El Atlético de Madrid fracasó en el Signal Iduna Park, devorado por sí mismo y el Borussia Dortmund, eliminado de los cuartos de final de la Liga de Campeones, con una ventaja insuficiente de la ida, un 2-0 en contra en el primer tiempo, la reacción del 2-2 en el segundo y una caída desmedida en dos minutos, con dos tantos del 71 al 73, que lo doblegaron definitivamente.
Una pesadilla cada vez más recurrente en este torneo europeo, en el que no pisa unas semifinales desde hace siete años, en el que apunta de repente a cotas altas, pero se cae cuando menos se lo espera.
En partidos de tanta dimensión, tan apretados, con tanto en juego, tan definitivos, cada ocasión es vital, más aún en el paisaje duro al que se enfrentó todo el primer tramo el Atlético en el antiguo Westfalenstadion. El lamento de ese instante fue recurrente hasta el descanso, hasta que la reacción del equipo y la irrupción de Correa, junto a Riquelme y Barrios desde el descanso, lo cambiaron todo. Del 2-0 al 2-2. Después, al 4-2. Inasumible. Le faltó pegada inicialmente al conjunto alemán. Un alivio para el Atlético, que primero no se limitó a esperarlo. Luego se fue yendo para atrás, paso a paso, minuto a minuto.