. De forma paralela, la organización empieza a programar desfiles de moda, obras de teatro y proyección de cortos, actividades que se desarrollaban en el casco urbano y que servían para dinamizar aún más el evento.
Lo mejor de la música internacional desfila año tras año por Benicàssim: Oasis, Pulp, Suede, Massive Attack… En 2002, con The Cure y Radiohead, llega el primer sold out y, de nuevo, la necesidad de reinventarse para gestionar un evento cada vez más masivo.
La mirada internacional
La consigna de la organización ya es clara: no es suficiente con el ‘fiber’ español, hay que competir también el mercado internacional. Es a partir de entonces cuando se empieza a producir la conquista inglesa del FIB, hasta el punto que hubo años en que el porcentaje de extranjeros estuvo próximo al 80%. Lou Reed, Brian Wilson, Pet Shop Boys, The Strokes… El desfile de estrellas continuaba.
2008 fue el último año de los Morán al frente del FIB, que dejaron la rienda del festival al británico Vince Power. Un cambio de ciclo que no sentó bien al festival; de hecho, estuvo a punto de no celebrarse en 2013 por dificultades económicas y solo una venta a última hora de la propiedad lo salvó. Otro inglés, Melvin Benn, pasó a ser el nuevo director.
El declive
Durante la etapa de Benn, y pese a la gran competencia de otros festivales -BBK, Primavera Sound, Mad Cool…-, el FIB mantiene el tipo con carteles que lucían nombres como Red Hot Chili Peppers o Lana del Rey. Muy sonada fue en 2018 la visita de Pedro Sánchez para ver a The Killers.
Pocos días después de celebrarse la edición del 2019 llegó un nuevo cambio de manos. The Music Republic, la empresa que también organiza el Arenal Sound, anunciaba que se hacía cargo de la gestión del evento.
Tras el obligado paréntesis de la pandemia, la dinámica durante las ediciones de 2022 y 2023 –y parece que tendrá continuidad durante la de 2024– fue la misma: abonos baratos y una oferta de artistas que nada tiene que ver con las alturas que se alcanzaron en el pasado. Tampoco su ambición internacional; hoy en día ese porcentaje del 80% de extranjeros se ha revertido, e incluso superado, en favor del fiber nacional. Y es también muy notoria la repetición de nombres. Por ejemplo, La La Love You tocará con este tres años seguidos.
Instalado en la segunda división de los festivales españoles, la organización ha anunciado que ya ha vendido más del 80% de abonos, así que parece que a pesar de todo el público seguirá respondiendo.