Puntuación: 4
Director: Luca Guadagnino
Intérpretes: Zendaya, Josh O’Connor, Mike Faist, Heidi Garza
Año: 2024
Estreno: 26 de abril de 2024
En todas las grandes películas deportivas, lo que sucede en el terreno de juego es mucho más que deporte, y la insistencia con la que ‘Rivales’ explicita de diferentes maneras esa idea -en concreto, que los ritmos y el drama de un partido de tenis pueden ser análogos de lo que pasa en el amor, y la vida- resultaría un estorbo de no ser por todas las formas creativas que el director Luca Guadagnino encuentra mientras tanto de comunicar acción y emoción, dejarnos sentir lo que sus personajes sienten y hacer que cada gesto transmita deseo.
Mientras observa a través de los años un convulso triángulo amoroso entre profesionales de la raqueta que por supuesto culmina en un enfrentamiento sobre la pista, Guadagnino logra que las relaciones entre sus protagonistas vayan complicándose escena a escena, ya sea a través de las que se basan en diálogos veloces o de las que lo hacen en la fisicalidad, rodadas todas ellas con brío y energía imponentes. A lo largo de unas y otras, el italiano se confirma como gran retratista de la urgencia sensual.
Entre varias otras cosas, ‘Rivales’ funciona como hipnótico muestrario de cuerpos en movimiento, en la cancha o fuera de ella -también, de paso, como demostración de lo ‘sexy’ que el sudor puede llegar a resultar-;. los sus momentos tenísticos dan la sensación de ser deporte de contacto o escenas de cama, especialmente en ese gran final en el que la tensión sexual acumulada debe resolverse, y en el que diferentes técnicas visuales se conjuran para generar euforia.
Con la imagen de un partido contemplado desde el punto de vista de la pelota, la película ilustra a la perfección su propio afán por entretener. A pesar de su intrincada estructura narrativa, no hay nada de ampuloso o pretendidamente profundo en ella. La psicología y los motivos apenas le importan, lo que quiere es golpearnos en el estómago o algo más abajo. Aunque el peloteo por momentos se haga algo repetitivo, incluso entonces abundan los puntos ganadores; y al final, como sucede en un buen partido de tenis, la resolución del duelo acaba importando menos que el placer derivado de contemplarlo.