Navarra cuenta con un gran abanico de posibilidades para disfrutar de experiencias inolvidables, propias del turismo ‘slow’, de una forma relajada, sin prisas. Con magníficas propuestas para desconectar de la rutina y conectar en primera persona con su naturaleza (sin ir más lejos, con la espectacular gama cromática de sus bosques), sus pueblos y ciudades, sus tradiciones, su cultura y gastronomía.
Como indica el lema ‘Otro Turismo’, lo que cuenta «no es dónde vamos, sino cómo lo vivimos desde dentro». Conectar con la cultura, con la naturaleza. Un lugar que deja una bonita huella en cada persona que lo visita.
Hay mucho para elegir, como sucede con lo propuesto en la campaña ‘La Otra Huella’, todo un ejemplo de turismo sostenible, articulado en torno a un plantel de doce opciones como el Camino de Santiago (comienzo del Camino Francés y cuatro opciones más), Pamplona, las Bardenas Reales , la Selva de Irati, el valle de Baztan, Tudela y Estella-Lizarra, el Castillo de Olite, la Cueva de Zugarramurdi, las Foces de Lumbier y Arbaiun, el nacedero del Urederra, Orreaga/Roncesvalles y el señorío de Bertiz. Un homenaje a los sentidos en el que puedes disfrutar de la gastronomía y costumbres de estos enclaves después de realizar una ruta de senderismo o en bicicleta (se puede recorrer toda Navarra sobre ella), actividades de aventura en familia, etc.
Más, muchos más
Una tierra de contrastes (solo 70 km. separan los Pirineos del desierto de las Bardenas Reales), que ofrece sabrosas propuestas gastronómicas como, al norte, cordero, chistorra, quesos D.O. o sidra y, al sur, todo tipo de exquisitas verduras, como espárragos, pimientos del Piquillo, sin olvidar los excelentes vinos navarros y el popular pacharán. Es época de setas, de hongos, de platos de cuchara, con platos como las pochas de Sangüesa y jornadas como la Semana de la Cazuelica. Desde un pincho a pie de barra a un sofisticado plato en un restaurante con estrella Michelin, hay mucho y bueno donde elegir.
En el caso de Pamplona, sus murallas, jardines y las coloridas calles de su centro histórico invitan a pasear sin prisa y a descubrir rincones con siglos de historia, en cualquier estación y, por supuesto, en otoño. Un destino idóneo para escapada que cuenta con enclaves como la Plaza del Ayuntamiento, La Ruta de San Fermín, la Plaza del castillo, edificios como la Catedral de Santa María la Real, las iglesias medievales de San Saturnino (también llamada San Cernin) y de San Nicolás, el Museo de Navarra, etc. Un paseo por la Pamplona fortificada y el parque Yamaguchi y el Planetario se unen, entre la amplia diversidad de propuestas, a esta visita a la capital navarra.
Y aún hay más: monasterios donde se pueden escuchar cantos gregorianos, castillos ‘estilo Disney’ rodeados de viñedos, casas rurales de todo tipo, ‘casas burbuja’ para contemplar las estrellas, rutas por los cascos históricos de las ciudades… una tierra de cine, donde se han rodado escenas de películas como ‘Las brujas de Zugarramurdi’, ‘Ocho apellidos vascos’ (en Leitza, donde se encuentra el museo Peru-Harri) o las propias inspiradas en los libros de Dolores Redondo (la ‘Trilogía del Baztan’: ‘El guardián invisible’, ‘El legado en los huesos’ y ‘Ofrenda a la tormenta’). Signos de distinción de un lugar en el mundo que no olvidarás.
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