De Valencia a la sierra de Guadarrama habrá ocho días de intenso ciclismo donde sólo una mujer será capaz de convertirse en la heredera de Annemiek van Vleuten, la estrella neerlandesa del Movistar retirada el año pasado de la competición, para ganar la segunda edición de la Vuelta femenina (del 28 de abril al 5 de mayo). Como el Tour, la ronda española contará con ocho etapas, una más que el año pasado y se mezcla la contrarreloj por equipos, el llano y la montaña.
Por lo tanto, sólo una corredora completa está llamada a ser la sucesora de Van Vleuten y, realmente, no hace falta rebuscar ni comerse mucho la cabeza para otorgar de inicio ese derecho a otra neerlandesa, Demi Vollering, vencedora del Tour 2023, y a la que se le escapó el triunfo de la Vuelta hace un año por un despiste en la penúltima etapa ante su compatriota, pícara sobre la bici, y le faltaron 9 segundos para acabar la carrera vestida de rojo en la cima de los Lagos de Covadonga.
El ciclismo femenino suele convertirse desde hace años en cuanto a victorias en un universo exclusivo para corredoras nacidas en los Países Bajos y la próxima Vuelta no parece de inicio que vaya a tener un guion diferente. Las españolas pelearán con Mavi García y Ane Santesteban por conseguir un puesto de honor, gracias a su experiencia sobre la bici. El principal equipo español, el Movistar, acudirá a la prueba en un modo distinto a como lo hizo en 2023 con corredoras que gozan de mayor libertad al no tener que trabajar para una ganadora nata como era Van Vleuten.
La noticia positiva es que la ronda española femenina, nacida oficialmente en 2023, ya está asentada en el plano internacional, después de varias experiencias, sin utilizar el nombre propio de la Vuelta. Y, además, confirma el auge de la competición femenina con las dos otras pruebas World Tour en España, la Volta y la Itzulia, que también tienen carreras en la categoría. El aspecto negativo es que el calendario está tan y tan cargado que es imposible no coincidir con alguna carrera masculina. Por esta razón, a la Vuelta no le ha quedado más remedio que compartir los dos últimos días de competición con el nacimiento del Giro 2024, que se disputa entre el 4 y el 26 de mayo.
Al Tour femenino, penalizado por los Juegos de París, le sucede igual. Las dos últimas etapas se disputarán mientras la Vuelta masculina da las primeras pedaladas en Lisboa. Este año se rompe el lema de un Tour de cuatro semanas -tres masculinas y una femenina- porque de haberse mantenido el plan las mujeres habrían competido mientras se encendía la antorcha de París y se otorgaban las primeras medallas olímpicas. Por esta razón, se ha desplazado a agosto, aunque los próximos tres años se recuperará la idea inicial de empezar a competir mientras los hombres llegan a París.
En el aspecto más técnico la Vuelta femenina se reparte con una contrarreloj por equipos inicial en Valencia para seguir con una etapa destinada al esprint (de Bunyol a Moncofa), otra prevista para fugas (de Llucena a Teruel) y un nuevo esprint en Zaragoza desde Molina de Aragón para dar entrada después al capítulo montañoso de la carrera.
Habrá tres llegadas en alto; en el fuerte Rapitán de Jaca, donde ganó Purito en la Vuelta de 2012; a la Laguna Negra de Soria y a la estación de Valdesquí, tras ascender la Morcuera y Cotos, en la sierra de Guadarrama, como cierre a lo grande de la prueba.
La etapa de Zaragoza con 142 kilómetros será la de mayor recorrido y la llegada a Valdesquí, la jornada reina de la carrera, después de un día de transición para recuperar fuerzas entre San Esteban de Gornal y Sigüenza antes de que las corredoras se adentren en la sierra madrileña.
Las etapas
1. València-València (contrarreloj por equipos) con 16 kilómetros
2. Bunyol-Moncofa con 118 kilómetros
3. Llucena-Teruel con 131 kilometros
4. Molina de Aragón-Zaragoza con 142 kilómetros
5. Huesca-Jaca (fuerte Rapitán) con 113 kilómetros
6. Tarazona-La Laguna Negra con 132 kilómetros
7. San Esteban de Gormaz-Sigüenza con 126 kilómetros
8. Madrid-Valdesquí con 89 kilómetros.