La dieta de los futbolistas es uno de los temas que más llama la atención hoy en día. Como deportistas de élite que necesitan correr durante largos partidos y mantenerse en forma, presumen siempre de su respecto a la nutrición y la alimentación.
Uno de los últimos en confesar cómo es su día a día es Marcos Llorente. El futbolista del Atlético de Madrid asegura que, desde que comenzó su carrera, ha seguido la dieta paleo.
“Con la dieta del paleolítico iré al 100%. Es un estilo de vida y una forma de vivir. Con eso viviré y con eso moriré… Eso es así. Lo hago por salud, y no por el fútbol. Tengo claro que cuando acabe mi carrera, me seguiré cuidándome igual o más que ahora”, ha declarado en la Cadena Ser.
Ante los periodistas ha asegurado que “come de todo”, “carne, pescado y verduras”, pero rechaza los lácteos o la pasta. “De carbohidratos solo como patata, boniato y yuca”.
Una dieta que insta a todos a probar y que, de hecho, demuestra todas las posibilidades que tiene a través de su cadena de restaurante, que se extiende por toda España hablando de las maravillas de la comida “desnuda”.
¿Qué es la dieta paleo?
La dieta paleolítica es un régimen de comida inspirada en la vida que llevaban los hombres de la era del Paleolítico que data de hace unos 2,5 millones a 10.000 años, es decir, se basa en alimentos que solo se pueden encontrar mediante caza y recolección, como la fruta, la verdura, carne, pescado, huevo, frutos secos y semillas.
Deja de lado todos los avances tecnológicos desde entonces y rechaza, por ejemplo, todo lo surgido de la harina, que no se empezaría a fabricar hasta mucho más tarde. Incluso, rechaza todo tipo de lácteos y, por supuesto, los ultraprocesados. Además, las legumbres, los cereales, la sal y el azúcar también están restringidos.
Todo basado en la teoría de que nuestros genes no están bien adaptados para las dietas modernas que han surgido desde entonces. Una afirmación que, según el doctor en Medicina y Nutrición Javier Aranceta, “no tiene evidencia científica”.
“Cuando los humanos empezamos a tomar leche, el cuerpo se adaptó y desarrolló la enzima de la lactasa para que el cuerpo pudiera metalizar la lactosa”, explica el Presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco: “Ha habido una evolución”.
“Que haya personas intolerantes a la lactosa son casos concretos que no deberían extenderse a la dieta de millones de personas“, ha añadido. Según Food Intolerance Network, en Norteamérica, Asia y Europa, menos del 30% de la población es intolerante.
Por eso, el doctor advierte que este tipo de dietas paleo solo deben ser seguidas “si tienes un coaching nutricional que se adapta a tus necesidades personales“.
La historia de la dieta paleo
Todas las afirmaciones de la dieta paleo proceden de teorías que empezaron a escribirse en el siglo pasado, comparando nuestra salud actual con la de los pueblos indígenas, que aún siguen las tradiciones de alimentación que sus antepasados y presentan muchas menos enfermedades que el resto de la población moderna.
Para empezar, fue el dentista Weston Price el que se interesó en la salud bucal de tribus actuales, comprobando el impacto negativo que la alimentación moderna tenía en la boca, provocando caries y problemas de oclusión.
Más adelante, en los años 70, se publicó el primer libro dedicado al tema, La dieta de la Edad de Piedra, por el médico gastroenterólogo Walter L. Voegtlin, defendiendo sus beneficios.
No obstante, no fue hasta la década de los 80 y 90 que la teoría empezó a tener reconocimiento. En 1994, el doctor Staffan Linderberg, tras un estudio en la isla de Papúa Nueva Guinea, Kitava, aseguró que no estamos bien adaptados a nuestro entorno natural y ese puede ser el origen de las enfermedades modernas como la obesidad, la diabetes o los problemas cardiovasculares.
¿Cuáles son los beneficios de la dieta paleo?
El objetivo inicial de la dieta paleo, como muchas otras, es reducir el peso. No obstante, desde consultas reconocidas como la Mayo Clinic aseguran muchos otros beneficios:
- Mayor nivel de energía durante el día.
- Mejora de la composición corporal.
- Mejor descanso y sueño de más calidad.
- Aumento de la líbido.
- Mejor rendimiento en la práctica del deporte o actividad física.
- Mejor control de la presión arterial, colesterol o triglicéridos.
La evidencia científica
Como sea, aquellos que la siguen se centran más en el mantenimiento de salud y abogan por un seguimiento continuado del “estilo de vida” y no un uso corto para poder perder peso en un tiempo reducido. Una decisión de la que no se sabe sus consecuencias. “Siempre puede haber carencias si no sabes como sustituir correctamente lo que te falta”, señala el doctor Javier Aranceta.
Los estudios científicos en la dieta paleo no han dejado de crecer en los últimos años, pero aún no han podido averiguar los efectos perjudiciales a largo plazo de esta dieta. De momento, han intentado ver el impacto que tiene en grupos pequeños y durante un tiempo no superior a dos años.
En la mayoría de los casos, han encontrado beneficios en personas con enfermedades muy concretas, como la diabetes tipo II o los problemas cardiovasculares.
Un artículo de la revista Nutrients puso en común todos estos estudios en 2021 y concluyó que, a pesar de las pruebas de que podía ayudar a regular el peso de personas con estas dolencias o incluso en individuos sanos, “los periodos eran muy cortos para saber si los efectos eran estables y si la perdida de peso se mantenía“.
Por eso, abogan a una investigación mucho más amplia antes de poder recomendar esta alimentación a atletas, personas enfermas o la población general.